19 septiembre 2010

Los centros de día de la Xunta en la comarca están al 100% de ocupación

:lvg: | 19/9/2010
También las plazas que ofrecen los espacios privados que atienden a personas mayores por el día tienen demanda
El recinto para el cuidado de personas con alzhéimer que acaba de abrir en Ribeira ya cuenta con nueve usuarios


Hay una realidad que está clara. Cada vez son más las familias en las que trabaja tanto el hombre como la mujer y que necesitan ayuda para cuidar a las personas mayores que tienen a su cargo, bien sea porque estas cuentan con una edad avanzada y necesitan atención continuada o porque, desafortunadamente, tienen un grado de dependencia elevado. Fruto de esta circunstancia es que los centros de día que en los últimos años abrió la Xunta en la comarca están al 100% de ocupación. Cabe destacar que hay este tipo de servicios en los municipios de Boiro, Outes y Carnota. Desde el consorcio autonómico que gestiona estas dependencias señalaron que, incluso, en las instalaciones carnotanas hay lista de espera.

La alta demanda de plazas en este tipo de centros, donde las personas dependientes pueden pasar todo el día, se nota no solo por la ocupación de los recintos públicos. También los privados tienen tirón. El director del espacio para atender a mayores ubicado en A Aguieira (Porto do Son) señalaba ayer que ellos están al 80% de ocupación y que, aunque las instalaciones están en territorio sonense, a ellas acuden personas de Noia, Lousame o incluso Ribeira y A Pobra.

Y hay aún una muestra más de la importancia de este tipo de recursos. En Ribeira, este mismo verano, se estrenó un centro especializado para personas con demencias. Ya tiene nueve usuarios. Puede que parezcan pocos. Pero hay que tener en cuenta que, para facilitar la integración, es necesario que se incorporen poco a poco, por lo que, pronto, seguramente, se ocuparán las treinta plazas.

Cuando uno habla con las personas que dirigen este tipo de instalaciones entiende por qué tantas familias apuestan por los centros de día. Desde luego, no son ni un lugar de entretenimiento. Ni un sitio donde únicamente se dediquen a dar de comer y vigilar a las personas que acuden a ellos. Todo al contrario, disponen de profesionales de distintas disciplinas que trabajan de forma coordinada para alcanzar un objetivo: intentar que los mayores mantengan sus capacidades.

Actividades de todo tipo

Sirva el ejemplo del centro de día de Outes. La directora, Rosana Freire, explica algunas de las actividades que ocupan el tiempo de los usuarios. Narrarlas todas daría para muchas líneas. Sin embargo, llama la atención los esfuerzos de las profesionales para acercar a los mayores a la realidad, bien sea leyéndoles el periódico y explicándoselo o programando fichas para que recuerden dónde, cómo y quiénes son. Hay sesiones de fisioterapia, de psicología... Y algo que, al menos en Outes, sería pecado que faltase. Dice Freire que «se lles falta o bingo dos venres, a cousa vai mal». Incluso, hicieron un bingo pictórico para las personas con las capacidades más limitadas.

El único pero a este suspiro que suponen los centros de día para muchas familias es el hecho de que, por ahora, no se están haciendo obras para construir más. Al menos en la zona.

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