Como pueden comprobar, esta noticia no tiene que ver nada con Porto do Son, salvo por el paralelismo existente entre esta joven promesa gallega del trial y el actual campeón del mundo de MotoGP.
Jorge Lorenzo para ser lo que es hoy, como muchos otros, al principio solo contó con la ayuda de sus padres y no fue hasta que las marcas y firmas vieron en el una joven promesa, que no apostaron por el. Con Jorge Casales pasa lo mismo, son sus padres los que de momento tienen que correr con los gastos para poder competir contra pilotos ya consagrados y motos mucho mejores. Pero a veces importa más la casta, que la montura.
En Galicia para ciertos faustos si que tenemos dinero, para promocionar entre la juventud los deportes, nada. Solo cuando a título particular hacen alguna gesta, corren los políticos a hacerse la foto.
Enhorabuena a Jorge y a sus padres, Ángel y Elena por su sólido apoyo.
:lvg: | 30/11/2010
Ante la falta de apoyos, Ángel y Elena, los padres de Jorge Casales, el campeón de Europa de trial para jóvenes, invierten todos sus ahorros en patrocinar a su hijo
Jorge Casales, Elena y Ángel forman un equipo. Este año han conseguido traerse para Galicia, ellos solitos, el Campeonato de Europa de trial para jóvenes y el Campeonato de España en la categoría júnior. Se han tenido que enfrentar a potentes equipos franceses, suecos, ingleses e italianos, y en España a los catalanes, escuadras oficiales con estructuras formadas por técnicos, mochileros, conductores, mecánicos, jefes de prensa y hasta cocineros y motos oficiales.
Ellos se lo guisan y se lo comen todo en familia. Jorge Casales es el núcleo, un crac del trial con tan solo quince años, un superclase con una depurada técnica que se entrena treinta horas a la semana, lo que le ha llevado a ser la gran promesa del trial mundial.
Ángel es su padre, pero además su maestro, su mochilero, su mecánico, su entrenador y también su chófer. Tres mil kilómetros conduciendo él solito la furgoneta, puesta a punto de la moto al llegar, seguimiento de las zonas detrás de Jorge, amparándolo en los pasos complicados, cargando el repuesto, el agua y la fruta en su mochila y al acabar, vuelta a casa, con interminables horas al volante. Eso es un fin de semana para él.
Elena es el alma de equipo. La madre. Lleva la logística, cocina, se encarga del guardarropa, relaciones públicas, fotografías y vídeos. La madre coraje es la primera que se lanza: «Es muy duro tener que ir así a las carreras, los tres solos en el furgón y al llegar allí encontrarte a todos esos equipos con tanta gente alrededor. Mi hijo a veces se siente desamparado, pero eso le hace ser más fuerte después en el trial para ganarles a todos».
Jorge, después de cada carrera, tiene que volver el domingo por la noche durmiendo en la parte de atrás del furgón para llegar a clase al día siguiente. Elena, lo mismo para abrir su peluquería y Ángel se va directo al taller en el que trabaja, tras conducir todo el tiempo de vuelta a casa. Sus rivales vuelan en avión.
Lo peor es que ellos son, además de todo esto, los únicos patrocinadores de su hijo. Todo sale de su bolsillo. Aquí puntualiza Jorge: «Bueno, Moto Élite siempre nos ha ayudado, nos consigue descuentos en las motos, el equipamiento y algunos repuestos». Eso y las licencias, pagadas por la escudería Rodamoto, es la única ayuda para el equipo más laureado del motociclismo gallego.
Este año han tenido que desplazarse a Italia, Andorra y Chequia para traerse el primer título continental para el motociclismo gallego, total quince mil kilómetros en el Mercedes Vito que ya se ha convertido en su «residencia de vacaciones». Para el campeonato de España, otro tanto para desplazarse a Barcelona dos veces, a Ibiza, a Córdoba y León. Del presupuesto prefieren no hablar. Ángel y Elena son dos modestos currantes que viven de su trabajo y dedican hasta el último euro a patrocinar a su hijo.
Y ahora tienen que tomar una determinación porque la hucha se ha vaciado, y cada temporada, entre motos, desplazamientos y entrenamientos se van veinte mil euros. Como dice Elena, «si no conseguimos un patrocinador o alguna de las ayudas que se conceden a deportistas, puede que ya ni participemos en el Campeonato de Europa y tampoco tenemos muy claro salir al nacional para pelearnos contra los equipos oficiales». Podrían poner en riesgo la unidad familiar y eso son palabras mayores. Sin ayudas, mejor pararse.
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Ellos se lo guisan y se lo comen todo en familia. Jorge Casales es el núcleo, un crac del trial con tan solo quince años, un superclase con una depurada técnica que se entrena treinta horas a la semana, lo que le ha llevado a ser la gran promesa del trial mundial.
Ángel es su padre, pero además su maestro, su mochilero, su mecánico, su entrenador y también su chófer. Tres mil kilómetros conduciendo él solito la furgoneta, puesta a punto de la moto al llegar, seguimiento de las zonas detrás de Jorge, amparándolo en los pasos complicados, cargando el repuesto, el agua y la fruta en su mochila y al acabar, vuelta a casa, con interminables horas al volante. Eso es un fin de semana para él.
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