:logo-lvg: | Barbanza
A pesar de la lluvia, fueron muchos los que rindieron culto a San Alberto
Ni la lluvia puede con las ganas de enamorarse que tienen los barbanzanos. Tampoco con la devoción que cada año demuestran todos los fieles de San Alberto que, aunque ya hayan encontrado a su media naranja, no quieren perder la ocasión de rendir culto a este santo, no solo conocido por sus dotes de Cupido. Muestra de ello es que ayer, jóvenes y no tan jóvenes, se reunieron en la ermita para seguir la tradición, acudir a los actos religiosos y cumplir con el ritual del «cambio de tella».
Y es que como dice la leyenda, para pedir un novio o una novia hay que lanzar tres trozos de teja sobre un ventanuco del templo. Si quedan depositadas en la repisa, los deseos serán cumplidos.
La esperada procesión
El viento y el cielo grisáceo no invitaban demasiado a sumarse a la romería. Los comerciantes de los puestos de rosquillas se las ingeniaban como podían para no salir volando y debido a las inclemencias del tiempo la procesión tuvo que esperar hasta media tarde. Fue entonces cuando los actos en honor a San Alberto cobraron al fin todo su esplendor.
La puja de aves de corral fue uno de los grandes atractivos, al igual que la actuación de la banda de música de Caamaño, que interpretó temas tan esperados como el himno gallego.
Ni la lluvia puede con las ganas de enamorarse que tienen los barbanzanos. Tampoco con la devoción que cada año demuestran todos los fieles de San Alberto que, aunque ya hayan encontrado a su media naranja, no quieren perder la ocasión de rendir culto a este santo, no solo conocido por sus dotes de Cupido. Muestra de ello es que ayer, jóvenes y no tan jóvenes, se reunieron en la ermita para seguir la tradición, acudir a los actos religiosos y cumplir con el ritual del «cambio de tella».
Y es que como dice la leyenda, para pedir un novio o una novia hay que lanzar tres trozos de teja sobre un ventanuco del templo. Si quedan depositadas en la repisa, los deseos serán cumplidos.
La esperada procesión
El viento y el cielo grisáceo no invitaban demasiado a sumarse a la romería. Los comerciantes de los puestos de rosquillas se las ingeniaban como podían para no salir volando y debido a las inclemencias del tiempo la procesión tuvo que esperar hasta media tarde. Fue entonces cuando los actos en honor a San Alberto cobraron al fin todo su esplendor.
La puja de aves de corral fue uno de los grandes atractivos, al igual que la actuación de la banda de música de Caamaño, que interpretó temas tan esperados como el himno gallego.
0 comentarios:
Publicar un comentario