En Ribeira y Mazaricos la pretensión de sacar de sus puestos a Pérez Queiruga y Xoán Ramos no prosperó.
Velo, en Boiro, y Ramón Noceda, en Carnota, fueron apartados de la alcaldía antes que el sonense Manuel Tomé.
La moción de censura que apartó esta semana al conservador y sonense Manuel Tomé del puesto de alcalde no fue, ni de lejos, la única que se vivió en Barbanza a lo largo de la joven democracia española. Todo lo contrario, cinco fueron las ocasiones en las que se intentó, con esta maniobra perfectamente legal, alejar a un mandatario del sillón de la alcaldía. Mazaricos, Carnota, Boiro y Ribeira fueron los escenarios. Eso sí, además de la de Porto do Son, solamente prosperaron las que tuvieron lugar en el término boirense y en el carnotano. Las otras dos acabaron, por tanto, en agua de borrajas.
Manuel Velo, el boirense que todavía sigue en la brecha política, entonces alcalde socialista, fue el primero de la comarca en sufrir una moción de censura. Ocurrió en agosto de 1988. Ese día, cuatro disidentes del PSOE se aliaron con un concejal del Centro Democrático y Social, con otro del Partido Demócrata Popular y cuatro más del Partido Popular para apartarle del poder. Pasaron más de veinte años de aquel bronco pleno en el que salió elegido alcalde el socialista José del Río Dieste. El tiempo no ha logrado que las versiones de unos y otros lleguen a un punto común. Manuel Velo Velo dice que detrás de aquella maniobra se escondían oscuros intereses urbanísticos. Mientras quienes le arrebataron el bastón de mando hablan del carácter dictatorial del que ahora es líder de ICB.
Solo un año más tarde del episodio boirense, la comarca volvía a ser escenario de mociones de censura. Puede decirse que 1989 fue un ejercicio fetiche para esta práctica política, ya que se registraron dos ca. En Ribeira y en Carnota.
Ausencia y abstención
En el municipio ribeirense, la cosa no fue adelante. El entonces alcalde de Alianza Popular, Ricardo Pérez Queiruga, logró superar la moción de censura planteada por los socialistas que capitaneaba Ventoso Mariño. La maniobra no estuvo exenta de polémica y llegó a ser apoyada por todos los ediles del PSOE y otros dos concejales más. Sin embargo, no salió adelante porque Manuel Reiriz y Xoán Paz, que, al parecer, previamente le habían dado su apoyo, finalmente no lo hicieron. El primero se abstuvo en la votación y el segundo se ausentó de la sesión plenaria, tal y como cuentan las crónicas periodísticas de la época, sin dar explicaciones. El resultado fue que Pérez Queiruga continuó gobernando.
Cosa distinta ocurrió en Carnota ese mismo año. Los propios compañeros de filas del alcalde nacionalista del momento, Ramón Noceda, unieron sus fuerzas a las de los ediles de Converxencia Nacionalista Galega para apartarle del cargo. Y lo lograron, acabando sentado en el sillón de la alcaldía el entonces frentista Manuel Brea. Curiosidades de la política, esta persona forma parte ahora del gobierno de José Oreiro, es decir, de un ejecutivo del PP.
A partir de ahí, hay que viajar hasta el año 1992 para topar otra moción de censura en la comarca. Mientras en Barcelona se recordará ese ejercicio por las Olimpiadas, en Mazaricos ese año pasará a la historia por lo ocurrido con el alcalde nacionalista Xoán Ramos. Aunque, en realidad, su gesta empezó un ejercicio antes, cuando salió elegido mandatario pese a que solo había conseguido un acta de concejal en las elecciones. Fue regidor, por tanto, con los votos de 289 mazaricanos. Al año siguiente, superó una moción de censura apoyada por parte de los ediles populares y algunos concejales de Converxencia Nacionalista Galega.
La nómina de maniobras para derribar a los alcaldes se completó esta semana en Porto do Son. Remató en un bronco pleno donde Manuel Tomé cedió el testigo a Pastor Rodríguez. Por el momento, parece que esta es la única moción de censura del actual mandato en la comarca. Aunque en su día se había especulado con que PP y BNG se uniesen en Noia para apartar del cargo al socialista Rafael García Guerrero, que rompió su alianza con los nacionalistas. Pasado un tiempo de esos rumores, ya nadie parece darles crédito.
