:lvg: | 27/6/2009
El Tribunal Superior Xustiza de Galicia (TSXG) acaba de emitir una sentencia firme sobre el caso del bar Ébora de Porto do Son. Se trata de un local hostelero que en su día tuvo una licencia de apertura. Luego, ese permiso fue anulado por la Justicia, lo que desencadenó que el sitio acabase precintándose y que el hostelero en cuestión incluso llegase a encadenarse para que le dejasen abrir su negocio. Así las cosas, luego, el Concello le concedió otra licencia, pero los problemas no acabaron. Un vecino volvió a denunciar y la Justicia volvió a revisar ese permiso. Ahora, en una sentencia que no se puede recurrir, el TSXG, se vuelve a anular ese permiso de apertura.
Y no solo eso. El fallo judicial es tan severo con el proceder del Ayuntamiento que, incluso, le obliga a pagar las costas judiciales. La sentencia, aunque en lenguaje muy técnico, también deja ver qué problemas tiene el bar para que se le anule la licencia. La Justicia habla tanto de contaminación acústica como de un sistema deficiente para la salida de gases, humos y olores. Y también cita problemas de accesibilidad del local.
Desde el despacho de abogados Ber&Mon indicaron ayer que, pese a anularse ya una anterior licencia, el Concello dejó que el bar siguiese abierto hasta que el juzgado lo precintó. También indicaron que, haciendo caso omiso a las denuncias, «la anterior corporación volvió a favorecer al dueño del local» dándole un nuevo permiso.
Y no solo eso. El fallo judicial es tan severo con el proceder del Ayuntamiento que, incluso, le obliga a pagar las costas judiciales. La sentencia, aunque en lenguaje muy técnico, también deja ver qué problemas tiene el bar para que se le anule la licencia. La Justicia habla tanto de contaminación acústica como de un sistema deficiente para la salida de gases, humos y olores. Y también cita problemas de accesibilidad del local.
Desde el despacho de abogados Ber&Mon indicaron ayer que, pese a anularse ya una anterior licencia, el Concello dejó que el bar siguiese abierto hasta que el juzgado lo precintó. También indicaron que, haciendo caso omiso a las denuncias, «la anterior corporación volvió a favorecer al dueño del local» dándole un nuevo permiso.
No está de más recordar que esta licencia fue concedida por el PSOE, que gobernaba gracias al BNG.
¿Qué tienen que decir tanto unos y otros?
Pagará Juan Pueblo y dentro de 2 años vendrán puerta por puerta a implorar nuestro voto.
No voy a entrar en todos los argumentos, pero si en uno: La Justicia habla tanto de contaminación acústica como de un sistema deficiente para la salida de gases, humos y olores. Y también cita problemas de accesibilidad del local.
En Porto do Son y las parroquias tenemos tantos bares y negocios que incumplen la accesibilidad a su interior, que aguardemos que esto no siente un precedente y se clausuren algunos más o les obliguen a adaptarse, comenzando por alguna Casa de Cultura.