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Importantes restos hallados en la comarca están desaparecidos o en diferentes museos
A la mayoría de los barbanzanos les suenan nombres como los castros de Baroña y Neixón, el dolmen de Axeitos o las mámoas de Os Campiños, algunos de los elementos más destacados del patrimonio arqueológico de la comarca, sin embargo, probablemente desconocen la existencia del collar de Chaos do Barbanza, las armas del castro de Punta Ostreira o las ánforas romanas de Isorna. Estos restos tienen en común que todos ellos fueron encontrados en la comarca y, sin embargo, ninguno se conserva en estos lares. La explicación es muy sencilla: la falta de unas instalaciones adecuadas para exhibir este tipo de piezas ha provocado un «éxodo» que mantiene esparcido por toda la comunidad el patrimonio barbanzano.
Objetos que en su día levantaron tanta expectación como el casco de oro encontrado en la parroquia rianxeira de Leiro o tan inusuales como un ara votiva dedicada a Diana hallada en Porto don Son abandonaron en su día la comarca para, previsiblemente, nunca volver. El Museo de Pontevedra, el de As Mariñas, en Betanzos; el Provincial de Lugo o el coruñés de San Antón son algunas de las salas a las que los barbanzanos deben desplazarse para poder ver de cerca un cacho de su historia.
Y esto en el mejor de los casos, ya que en la zona abundan los ejemplos de restos arqueológicos que han «desaparecido». Nada se sabe, por ejemplo, del paradero ni del estado de conservación de un puñal encontrado en Beluso, en Boiro, a principios del siglo XX, o de un aríbalos púnico policromado hallado en Neixón en la década de los 70 y que en su día supuso una revolución porque confirmaba la existencia de rutas comerciales de los habitantes del castro con el Mediterráneo.
Cambio de estatus
Es la falta de un museo con las condiciones adecuadas la que impidió en su día que estos objetos se quedasen en la comarca guardados a buen recaudo, una carencia que podría resolverse a medio plazo con el cambio de estatus del Centro de Interpretación Arqueolóxica de Barbanza, en Neixón. Los responsables de estas instalaciones no ocultan que su vocación es la de convertirse en un servicios comarcal, y para lograrlo están pendientes de iniciar los trámites para convertirse en colección visitable.
Esto permitiría guardar en las instalaciones boirenses los restos encontrados, y los que puedan aparecer en el futuro, tanto en Neixón como en otros yacimientos arqueológicos de la zona, permitiendo su conservación y exhibición en la comarca.
Un gran paso dado en esta dirección fue la autorización de Patrimonio para que unos restos humanos de la época romana hallados en una vivienda de Rianxo puedan descansar en el centro barbanzano. De no haberse concedido este permiso, uno de los hallazgos recientes más importantes para Arousa norte habría emigrado.
Casco de Leiro
Rianxo
José María Vicente Somoza y su hijo Héctor encontraron en la década de los 70 un casco de oro datado a finales de la Edad de Bronce. Está en el Museo Castelo de San Antón
Collar de Chaos do Barbanza
Boiro
En 1893 se halló en la parroquia boirense de Cures, en una zona rodeada de castros, un collar de oro de nueve cuentas que ahora se exhibe en el Museo Provincial de Lugo
Arracada de Baroña
Porto do Son
En el Castelo de San Antón también se conserva una arracada, un pendiente de oro datado entre los siglos II y I antes de Cristo, que se encontró en el castro de Baroña
Aríbalos púnico
Neixón
Uno de los indicios que permitió confirmar la existencia de rutas comerciales entre Neixón y el Mediterráneo, un aríbalos (vaso) púnico policromado, está en paradero desconocido
Armas en Revolada da Cana
Rianxo
En una finca de la falda del monte Lioira denominada Revolada da Cana se encontró un depósito de armas con una alabarda y cinco puñales de lengüeta que están en Coruña
Armas de Punta Ostreira
A Pobra
En una intervención en el castro de Punta Ostreira realizada en el 2006 aparecieron un cuchillo, un hacha y tres puntas de flecha que se guardan en el Museo de San Antón
A la mayoría de los barbanzanos les suenan nombres como los castros de Baroña y Neixón, el dolmen de Axeitos o las mámoas de Os Campiños, algunos de los elementos más destacados del patrimonio arqueológico de la comarca, sin embargo, probablemente desconocen la existencia del collar de Chaos do Barbanza, las armas del castro de Punta Ostreira o las ánforas romanas de Isorna. Estos restos tienen en común que todos ellos fueron encontrados en la comarca y, sin embargo, ninguno se conserva en estos lares. La explicación es muy sencilla: la falta de unas instalaciones adecuadas para exhibir este tipo de piezas ha provocado un «éxodo» que mantiene esparcido por toda la comunidad el patrimonio barbanzano.
