:ecg: | 4/9/2010
Como sabe Alfonso Rueda mejor que nadie, no fue fácil la travesía del desierto del PP gallego durante el bipartito, abandonada la ejecutiva a su suerte por quienes se decían barones desde los respectivos feudos municipales. Ahora, esos mismos barones -caso de Ordes; de Ribeira, extendiendo sus redes hasta O Son, o de Boiro- quieren seguir con sus componendas clientelares negando la necesaria renovación del partido. Es una muy efectiva forma de suicidio electoral.Aquí tenemos un dato que a nadie les escapó y a los políticos de O Son mucho menos, pero que por sus intereses se callaron. La elecciones municipales como se vió en la última contienda, varió en un pequeño porcentaje en función de quien gobernaba en esa época en la Xunta de Galicia, sobre todo porque el PSOE y el BNG en sus mitines, al igual que hizo antes el PP, hablaban de sus "amigos" y prometían lo que no pudieron prometer antes.
El PP de Porto do Son hizo una apuesta valiente llevando a gente nueva en sus listas, a la que atacaron sus oponente diciendo que no tenían experiencia, etc, como si ellos ya nacieran siendo sabios. Aunque resulta curioso, que antes de comenzar sus descalificaciones a algunos no les importó también llamar a las puertas de su candidato y portavoz. La política tiene este hándicap, los que van con nosotros son los buenos, los demás los malos o fachas como se escucha por las tabernas y que en algún foro se tildó al señor Tomé.
Retomando la noticia, ahora las viejas glorias del PP de Porto do Son sabiendo que la Xunta cambió de manos quieren aprovechar el posible trasvase de algunos votos que antes cayó del otro lado.
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