:lvg: | 17/8/2010
El viento del nordeste ha propiciado que los sucesos se disparasen en las últimas jornadas.
Ayudada por las lluvias intermitentes que se registraban desde primavera, la comarca vivía, hasta la entrada del mes de agosto, un verano tranquilo en lo que a incendios forestales se refiere. Se registraron algunos focos, aunque todos ellos bastante espaciados en el tiempo y de escasa importancia, por lo que pudieron ser sofocados con prontitud y sin que se viese afectada una gran superficie de terreno. Sin embargo, la situación cambió radicalmente a partir del pasado 1 de agosto. Desde entonces no hay tregua para la masa forestal de la comarca y no hay jornada en la que las llamas no hagan acto de presencia.
Sin querer dramatizar, y aunque la situación no es comparable, cada vez son más las voces, tanto de vecinos como de personal implicado en las tareas de extinción, que recuerdan la situación vivida en la comarca en el mes de agosto del 2006. Entonces, como ahora, los incendios empezaron a producirse en los primeras jornadas del nuevo mes y las llamas, como ahora, ayudadas por el viento del nordeste, comenzaron a devorar todo lo que había bajo sus pies.
Hasta el pasado fin de semana, el siniestro más importante fue el que se registró en A Curota, con 142 hectáreas quemadas. Desde que se produjo ese fuego comenzaron a sucederse los focos y, desde el viernes, los equipos de extinción han tenido que trabajar sin tregua.
Porto do Son
La madrugada del sábado e, incluso, la jornada del domingo, resultó bastante delicada en el municipio de Porto do Son. Ribasieira, A Silva, Mantoño y Goiáns fueron algunos de los lugares que se vieron afectados por las llamas. Tanto en el núcleo de Goiáns como en el de Mantoño, los focos estuvieron muy cerca de las viviendas, lo que sembró la alarma. Hubo vecinos que ante la proximidad de las llamas a sus propiedades comenzaron a regar el terreno y otros que no tuvieron dudas en sumarse a las tareas de extinción para evitar que todo el terreno quedara arrasado.
La zona de Foxacos, en Rianxo, Artes, O Vilar y Castiñeiras, en Ribeira también se vieron afectados y fue necesario que motobombas y palas trabajasen sobre el terreno para impedir que la acción devastadora del fuego continuase su imparable avance.
Muros
Hacia las nueve de la noche del sábado también comenzó un incendio en Costa Grande, Muros, que no pudo ser controlado hasta las ocho de la mañana del domingo. La mayoría de la superficie que se vio afectada, unas cuarenta hectáreas, ya había ardido en el verano del 2001.
Ante la falta de lluvias, la última vez que el suelo estuvo mojado en Barbanza fue en la madrugada del 16 de julio y, desde entonces no ha caído ni una gota, la comarca sigue en alerta, echando mano de todos los medios de que dispone.
Afortunadamente, la jornada de ayer estuvo tranquila en el área de Muros, Carnota y Mazaricos, donde no hay constancia de que hubiera fuegos. No puede decirse lo mismo de Porto do Son, donde continúan registrándose sucesos. Por la mañana volvieron las llamas a Goiáns y se reprodujeron en A Silva, lo que obligó a intervenir, entre otros, al Grumir de Noia y Ribeira. Por la tarde, fue preciso regresar a Ribasieira.
Parque natural
La acción devastadora de los focos tampoco ha dejado al margen al parque natural de Corrubedo, que en menos de 24 horas ha recibido la visita de las llamas en dos ocasiones. El domingo por la tarde, el Grumir, además de brigadas de la Xunta, tuvieron que desplazarse para intervenir en las tareas de extinción.
A las tres de la tarde de ayer tuvieron que regresar porque había un importante foco en la zona de Vixán. Incluso fue preciso movilizar a los bomberos porque, por uno de los laterales existía el riesgo de que se viesen afectadas algunas viviendas.
Después de cuatro horas de intenso trabajo, la situación comenzaba a estar bajo control.
En Rianxo, durante la jornada de ayer, según indicaron diversas fuentes, no se produjeron siniestros. Como, al parecer, tampoco fue precisa la intervención de los equipos de extinción en Noia ni en Outes.
Sin embargo, el nivel de alerta se mantiene y las autoridades locales están atentas a cualquier incidente que pueda registrarse en su territorio.