La Voz de Galicia 22/11/2009
Velo, en Boiro, y Ramón Noceda, en Carnota, fueron apartados de la alcaldía antes que el sonense Manuel Tomé.
La moción de censura que apartó esta semana al conservador y sonense Manuel Tomé del puesto de alcalde no fue, ni de lejos, la única que se vivió en Barbanza a lo largo de la joven democracia española. Todo lo contrario, cinco fueron las ocasiones en las que se intentó, con esta maniobra perfectamente legal, alejar a un mandatario del sillón de la alcaldía. Mazaricos, Carnota, Boiro y Ribeira fueron los escenarios. Eso sí, además de la de Porto do Son, solamente prosperaron las que tuvieron lugar en el término boirense y en el carnotano. Las otras dos acabaron, por tanto, en agua de borrajas.
Manuel Velo, el boirense que todavía sigue en la brecha política, entonces alcalde socialista, fue el primero de la comarca en sufrir una moción de censura. Ocurrió en agosto de 1988. Ese día, cuatro disidentes del PSOE se aliaron con un concejal del Centro Democrático y Social, con otro del Partido Demócrata Popular y cuatro más del Partido Popular para apartarle del poder. Pasaron más de veinte años de aquel bronco pleno en el que salió elegido alcalde el socialista José del Río Dieste. El tiempo no ha logrado que las versiones de unos y otros lleguen a un punto común. Manuel Velo Velo dice que detrás de aquella maniobra se escondían oscuros intereses urbanísticos. Mientras quienes le arrebataron el bastón de mando hablan del carácter dictatorial del que ahora es líder de ICB.
Solo un año más tarde del episodio boirense, la comarca volvía a ser escenario de mociones de censura. Puede decirse que 1989 fue un ejercicio fetiche para esta práctica política, ya que se registraron dos ca. En Ribeira y en Carnota.
Ausencia y abstención
En el municipio ribeirense, la cosa no fue adelante. El entonces alcalde de Alianza Popular, Ricardo Pérez Queiruga, logró superar la moción de censura planteada por los socialistas que capitaneaba Ventoso Mariño. La maniobra no estuvo exenta de polémica y llegó a ser apoyada por todos los ediles del PSOE y otros dos concejales más. Sin embargo, no salió adelante porque Manuel Reiriz y Xoán Paz, que, al parecer, previamente le habían dado su apoyo, finalmente no lo hicieron. El primero se abstuvo en la votación y el segundo se ausentó de la sesión plenaria, tal y como cuentan las crónicas periodísticas de la época, sin dar explicaciones. El resultado fue que Pérez Queiruga continuó gobernando.
Cosa distinta ocurrió en Carnota ese mismo año. Los propios compañeros de filas del alcalde nacionalista del momento, Ramón Noceda, unieron sus fuerzas a las de los ediles de Converxencia Nacionalista Galega para apartarle del cargo. Y lo lograron, acabando sentado en el sillón de la alcaldía el entonces frentista Manuel Brea. Curiosidades de la política, esta persona forma parte ahora del gobierno de José Oreiro, es decir, de un ejecutivo del PP.
A partir de ahí, hay que viajar hasta el año 1992 para topar otra moción de censura en la comarca. Mientras en Barcelona se recordará ese ejercicio por las Olimpiadas, en Mazaricos ese año pasará a la historia por lo ocurrido con el alcalde nacionalista Xoán Ramos. Aunque, en realidad, su gesta empezó un ejercicio antes, cuando salió elegido mandatario pese a que solo había conseguido un acta de concejal en las elecciones. Fue regidor, por tanto, con los votos de 289 mazaricanos. Al año siguiente, superó una moción de censura apoyada por parte de los ediles populares y algunos concejales de Converxencia Nacionalista Galega.
La nómina de maniobras para derribar a los alcaldes se completó esta semana en Porto do Son. Remató en un bronco pleno donde Manuel Tomé cedió el testigo a Pastor Rodríguez. Por el momento, parece que esta es la única moción de censura del actual mandato en la comarca. Aunque en su día se había especulado con que PP y BNG se uniesen en Noia para apartar del cargo al socialista Rafael García Guerrero, que rompió su alianza con los nacionalistas. Pasado un tiempo de esos rumores, ya nadie parece darles crédito.
La Voz de Galicia 22/11/2009
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