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La primera agresión de Andrés Mayo fue la última en juzgarse porque la víctima, atacada en el 2004, no lo reconoció hasta que fue detenido en el 2007.
La primera agresión sexual que cometió en A Coruña Andrés Mayo Fernández, más conocido como el violador del chándal, fue la última en juzgarse.
La razón es que la víctima, atacada en abril del 2004, no lo reconoció hasta que fue detenido en el 2007 y la policía le pudo mostrar su fotografía. Y debido al tiempo transcurrido, el juez no tuvo otro remedio que rebajarle la condena a tan solo dos años y medio de prisión al apreciarle la atenuante de dilaciones indebidas.
Esta agresión se produjo al día siguiente en que la mujer de Andrés Mayo paría en el hospital. Cogió a una chica en Federico Tapia, le tapó la boca y la arrastró hasta un callejón cercano, donde abusó de ella antes de huir a la carrera.
Esta condena se suma a la impuesta por la Audiencia, que lo penó con 73 años de prisión por cometer cuatro violaciones, dos agresiones y otros dos intentos. Todo eso lo hizo después de salir de la cárcel y fijar su residencia en A Coruña, donde se casó y tuvo dos hijos. En León, donde ganó el apodo de violador del chándal, había sido condenado a 112 años de cárcel por abusar y violar a once mujeres a finales de los ochenta en Asturias y León. Solo estuvo doce años.
Salió libre y decidió cambiar de aires, estableciendo su residencia en A Coruña, donde encontró trabajo de albañil. Y el 8 de abril del 2004 volvió a actuar, hechos a los que se refiere esta última sentencia, un fallo que vino gracias al trabajo policial, que cuando lo detuvo mostró su fotografía a decenas de mujeres violadas en años anteriores. Una de esas jóvenes, nada más verlo, lo apuntó como el hombre que la había arrastrado por la calle hasta un callejón. El hecho de que su imputación se produjese tres años después de los hechos sirvió para que el abogado de Andrés Mallo solicitase la anulación de la causa, al entender que la mujer podía haber estado influenciada por los medios de comunicación, que publicaron su fotografía y sus actos.
La primera agresión sexual que cometió en A Coruña Andrés Mayo Fernández, más conocido como el violador del chándal, fue la última en juzgarse.
La razón es que la víctima, atacada en abril del 2004, no lo reconoció hasta que fue detenido en el 2007 y la policía le pudo mostrar su fotografía. Y debido al tiempo transcurrido, el juez no tuvo otro remedio que rebajarle la condena a tan solo dos años y medio de prisión al apreciarle la atenuante de dilaciones indebidas.
Esta agresión se produjo al día siguiente en que la mujer de Andrés Mayo paría en el hospital. Cogió a una chica en Federico Tapia, le tapó la boca y la arrastró hasta un callejón cercano, donde abusó de ella antes de huir a la carrera.
Esta condena se suma a la impuesta por la Audiencia, que lo penó con 73 años de prisión por cometer cuatro violaciones, dos agresiones y otros dos intentos. Todo eso lo hizo después de salir de la cárcel y fijar su residencia en A Coruña, donde se casó y tuvo dos hijos. En León, donde ganó el apodo de violador del chándal, había sido condenado a 112 años de cárcel por abusar y violar a once mujeres a finales de los ochenta en Asturias y León. Solo estuvo doce años.
Salió libre y decidió cambiar de aires, estableciendo su residencia en A Coruña, donde encontró trabajo de albañil. Y el 8 de abril del 2004 volvió a actuar, hechos a los que se refiere esta última sentencia, un fallo que vino gracias al trabajo policial, que cuando lo detuvo mostró su fotografía a decenas de mujeres violadas en años anteriores. Una de esas jóvenes, nada más verlo, lo apuntó como el hombre que la había arrastrado por la calle hasta un callejón. El hecho de que su imputación se produjese tres años después de los hechos sirvió para que el abogado de Andrés Mallo solicitase la anulación de la causa, al entender que la mujer podía haber estado influenciada por los medios de comunicación, que publicaron su fotografía y sus actos.
Hay cosas difíciles de entender y esta puede ser una de ellas. Como "premio" al violador por tardar tanto tiempo en ser reconocido, se le rebaja la condena. El mundo al revés. El delincuente en la calle y el inocente vilipendiado.
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