:lvg: | 04/03/2010
El importe medio del metro cuadrado de nueva construcción se mueve entre los 72 y los 180 euros. El área industrial de Muros tiene sin vender el 90% del terreno donde podrían implantarse las compañías.
Los elevados precios de las parcelas disuaden a numerosas empresas de Barbanza a instalarse en los polígonos. Ese es el sentir general de muchos autónomos y de las patronales. Las actuales circunstancias económicas les impiden plantearse una inversión de semejante calibre, aunque muestren su interés en adquirir suelo industrial donde desarrollar y ampliar sus actividades.
«A día de hoy es inviable comprar una parcela», dijo el presidente de la Asociación Boirense de Empresarios (ABE), Carlos Rodríguez Muñiz. Según él, «los valores que se manejan por metro cuadrado se corresponden a otras épocas, ya pasadas, donde las expectativas empresariales eran muy diferentes a las actuales». Y añadió: «Es inasumible para una compañía de dimensión mediana pagar sobre 81 euros por un metro cuadrado de terreno».
Superficie
En Barbanza están operativas seis áreas empresariales -A Tomada, Xarás, Espiñeira, Augalevada, Muros y Mazaricos- y está en fase de ejecución la de Rianxo. En total, más de un millón de metros cuadrados destinados, en exclusiva, al tejido industrial de la comarca, una superficie equivalente a 190 campos de fútbol. Sin embargo, la realidad es que en Muros está todavía sin vender el 90% del suelo (7 de las 92 parcelas que tiene el recinto), y en Espiñeira está sin adjudicar el 40% del terreno correspondiente a la segunda fase. Por su parte, en Rianxo, la firma Suelo Empresarial del Atlántico (SEA) adjudicó esta semana 23 parcelas a nueve firmas, quedando otras 27 a la espera de un comprador.
Además, la Xunta acaba de retomar el plan para construir los polígonos de Porto do Son y Carnota, después de que el bipartito tirase ambos proyectos a la basura tras estar incluidos en el famoso Plan Galicia de Aznar. Y aún queda saber que será del macropolígono de Moldes, una infraestructura de un millón de metros cuadrados de la que no se sabe nada de ella desde hace meses, pese a anunciarse a bombo y platillo.
El futuro
¿Es necesario construir más polígonos cuando aún no se ha logrado vender toda la oferta existente? Los empresarios creen que sí. El problema viene determinado, según ellos, por la fuerte inversión que se debe realizar para iniciar la actividad. El precio medio del metro cuadrado se mueve en Barbanza entre los 72 y los 180 euros, «una cuantía inasumible para las pequeñas y medianas empresas», explicó Luis Oujo Pouso, presidente de la Asociación de Empresarios de Porto do Son. Para él, «un empresario que quiera montar su negocio en una parcela de mil metros cuadrados necesita, para empezar, en torno a los 300.000 euros», dijo.
Y un empresario de Boiro contó el ejemplo que vivió en primera persona. Señaló que tiene un proyecto para adquirir suelo en el recinto boirense, y que además del importe de la parcela tendría que desembolsar otros 90.000 euros a mayores para nivelar el terreno, que presenta una pendiente de entre el 4,5 y el 5%. «Si le suma la construcción de la nave, la inversión total se dispara, como mínimo, a los 300.000 euros; eso sí, sin contar la maquinaria y la contratación de trabajadores», explicó.
Los elevados precios de las parcelas disuaden a numerosas empresas de Barbanza a instalarse en los polígonos. Ese es el sentir general de muchos autónomos y de las patronales. Las actuales circunstancias económicas les impiden plantearse una inversión de semejante calibre, aunque muestren su interés en adquirir suelo industrial donde desarrollar y ampliar sus actividades.
«A día de hoy es inviable comprar una parcela», dijo el presidente de la Asociación Boirense de Empresarios (ABE), Carlos Rodríguez Muñiz. Según él, «los valores que se manejan por metro cuadrado se corresponden a otras épocas, ya pasadas, donde las expectativas empresariales eran muy diferentes a las actuales». Y añadió: «Es inasumible para una compañía de dimensión mediana pagar sobre 81 euros por un metro cuadrado de terreno».
Superficie
En Barbanza están operativas seis áreas empresariales -A Tomada, Xarás, Espiñeira, Augalevada, Muros y Mazaricos- y está en fase de ejecución la de Rianxo. En total, más de un millón de metros cuadrados destinados, en exclusiva, al tejido industrial de la comarca, una superficie equivalente a 190 campos de fútbol. Sin embargo, la realidad es que en Muros está todavía sin vender el 90% del suelo (7 de las 92 parcelas que tiene el recinto), y en Espiñeira está sin adjudicar el 40% del terreno correspondiente a la segunda fase. Por su parte, en Rianxo, la firma Suelo Empresarial del Atlántico (SEA) adjudicó esta semana 23 parcelas a nueve firmas, quedando otras 27 a la espera de un comprador.
Además, la Xunta acaba de retomar el plan para construir los polígonos de Porto do Son y Carnota, después de que el bipartito tirase ambos proyectos a la basura tras estar incluidos en el famoso Plan Galicia de Aznar. Y aún queda saber que será del macropolígono de Moldes, una infraestructura de un millón de metros cuadrados de la que no se sabe nada de ella desde hace meses, pese a anunciarse a bombo y platillo.
El futuro
¿Es necesario construir más polígonos cuando aún no se ha logrado vender toda la oferta existente? Los empresarios creen que sí. El problema viene determinado, según ellos, por la fuerte inversión que se debe realizar para iniciar la actividad. El precio medio del metro cuadrado se mueve en Barbanza entre los 72 y los 180 euros, «una cuantía inasumible para las pequeñas y medianas empresas», explicó Luis Oujo Pouso, presidente de la Asociación de Empresarios de Porto do Son. Para él, «un empresario que quiera montar su negocio en una parcela de mil metros cuadrados necesita, para empezar, en torno a los 300.000 euros», dijo.
Y un empresario de Boiro contó el ejemplo que vivió en primera persona. Señaló que tiene un proyecto para adquirir suelo en el recinto boirense, y que además del importe de la parcela tendría que desembolsar otros 90.000 euros a mayores para nivelar el terreno, que presenta una pendiente de entre el 4,5 y el 5%. «Si le suma la construcción de la nave, la inversión total se dispara, como mínimo, a los 300.000 euros; eso sí, sin contar la maquinaria y la contratación de trabajadores», explicó.
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