:lvg: | 02/05/2010
Los cerca de 800 mayores que asistieron a la comida de Porto do Son no dejaron de escuchar elogios y agradecimientos por la labor realizada y por su esfuerzo.
La décima fiesta de los mayores de Porto do Son se convirtió en un homenaje al trabajo desempeñado por quienes ahora disfrutan de la jubilación después de una larga andadura no exenta de esfuerzos y sacrificios.
En esta línea fueron los discursos pronunciados por el presidente de la Diputación, Salvador Fernández Moreda; el alcalde, Xoán Pastor Rodríguez; y la concejala de Servizos Sociais, Joaquina González.
Además de felicitarlos por el legado a las siguientes generaciones, Pastor Rodríguez afirmó: «É unha obriga de todas as persoas que formamos esta corporación democraticamente elixida facer este agradecemento neste sinxelo xantar». El alcalde no desaprovechó la ocasión para destacar el apoyo de la Diputación y «lamentar» que no ocurra lo mismo con la Xunta.
Por su parte, Moreda sentenció: «A medida que un cumpre anos dáse conta de que o importante é ser feliz».
El encuentro de confraternidad comenzó con una misa en la iglesia de Noal, y de un lado para otro, procurando que en su estreno en un acto tan importante todo saliese bien, estaba la concejala Joaquina González, quien destacó la labor de Protección Civil, de Servizos Sociais, de los voluntarios y de las distintas concejalías, así como la colaboración del director del colegio Santa Irene.
El almuerzo se desarrolló en el polideportivo de la villa, que había sido engalanado para la ocasión con imágenes de camelias, una flor muy presente en el municipio, y de algunas de las joyas del patrimonio sonense.
Identificación
La novedad fue que los comensales tuvieron que mostrar el carné de identidad antes de poder tomar asiento frente a unas mesas sobre las que ya aguardaban unos entrantes a base de empanada, queso de Arzúa y langostinos.
El recinto era un auténtico hervidero de animación y los brindis se sucedían. Como recuerdo de la jornada, además del buen rato vivido, los comensales se llevaron unos obsequios. A las mujeres se les entregaron abanicos y, a los hombres, unas fundas que pueden colgarse al cuello para guardar el móvil cuando van de excursión.
La orquesta Odisea fue la encargada de poner la música y hay que decir que un buen número de los cerca de ochocientos comensales siguieron su ritmo.
Relacionada
Trabajo
De trabajo saben mucho los mayores sonenses que ayer tuvieron en una comida su merecido reconocimiento a una vida de esfuerzo. De trabajo también se habló en Ribeira, donde la CIG volvió a convertirse en la única voz que se oyó en las calles de la comarca en una jornada, la del Primero de Mayo, llamada a la reivindicación laboral.
La décima fiesta de los mayores de Porto do Son se convirtió en un homenaje al trabajo desempeñado por quienes ahora disfrutan de la jubilación después de una larga andadura no exenta de esfuerzos y sacrificios.
En esta línea fueron los discursos pronunciados por el presidente de la Diputación, Salvador Fernández Moreda; el alcalde, Xoán Pastor Rodríguez; y la concejala de Servizos Sociais, Joaquina González.
Además de felicitarlos por el legado a las siguientes generaciones, Pastor Rodríguez afirmó: «É unha obriga de todas as persoas que formamos esta corporación democraticamente elixida facer este agradecemento neste sinxelo xantar». El alcalde no desaprovechó la ocasión para destacar el apoyo de la Diputación y «lamentar» que no ocurra lo mismo con la Xunta.
Por su parte, Moreda sentenció: «A medida que un cumpre anos dáse conta de que o importante é ser feliz».
El encuentro de confraternidad comenzó con una misa en la iglesia de Noal, y de un lado para otro, procurando que en su estreno en un acto tan importante todo saliese bien, estaba la concejala Joaquina González, quien destacó la labor de Protección Civil, de Servizos Sociais, de los voluntarios y de las distintas concejalías, así como la colaboración del director del colegio Santa Irene.
El almuerzo se desarrolló en el polideportivo de la villa, que había sido engalanado para la ocasión con imágenes de camelias, una flor muy presente en el municipio, y de algunas de las joyas del patrimonio sonense.
Identificación
La novedad fue que los comensales tuvieron que mostrar el carné de identidad antes de poder tomar asiento frente a unas mesas sobre las que ya aguardaban unos entrantes a base de empanada, queso de Arzúa y langostinos.
El recinto era un auténtico hervidero de animación y los brindis se sucedían. Como recuerdo de la jornada, además del buen rato vivido, los comensales se llevaron unos obsequios. A las mujeres se les entregaron abanicos y, a los hombres, unas fundas que pueden colgarse al cuello para guardar el móvil cuando van de excursión.
La orquesta Odisea fue la encargada de poner la música y hay que decir que un buen número de los cerca de ochocientos comensales siguieron su ritmo.
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