08 agosto 2010

Las playas registraron más de una veintena de rescates durante julio

:lvg: | 8/8/2010
La mayoría de las personas en apuros iban en colchonetas, piraguas o barcas hinchables.
Los percances se localizan principalmente en Ribeira, donde hubo que ayudar a bañistas en 15 ocasiones.

Este verano, dos personas murieron en las aguas barbanzanas. Sin embargo, no puede decirse que estos fallecimientos estén directamente relacionados con el mar, ya que se presupone que en ambos casos sufrieron un percance de salud y luego se ahogaron. Más allá de estos dos sucesos, uno sucedido en junio en Barraña y el otro en julio en A Mercé, el mes que acaba de terminar no estuvo exento de sustos sí estrictamente ligados a los peligros del mar y, en ocasiones, a las imprudencias de los bañistas. Afortunadamente, todos los casos de rescates, más de una veintena, acabaron en eso, en sustos.

Al consultar a los socorristas que trabajan en la comarca, aunque señalan que en líneas generales está siendo un verano bastante tranquilo, dicen que a veces ocurre que hay bañistas que se alejan demasiado o bien con un aparato de surf o incluso con una colchoneta y que luego tienen que ser rescatados. Tampoco faltan los que se suben a una piragua y luego precisan ayuda para abandonar el mar.

Hasta 410 actuaciones

Según lo dicho por los distintos coordinadores de los socorristas, en el mes de julio, los que tuvieron que emplearse más a fondo fueron los profesionales de Ribeira. Realizaron un total de 410 intervenciones. De ellas, 15 fueron para rescatar a bañistas. Coroso, A Ladeira y O Vilar fueron los escenarios.

También en Porto do Son hubo que salir al mar en tres ocasiones para auxiliar a bañistas. Señalan los vigilantes que, en estos casos, fueron personas que estaban practicando una modalidad de surf y se despistaron. En el resto de los municipios, aunque hubo algunos casos, las cifras ya no son tan llamativas.

Al parecer, si no hay más percances y sustos es, en buena parte, porque los socorristas están haciendo labores continuas de prevención. En A Pobra, cada pocos minutos avisan por megafonía de que las pedaletas y las piraguas no deben acercarse a la zona de baño y de que los niños no deben acceder a rocas peligrosas. En O Vilar, según explican, los profesionales decidieron repartirse entre la caseta y la orilla, para poner coto a las imprudencias.

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