:lvg: | 20/11/2009
El ejecutivo sonense envió a los electricistas a reparar alumbrados y se enfrentó a averías de tuberías y vehículos
Pastor Rodríguez y Franco abordaron, ya el miércoles a última hora, la situación de la polémica calle Escamas
Cuando una persona sustituye a otra en un puesto de trabajo, la imagen que suele darse es la siguiente: el que deja el cargo tiene una charla con su sucesor, le muestra los entresijos y trucos de la labor... Pero, en política, esa ley no escrita se cumple muy pocas veces. Y Porto do Son no fue ayer una excepción. Ninguno de los ediles del PP estuvo en la casa consistorial y, por tanto, al nuevo ejecutivo le tocó ponerse las pilas a golpe de revolver papeles. Por la actividad que podía verse a media mañana, podría decirse que tanto Xoán Pastor Rodríguez como Ánxela Franco, los dos pesos pesados del nuevo gobierno, tuvieron una jornada bastante atareada. Ambos indicaron que las «grandes carencias» en servicios básicos les obligaron a actuar de urgencia bastante antes de cumplir 24 horas en sus nuevos cargos.
Al parecer, el bipartito inició su labor municipal la misma tarde del día en el que se resolvió la moción. ¿Qué hizo? Rodríguez y Franco explicaban ayer que tanto ellos como otros ediles se reunieron con los vecinos de la calle Escamas; donde se hizo una obra rodeada de polémica porque los residentes, así como los nuevos gobernantes, sostienen que para meter los coches en los garajes hay que realizar numerosas maniobras.
También, ya anteayer, a la nueva teniente de alcalde le tocó capear con una rotura de una tubería en Xíos. «Parece que levaba xa tres días así, e seguía igual», dijo.
Algo de todo
¿Qué pasó ayer? Mientras Franco se pasó buena parte de la mañana visitando obras y solventando problemas que suenan tan domésticos como el hecho de que «un vehículo de obras estivese estragado e non se amañase», Pastor se hizo al sillón de la alcaldía. Recibió a vecinos; despachó con la policía; desempolvó papeles y ordenó, acompañado por compañeros de bipartito, que se fuesen a poner luces a sitios como Camiño Novo o al paseo marítimo donde «só pasaba que as bombillas estaban fundidas». A última hora, le tocó reunirse, junto a los demás ediles, con los trabajadores del Concello que ahora preside.
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