:lvg: | 1/9/2010
Vertidos en el río, acumulación de basura y la tala de árboles para hacer hogueras son las principales quejas.
El llamado merendero de A Coviña, en la parroquia sonense de Xuño, reúne en un pequeño espacio una completa área natural y lúdica que en los últimos años ha ganado popularidad. Tanta, que entre sus usuarios ya existe un sector cada vez mayor que se distingue por sus malas prácticas medioambientales. Agresiones que los vecinos de esta zona consideran inadmisibles y para las que ya han empezado a tomar medidas con la finalidad de conseguir su abolición total.
Las denuncias verbales de los vecinos, que ya han sido transmitidas al gobierno local, están relacionadas con las agresiones incontroladas que los turistas ejecutan de forma aleatoria en los puntos que creen más convenientes. «Lo más importante es el deterioro del medio que se está produciendo en el merendero, ya que incluso llegan a cortar árboles para hacer fuego, algo que demuestra que además no tienen mucha idea, ya que la madera no sirve para arder al ser verde», explica uno de los vecinos de la zona, que afirma también que no es la primera vez que invierte una mañana, y de manera desinteresada, en recoger la basura que encuentra en A Coviña.
El río Sieira, que colinda con el merendero, es otro destinatario de los malos hábitos que se dejan ver en este lugar: «Es una costumbre que se use para hacer las necesidades fisiológicas, además de para lavar, lo que implica el uso de productos tóxicos como detergentes», explica uno de los usuarios habituales de este área recreativa. Las bolsas de basura acumuladas en uno de los márgenes de este río es también detonante de la irritación existente entre los sonenses.
Organización
Diferentes colectivos relacionados con el municipio y la parroquia de Xuño, entre los que se encuentran asociaciones vecinales, brigadistas o escuelas de surf que hacen uso del entorno, han requerido a la Administración local la necesidad de organizarse para «evitar lo que este verano ha sido una masificación durante los fines de semana», tal y como apunta un representante de estas agrupaciones.
Otro de los vocales de los grupos críticos desvela que este verano «ya no eran treinta las personas que venían, como en años anteriores, sino que había hasta 350. Esto genera que entre tantos turistas existan algunos individuos que no respeten nada, sobre todo por las noches, en donde hacen barbacoas, hogueras en el suelo e instalan focos de luz».
Otro de los peligros que implica la masificación que asume el merendero de A Coviña radica en la acumulación de vehículos, ya que «son hasta un centenar los que se pueden amontonar las noches de verano, y eso en caso de que se produzca un incendio resulta alarmante al no poder sacar los vehículos, que junto a otros productos inflamables suponen una bomba de relojería».
Los vecinos de Xuño reconocen que son muchas las Administraciones implicadas y «será necesario una correcta coordinación para que todo vuelva a la normalidad». Un ejemplo es el complejo dunar de Corrubedo, en donde «cuando venían tres autobuses al día no pasaba nada, el problema llegó cuando eran cincuenta los que llegaban cada día».
Relacionada
Critican el uso de generadores con gasolina durante las noches y en época de incendios
Otra de las protestas que más indignación crea entre los vecinos de Xuño es la utilización de generadores que funcionan con gasolina durante las noches estivales de los fines de semana: «ocupan toda a noite o piñeiral con aparatos que producen electricidade e funcionan con gasolina», desvelan.
La función de estos aparatos es abastecer de energía a los equipos de música que funcionan hasta el amanecer, tal y como afirmaba un residente que habita en el perímetro de este espacio natural: «Unha cousa é o perigo que crean co combustible xa que estas celebracións fixéronse nas semanas de maior perigo de incendio. Ademais ten un problema engadido, que a xente bebe e o control da situación diminúe», comenta el mismo residente, que además aguanta junto a su familia la música que suena durante la madrugada.
El llamado merendero de A Coviña, en la parroquia sonense de Xuño, reúne en un pequeño espacio una completa área natural y lúdica que en los últimos años ha ganado popularidad. Tanta, que entre sus usuarios ya existe un sector cada vez mayor que se distingue por sus malas prácticas medioambientales. Agresiones que los vecinos de esta zona consideran inadmisibles y para las que ya han empezado a tomar medidas con la finalidad de conseguir su abolición total.
Las denuncias verbales de los vecinos, que ya han sido transmitidas al gobierno local, están relacionadas con las agresiones incontroladas que los turistas ejecutan de forma aleatoria en los puntos que creen más convenientes. «Lo más importante es el deterioro del medio que se está produciendo en el merendero, ya que incluso llegan a cortar árboles para hacer fuego, algo que demuestra que además no tienen mucha idea, ya que la madera no sirve para arder al ser verde», explica uno de los vecinos de la zona, que afirma también que no es la primera vez que invierte una mañana, y de manera desinteresada, en recoger la basura que encuentra en A Coviña.
El río Sieira, que colinda con el merendero, es otro destinatario de los malos hábitos que se dejan ver en este lugar: «Es una costumbre que se use para hacer las necesidades fisiológicas, además de para lavar, lo que implica el uso de productos tóxicos como detergentes», explica uno de los usuarios habituales de este área recreativa. Las bolsas de basura acumuladas en uno de los márgenes de este río es también detonante de la irritación existente entre los sonenses.
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Diferentes colectivos relacionados con el municipio y la parroquia de Xuño, entre los que se encuentran asociaciones vecinales, brigadistas o escuelas de surf que hacen uso del entorno, han requerido a la Administración local la necesidad de organizarse para «evitar lo que este verano ha sido una masificación durante los fines de semana», tal y como apunta un representante de estas agrupaciones.
Otro de los vocales de los grupos críticos desvela que este verano «ya no eran treinta las personas que venían, como en años anteriores, sino que había hasta 350. Esto genera que entre tantos turistas existan algunos individuos que no respeten nada, sobre todo por las noches, en donde hacen barbacoas, hogueras en el suelo e instalan focos de luz».
Otro de los peligros que implica la masificación que asume el merendero de A Coviña radica en la acumulación de vehículos, ya que «son hasta un centenar los que se pueden amontonar las noches de verano, y eso en caso de que se produzca un incendio resulta alarmante al no poder sacar los vehículos, que junto a otros productos inflamables suponen una bomba de relojería».
Los vecinos de Xuño reconocen que son muchas las Administraciones implicadas y «será necesario una correcta coordinación para que todo vuelva a la normalidad». Un ejemplo es el complejo dunar de Corrubedo, en donde «cuando venían tres autobuses al día no pasaba nada, el problema llegó cuando eran cincuenta los que llegaban cada día».
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La función de estos aparatos es abastecer de energía a los equipos de música que funcionan hasta el amanecer, tal y como afirmaba un residente que habita en el perímetro de este espacio natural: «Unha cousa é o perigo que crean co combustible xa que estas celebracións fixéronse nas semanas de maior perigo de incendio. Ademais ten un problema engadido, que a xente bebe e o control da situación diminúe», comenta el mismo residente, que además aguanta junto a su familia la música que suena durante la madrugada.
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