:lvg: | 14/9/2010
La consellería pretende pagar el dinero prometido en el 2009 solo a quienes siguen enrolados en el cerco
Escuchar a quienes respetaron los paros de la anchoa para que se recuperase la especie llega a doler. Hablan con desesperación. Actualmente todavía no cobraron parte de las ayudas prometidas en su momento. Y, lo que es peor, una norma de la Xunta amenaza con dejar a marineros, tanto de Ribeira y Portosín como del otro lado de la ría -concretamente de Cambados- sin ese dinero. Hay que remontarse al año 2009 para entender la situación.
En ese momento, el Estado dijo que no iba a pagar por el paro de la anchoa los 3.000 euros por marinero que había aportado el año anterior. Entonces, las comunidades autónomas salieron en defensa de los afectados, y se comprometieron a aportar parte de las ayudas para que estos no sufriesen el recorte. De esta forma, se estipuló que el Estado daría 1.800 euros por cabeza y que la Xunta pondría un total de 1.200 euros. Hasta ahí, todo bastante bien.
No sin un retraso de órdago de por medio, la Administración central acabó pagando su parte de las ayudas. Sin embargo, las de la Xunta todavía se están tramitando. Y ahí empieza el enfado del sector: «Isto é unha vergoña, o País Vasco pagoulle á súa xente de forma inmediata, e aquí, a xente da Xunta tennos totalmente esquecidos».
La orden
Pero la cosa no queda ahí. Este último mes de agosto, al fin, salió la orden en el Diario Oficial de Galicia (DOG) por la que se regula la concesión de estas ayudas. Ahí es nada. Los marineros empezaron a enterarse de que los que este año no están enrolados en el cerco no tienen derecho, según esta normativa, a cobrar lo que se les debe. Es decir, que aquellos que sufrieron el paro de la anchoa y luego cambiaron de arte o de oficio o, simplemente se jubilaron, ahora se quedan sin las dichosas subvenciones. «Isto non pode ser, eu antes ía ao cerco, cando foi do paro, respecteino, e agora ando á ameixa, ¿por que non podo cobrar, se o Estado si que me pagou e no País Vasco non pasa isto?», dice José Manuel Santamaría, uno de los afectados. «Non nos poden facer isto, hai xente que agora está de camareira ou que se buscou a vida noutras cousas, deben pagarlle o que é seu», dice otro marinero ribeirense.
De momento, como las ayudas aún se están tramitando, muchos afectados todavía no conocen esta circunstancia. Sin embargo, otros ya están al cabo de la calle y ya anuncian que no permitirán «semellante humillación». En Ribeira, hay al menos una decena de afectados. En Porto do Son, la cantidad es similar y también en Cambados, según confirman desde la cofradía, hay personas en esta tesitura.
Por ahora, la respuesta que dan desde la Consellería do Mar no es muy esperanzadora. Solamente aciertan a decir que, cuando acabe el período para pedir las subvenciones -la orden salió el 12 de agosto, y había 30 días naturales para solicitar el dinero-, se analizarán las peticiones y se pagará a aquellos que cumplan los requisitos.
Escuchar a quienes respetaron los paros de la anchoa para que se recuperase la especie llega a doler. Hablan con desesperación. Actualmente todavía no cobraron parte de las ayudas prometidas en su momento. Y, lo que es peor, una norma de la Xunta amenaza con dejar a marineros, tanto de Ribeira y Portosín como del otro lado de la ría -concretamente de Cambados- sin ese dinero. Hay que remontarse al año 2009 para entender la situación.
En ese momento, el Estado dijo que no iba a pagar por el paro de la anchoa los 3.000 euros por marinero que había aportado el año anterior. Entonces, las comunidades autónomas salieron en defensa de los afectados, y se comprometieron a aportar parte de las ayudas para que estos no sufriesen el recorte. De esta forma, se estipuló que el Estado daría 1.800 euros por cabeza y que la Xunta pondría un total de 1.200 euros. Hasta ahí, todo bastante bien.
No sin un retraso de órdago de por medio, la Administración central acabó pagando su parte de las ayudas. Sin embargo, las de la Xunta todavía se están tramitando. Y ahí empieza el enfado del sector: «Isto é unha vergoña, o País Vasco pagoulle á súa xente de forma inmediata, e aquí, a xente da Xunta tennos totalmente esquecidos».
La orden
Pero la cosa no queda ahí. Este último mes de agosto, al fin, salió la orden en el Diario Oficial de Galicia (DOG) por la que se regula la concesión de estas ayudas. Ahí es nada. Los marineros empezaron a enterarse de que los que este año no están enrolados en el cerco no tienen derecho, según esta normativa, a cobrar lo que se les debe. Es decir, que aquellos que sufrieron el paro de la anchoa y luego cambiaron de arte o de oficio o, simplemente se jubilaron, ahora se quedan sin las dichosas subvenciones. «Isto non pode ser, eu antes ía ao cerco, cando foi do paro, respecteino, e agora ando á ameixa, ¿por que non podo cobrar, se o Estado si que me pagou e no País Vasco non pasa isto?», dice José Manuel Santamaría, uno de los afectados. «Non nos poden facer isto, hai xente que agora está de camareira ou que se buscou a vida noutras cousas, deben pagarlle o que é seu», dice otro marinero ribeirense.
De momento, como las ayudas aún se están tramitando, muchos afectados todavía no conocen esta circunstancia. Sin embargo, otros ya están al cabo de la calle y ya anuncian que no permitirán «semellante humillación». En Ribeira, hay al menos una decena de afectados. En Porto do Son, la cantidad es similar y también en Cambados, según confirman desde la cofradía, hay personas en esta tesitura.
Por ahora, la respuesta que dan desde la Consellería do Mar no es muy esperanzadora. Solamente aciertan a decir que, cuando acabe el período para pedir las subvenciones -la orden salió el 12 de agosto, y había 30 días naturales para solicitar el dinero-, se analizarán las peticiones y se pagará a aquellos que cumplan los requisitos.
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