:lvg: | 06/05/2010
Millones de metros cúbicos de líquido sin procesar va a parar a las rías y a los afluentes causando un gran daño
A la falta de estaciones de tratamiento se une el hecho de que faltan por instalar kilómetros de conducciones
Con la salvedad de la reciente entrada en funcionamiento de la depuradora de Louro, que permite tratar las aguas residuales de tres parroquias muradanas, el mapa del saneamiento ha variado poco en Barbanza en los últimos años. Sí es cierto que está casi acabada la estación sonense de Loreto, pero en este municipio todavía quedan por hacer otras tres y una de ellas, la que daría servicio a las parroquias de Xuño, San Pedro de Muro, Carballosa y Caamaño, ni siquiera tiene proyecto. A tenor de lo que afirman los gobiernos locales, solo en Boiro, A Pobra y Outes la depuración supera el 90% de los residuos. Este panorama sitúa a la comarca muy lejos de lograr el saneamiento integral.
De hecho, en la actualidad millones de metros cúbicos de aguas sin procesar van a parar a las rías y a los afluentes, lo que constituye un grave problema ambiental y un enorme perjuicio para las numerosas personas que en la comarca viven de la pesca y el marisqueo. Porto do Son, por ejemplo, continúa echando todas sus aguas directamente al mar sin tratamiento.
Problemas
La falta de plantas de tratamiento constituye solo una de las carencias, pero no es la más importante. Lo que se necesita todavía sin instalar son kilómetros de tuberías de saneamiento, tanto de redes primarias como secundarias, para conseguir que los vertidos que se generan en los domicilios lleguen al mar despojados de los elementos que puedan resultar contaminantes.
Dos casos paradigmáticos en este sentido son los de Carnota y Noia. Hace tiempo que ambos municipios cuentan con una estación que, sin embargo, no recibe ni una quinta parte de las aguas fecales que se generan porque están todavía sin instalar las conducciones destinadas a transportar el líquido hasta la planta.
Otro aspecto que incide negativamente en lo que respecta al saneamiento son los continuos vertidos que se producen debido a deficiencias en los sistemas de bombeo.
Prácticamente ningún municipio se libra de la salida de aguas contaminantes a través de aliviaderos y frecuentes son las quejas de vecinos y colectivos marineros por la presencia de manchas grasientas y malolientes en el mar.
Uno de los lugares donde esto se repite con frecuencia es Rianxo, concretamente en la entrada de Rinlo. Desde el propio Concello se reconoce que la llegada de aguas pluviales a la depuradora repercute negativamente en su funcionamiento. Incluso se habla de que su capacidad es insuficiente. Sin embargo, el Ayuntamiento está a la espera del estudio que la Xunta está llevando a cabo sobre la depuración en la ría de Arousa para ver qué decisión se adopta: «Sabemos que a solución non é sinxela», manifiestan desde el Concello rianxeiro.
También en Boiro la estación de tratamiento se queda pequeña cuando llega el verano y la población se duplica. El ejecutivo afirma que ya ha realizado gestiones para construir otra e, incluso, se ha contratado una empresa especializada para que determine cuál podría ser la ubicación de esta nueva planta de procesado.
A la falta de estaciones de tratamiento se une el hecho de que faltan por instalar kilómetros de conducciones
Con la salvedad de la reciente entrada en funcionamiento de la depuradora de Louro, que permite tratar las aguas residuales de tres parroquias muradanas, el mapa del saneamiento ha variado poco en Barbanza en los últimos años. Sí es cierto que está casi acabada la estación sonense de Loreto, pero en este municipio todavía quedan por hacer otras tres y una de ellas, la que daría servicio a las parroquias de Xuño, San Pedro de Muro, Carballosa y Caamaño, ni siquiera tiene proyecto. A tenor de lo que afirman los gobiernos locales, solo en Boiro, A Pobra y Outes la depuración supera el 90% de los residuos. Este panorama sitúa a la comarca muy lejos de lograr el saneamiento integral.
De hecho, en la actualidad millones de metros cúbicos de aguas sin procesar van a parar a las rías y a los afluentes, lo que constituye un grave problema ambiental y un enorme perjuicio para las numerosas personas que en la comarca viven de la pesca y el marisqueo. Porto do Son, por ejemplo, continúa echando todas sus aguas directamente al mar sin tratamiento.
Problemas
La falta de plantas de tratamiento constituye solo una de las carencias, pero no es la más importante. Lo que se necesita todavía sin instalar son kilómetros de tuberías de saneamiento, tanto de redes primarias como secundarias, para conseguir que los vertidos que se generan en los domicilios lleguen al mar despojados de los elementos que puedan resultar contaminantes.
Dos casos paradigmáticos en este sentido son los de Carnota y Noia. Hace tiempo que ambos municipios cuentan con una estación que, sin embargo, no recibe ni una quinta parte de las aguas fecales que se generan porque están todavía sin instalar las conducciones destinadas a transportar el líquido hasta la planta.
Otro aspecto que incide negativamente en lo que respecta al saneamiento son los continuos vertidos que se producen debido a deficiencias en los sistemas de bombeo.
Prácticamente ningún municipio se libra de la salida de aguas contaminantes a través de aliviaderos y frecuentes son las quejas de vecinos y colectivos marineros por la presencia de manchas grasientas y malolientes en el mar.
Uno de los lugares donde esto se repite con frecuencia es Rianxo, concretamente en la entrada de Rinlo. Desde el propio Concello se reconoce que la llegada de aguas pluviales a la depuradora repercute negativamente en su funcionamiento. Incluso se habla de que su capacidad es insuficiente. Sin embargo, el Ayuntamiento está a la espera del estudio que la Xunta está llevando a cabo sobre la depuración en la ría de Arousa para ver qué decisión se adopta: «Sabemos que a solución non é sinxela», manifiestan desde el Concello rianxeiro.
También en Boiro la estación de tratamiento se queda pequeña cuando llega el verano y la población se duplica. El ejecutivo afirma que ya ha realizado gestiones para construir otra e, incluso, se ha contratado una empresa especializada para que determine cuál podría ser la ubicación de esta nueva planta de procesado.
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