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Aún quedan algunos flecos por cerrar pero parece que las gestiones de una cooperativa formada por viticultores de la zona para incorporar nuevos terrenos a la producción de los caldos de la Indicación Geográfica Protegida Viños da Terra de Barbanza e Iria llegará a buen puerto. La comunidad de montes de Baroña era una de las interesadas en ceder un espacio para este fin y parece que el acuerdo está próximo.
Francisco Crusat, uno de los tres bodegueros que envasan los vinos de la indicación geográfica, explicaba antes del inicio de la vendimia de este año que confían en cerrar el acuerdo con los comuneros de Baroña el próximo mes de octubre, fecha en la que los productores consideran que deberían tener una respuesta definitiva con el objetivo de planificar las próximas campañas productivas.
Treinta hectáreas
La finalidad de aumentar la superficie destinada al cultivo de vides no es otra que incrementar la producción de Viños da Terra para mejorar la comercialización de unos caldos que, según los bodegueros, tienen gran aceptación.
En este sentido, Crusat indicó que entre treinta o cuarenta hectáreas más de terreno serían suficientes para lograr el objetivo que persiguen. La idea es alquilar a los comuneros esta superficie para el cultivo de los viñedos, aunque ese aumento de la producción también tendría que ir acompañado de un incremento en el número de viticultores asociados a la cooperativa.
Francisco Crusat, uno de los tres bodegueros que envasan los vinos de la indicación geográfica, explicaba antes del inicio de la vendimia de este año que confían en cerrar el acuerdo con los comuneros de Baroña el próximo mes de octubre, fecha en la que los productores consideran que deberían tener una respuesta definitiva con el objetivo de planificar las próximas campañas productivas.
Treinta hectáreas
La finalidad de aumentar la superficie destinada al cultivo de vides no es otra que incrementar la producción de Viños da Terra para mejorar la comercialización de unos caldos que, según los bodegueros, tienen gran aceptación.
En este sentido, Crusat indicó que entre treinta o cuarenta hectáreas más de terreno serían suficientes para lograr el objetivo que persiguen. La idea es alquilar a los comuneros esta superficie para el cultivo de los viñedos, aunque ese aumento de la producción también tendría que ir acompañado de un incremento en el número de viticultores asociados a la cooperativa.
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