:lvg: | 14/11/2010
Uno se confiesa fan de Supertramp, grupo británico que estuvo de moda en los setenta y ochenta y del que sus temas se pueden considerar hoy música clásica. Por A Coruña pasaron este verano los restos de aquella banda. No fui a verlos, porque no pude y porque prefiero que sus canciones permanezcan en mi memoria y en la estantería de casa tal y como las conocí: sin arrugas y sin canas, con las voces y sonidos que los hacían únicos. En 1975, inspirados por la crisis económica originada por el petróleo, publicaron el álbum Crisis, what crisis? , que en español viene a ser: Crisis, ¿qué crisis?. La carátula del elepé era genial: un hombre en bañador, tirado a la bartola sobre una hamaca, bajo una sombrilla y un refrigerio esperando sobre la mesa de playa. A su alrededor, ruinas y basura. ¿Y a qué viene esta confesión tan personal? Pues a que tanto el título del disco como la imagen ilustran la forma de vivir la crisis actual por buena parte de la clase política. Las llamadas a la contención contrastan con sus gestos. Se congelan los salarios de los funcionarios y las pensiones, pero se mantienen las dedicaciones exclusivas: ¿Ha tenido alguno de los que disfrutan de estos beneficios el detalle de decir: me vuelvo a mi trabajo mientras esto no repunte? ¿Existe constancia de que renunciara a sus prebendas solo uno de esos comisarios políticos que perciben remuneración por no hacer nada, escondidos en esa vergonzosa categoría profesional denominada asesor?. El polvorín de Servia. No se asusten. No les voy a hablar de la guerra de Bosnia ni de sus atrocidades. Si tienen GPS en su coche y quieren ir a Lousame tengan cuidado al escribir el nombre del municipio porque es fácil que el aparatito le empiece a orientar rumbo a Lausanne (Francia) o a Lousane (Suiza). Y no vea la que se puede armar si, por encima, precisa ir usted a Servia, porque corre el riesgo de recorrer media Europa para llegar a la dirección que busca. Pues a la Servia de Lousame me refiero, y al polvorín que tiene en jaque a la planta de reciclaje de basura, que más bien son dos polvorines, el que guarda pólvora y el que han provocado los concellos puferos. La alternativa a Sogama nació como un proyecto ilusionante promovido por alcaldías progresistas, por llamarlas de alguna manera. Nada que objetar a las intenciones, pero sí a los métodos, porque quienes deben ser garantes de la legalidad la infringieron sin rubor construyendo donde no podían; y ahora, dinamitan la planta a base de no pagar. Compañero contribuyente: ¿Se imagina qué ocurriría con su casa si la levantase ilegalmente? ¿Qué le pasaría a sus propiedades inmobiliarias y mobiliarias si dejase de pagar sus obligaciones? Resolverían lo primero con la piqueta y la multa correspondiente; y lo segundo, con el recargo, el embargo y la subasta de sus propiedades. ¡Dios proteja a la planta de Servia!.
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