Objetos que en su día levantaron tanta expectación como el casco de oro encontrado en la parroquia rianxeira de Leiro o tan inusuales como un ara votiva dedicada a Diana hallada en Porto don Son abandonaron en su día la comarca para, previsiblemente, nunca volver. El Museo de Pontevedra, el de As Mariñas, en Betanzos; el Provincial de Lugo o el coruñés de San Antón son algunas de las salas a las que los barbanzanos deben desplazarse para poder ver de cerca un cacho de su historia.
Y esto en el mejor de los casos, ya que en la zona abundan los ejemplos de restos arqueológicos que han «desaparecido». Nada se sabe, por ejemplo, del paradero ni del estado de conservación de un puñal encontrado en Beluso, en Boiro, a principios del siglo XX, o de un aríbalos púnico policromado hallado en Neixón en la década de los 70 y que en su día supuso una revolución porque confirmaba la existencia de rutas comerciales de los habitantes del castro con el Mediterráneo.
Cambio de estatus
Es la falta de un museo con las condiciones adecuadas la que impidió en su día que estos objetos se quedasen en la comarca guardados a buen recaudo, una carencia que podría resolverse a medio plazo con el cambio de estatus del Centro de Interpretación Arqueolóxica de Barbanza, en Neixón. Los responsables de estas instalaciones no ocultan que su vocación es la de convertirse en un servicios comarcal, y para lograrlo están pendientes de iniciar los trámites para convertirse en colección visitable.
Esto permitiría guardar en las instalaciones boirenses los restos encontrados, y los que puedan aparecer en el futuro, tanto en Neixón como en otros yacimientos arqueológicos de la zona, permitiendo su conservación y exhibición en la comarca.
Un gran paso dado en esta dirección fue la autorización de Patrimonio para que unos restos humanos de la época romana hallados en una vivienda de Rianxo puedan descansar en el centro barbanzano. De no haberse concedido este permiso, uno de los hallazgos recientes más importantes para Arousa norte habría emigrado.
Casco de Leiro
Rianxo
José María Vicente Somoza y su hijo Héctor encontraron en la década de los 70 un casco de oro datado a finales de la Edad de Bronce. Está en el Museo Castelo de San Antón
Collar de Chaos do Barbanza
Boiro
En 1893 se halló en la parroquia boirense de Cures, en una zona rodeada de castros, un collar de oro de nueve cuentas que ahora se exhibe en el Museo Provincial de Lugo
Arracada de Baroña
Porto do Son
En el Castelo de San Antón también se conserva una arracada, un pendiente de oro datado entre los siglos II y I antes de Cristo, que se encontró en el castro de Baroña
Aríbalos púnico
Neixón
Uno de los indicios que permitió confirmar la existencia de rutas comerciales entre Neixón y el Mediterráneo, un aríbalos (vaso) púnico policromado, está en paradero desconocido
Armas en Revolada da Cana
Rianxo
En una finca de la falda del monte Lioira denominada Revolada da Cana se encontró un depósito de armas con una alabarda y cinco puñales de lengüeta que están en Coruña
Armas de Punta Ostreira
A Pobra
En una intervención en el castro de Punta Ostreira realizada en el 2006 aparecieron un cuchillo, un hacha y tres puntas de flecha que se guardan en el Museo de San Antón
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