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Las 33.851 toneladas subastadas en el 2011 en las lonjas es la cantidad más baja desde el 2004
Los rígidos cupos establecidos por la Unión Europea han supuesto un duro mazazo para las lonjas de la comarca en lo que respecta a las descargas de pescado, solo la buena cotización de algunas especies, como la pescadilla, el jurel o el cabalón, ha evitado que la situación se convirtiera en catastrófica para un sector económico de importancia estratégica.
El pasado año se comercializaron en las rulas de la comarca, según los datos oficiales de la Consellería do Mar, 33.881 toneladas de pescados y mariscos. Para encontrar una cantidad inferior hay que remontarse al año 2003. Por la lonja de Ribeira pasaron unos seis millones de kilos menos que en el 2010. Esto supuso que el recinto de ventas, que ocupaba el tercer lugar en Galicia, bajase al quinto puesto.
Este drástico descenso solo cabe atribuirlo a la imposición de los estrictos topes de capturas. El caso más representativo fue el del lirio, con una reducción de cupos del 93% entre el 2010 y el 2011. Frente a este recorte, las cotizaciones de algunas especies mantuvieron el tipo y eso permitió que con uno de los índices de descargas más bajos de la década se lograse la tercera facturación más elevada, 71,3 millones de euros, desde el 2002.
Menos producto, más ingresos
Así, en Portosín, Muros, Rianxo, Lira y Aguiño, hubo menos producto y, sin embargo, los ingresos se incrementaron. De hecho, se registró una subida generalizada de los precios medios del conjunto de las especies comercializadas.
Un caso significativo fue el de Porto do Son, donde se subastaron 42.000 kilogramos más que en el 2010. El motivo es atribuible al buen comportamiento del precio del pulpo, que hizo que los marineros optasen por no ir a comercializarlo a lonjas de otras poblaciones.
En el polo opuesto se situó Noia, que duplicó su volumen de descargas con respecto al 2010 y, sin embargo, la facturación no aumentó de forma proporcional. El patrón mayor indica que el berberecho alcanzó en el 2010 un valor que difícilmente volverá a repetirse. También en A Pobra se incrementaron los kilogramos comercializados, pero los ingresos fueron a la baja.
Por su parte, la elevada cotización del percebe hizo posible que en la rula de Aguiño se ingresase más con menos.
Sin embargo, con el sistema de topes fijado para el sector pesquero, todo apunta a que este año tampoco repuntarán las descargas. Los cupos establecidos para cada barco arrastrero son de 70.000 kilogramos para el jurel, el lirio y la pescadilla, entre otras especies. También hay restricciones para la flota del cerco, seis mil kilos en el caso del jurel, siete mil en el de la sardina y ocho mil para la xarda, así como para la de artes varias.
Los profesionales señalan que las embarcaciones cogerán estas cantidades asignadas en muy poco tiempo y que, luego, muchas no tendrán más remedio que amarrar. De hecho, las jornadas de trabajo se han ido reduciendo en los últimos años, lo que también contribuye a que haya menos producto.
Además de reclamar otro tipo de distribución de topes, algunos representantes del sector consideran que es necesario establecer un sistema de transferencia de cuotas de capturas entre países de la Unión Europea.
El administrador de la lonja de Ribeira, José Manuel Orellán, no duda en manifestar: «Teñen que darlle peixe para poder vivir e traballar». Además, los profesionales argumentan que cada día les resulta más difícil sufragar el coste de mantenimiento de las embarcaciones, ya que los gastos aumentan.
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Este drástico descenso solo cabe atribuirlo a la imposición de los estrictos topes de capturas. El caso más representativo fue el del lirio, con una reducción de cupos del 93% entre el 2010 y el 2011. Frente a este recorte, las cotizaciones de algunas especies mantuvieron el tipo y eso permitió que con uno de los índices de descargas más bajos de la década se lograse la tercera facturación más elevada, 71,3 millones de euros, desde el 2002.
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Por su parte, la elevada cotización del percebe hizo posible que en la rula de Aguiño se ingresase más con menos.
Sin embargo, con el sistema de topes fijado para el sector pesquero, todo apunta a que este año tampoco repuntarán las descargas. Los cupos establecidos para cada barco arrastrero son de 70.000 kilogramos para el jurel, el lirio y la pescadilla, entre otras especies. También hay restricciones para la flota del cerco, seis mil kilos en el caso del jurel, siete mil en el de la sardina y ocho mil para la xarda, así como para la de artes varias.
Los profesionales señalan que las embarcaciones cogerán estas cantidades asignadas en muy poco tiempo y que, luego, muchas no tendrán más remedio que amarrar. De hecho, las jornadas de trabajo se han ido reduciendo en los últimos años, lo que también contribuye a que haya menos producto.
Además de reclamar otro tipo de distribución de topes, algunos representantes del sector consideran que es necesario establecer un sistema de transferencia de cuotas de capturas entre países de la Unión Europea.
El administrador de la lonja de Ribeira, José Manuel Orellán, no duda en manifestar: «Teñen que darlle peixe para poder vivir e traballar». Además, los profesionales argumentan que cada día les resulta más difícil sufragar el coste de mantenimiento de las embarcaciones, ya que los gastos aumentan.
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