Ayudada por las lluvias intermitentes que se registraban desde primavera, la comarca vivía, hasta la entrada del mes de agosto, un verano tranquilo en lo que a incendios forestales se refiere. Se registraron algunos focos, aunque todos ellos bastante espaciados en el tiempo y de escasa importancia, por lo que pudieron ser sofocados con prontitud y sin que se viese afectada una gran superficie de terreno. Sin embargo, la situación cambió radicalmente a partir del pasado 1 de agosto. Desde entonces no hay tregua para la masa forestal de la comarca y no hay jornada en la que las llamas no hagan acto de presencia.
Sin querer dramatizar, y aunque la situación no es comparable, cada vez son más las voces, tanto de vecinos como de personal implicado en las tareas de extinción, que recuerdan la situación vivida en la comarca en el mes de agosto del 2006. Entonces, como ahora, los incendios empezaron a producirse en los primeras jornadas del nuevo mes y las llamas, como ahora, ayudadas por el viento del nordeste, comenzaron a devorar todo lo que había bajo sus pies.
Hasta el pasado fin de semana, el siniestro más importante fue el que se registró en A Curota, con 142 hectáreas quemadas. Desde que se produjo ese fuego comenzaron a sucederse los focos y, desde el viernes, los equipos de extinción han tenido que trabajar sin tregua.
Porto do Son
La madrugada del sábado e, incluso, la jornada del domingo, resultó bastante delicada en el municipio de Porto do Son. Ribasieira, A Silva, Mantoño y Goiáns fueron algunos de los lugares que se vieron afectados por las llamas. Tanto en el núcleo de Goiáns como en el de Mantoño, los focos estuvieron muy cerca de las viviendas, lo que sembró la alarma. Hubo vecinos que ante la proximidad de las llamas a sus propiedades comenzaron a regar el terreno y otros que no tuvieron dudas en sumarse a las tareas de extinción para evitar que todo el terreno quedara arrasado.
La zona de Foxacos, en Rianxo, Artes, O Vilar y Castiñeiras, en Ribeira también se vieron afectados y fue necesario que motobombas y palas trabajasen sobre el terreno para impedir que la acción devastadora del fuego continuase su imparable avance.
Muros
Hacia las nueve de la noche del sábado también comenzó un incendio en Costa Grande, Muros, que no pudo ser controlado hasta las ocho de la mañana del domingo. La mayoría de la superficie que se vio afectada, unas cuarenta hectáreas, ya había ardido en el verano del 2001.
Ante la falta de lluvias, la última vez que el suelo estuvo mojado en Barbanza fue en la madrugada del 16 de julio y, desde entonces no ha caído ni una gota, la comarca sigue en alerta, echando mano de todos los medios de que dispone.
Afortunadamente, la jornada de ayer estuvo tranquila en el área de Muros, Carnota y Mazaricos, donde no hay constancia de que hubiera fuegos. No puede decirse lo mismo de Porto do Son, donde continúan registrándose sucesos. Por la mañana volvieron las llamas a Goiáns y se reprodujeron en A Silva, lo que obligó a intervenir, entre otros, al Grumir de Noia y Ribeira. Por la tarde, fue preciso regresar a Ribasieira.
Parque natural
La acción devastadora de los focos tampoco ha dejado al margen al parque natural de Corrubedo, que en menos de 24 horas ha recibido la visita de las llamas en dos ocasiones. El domingo por la tarde, el Grumir, además de brigadas de la Xunta, tuvieron que desplazarse para intervenir en las tareas de extinción.
A las tres de la tarde de ayer tuvieron que regresar porque había un importante foco en la zona de Vixán. Incluso fue preciso movilizar a los bomberos porque, por uno de los laterales existía el riesgo de que se viesen afectadas algunas viviendas.
Después de cuatro horas de intenso trabajo, la situación comenzaba a estar bajo control.
En Rianxo, durante la jornada de ayer, según indicaron diversas fuentes, no se produjeron siniestros. Como, al parecer, tampoco fue precisa la intervención de los equipos de extinción en Noia ni en Outes.
Sin embargo, el nivel de alerta se mantiene y las autoridades locales están atentas a cualquier incidente que pueda registrarse en su territorio.
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