Les recordaré hoy la historia de Damocles. En el siglo V antes de Cristo vivió Pericles, el primero que adoptó para Atenas el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. En ese mismo siglo, tiranos como Dionisio de Siracusa sometían a los ciudadanos. Damocles era miembro de su corte y frecuentemente importunaba a Dionisio diciéndole que gobernar era un acto sencillo y cómodo y que él mismo podría hacerlo justamente. El rey Dionisio, una mañana, hizo llamar a Damocles y al tenerlo en su presencia lo sentó en el trono real. «De acuerdo Damocles -dijo Dionisio-, gobernarás todo el día de hoy y desde ese trono dictarás leyes y sentencias sin que te tiemble el pulso». El estupefacto Damocles se acomodó en el solio y se dispuso a gobernar. Cuando ya salía de la estancia Dionisio, se volvió advirtiéndole: «Damocles, mira al techo». Este así lo hizo y lo que vio le heló el respiro. Una colosal espada de combate colgaba sobre su cabeza suspendida de una crin de caballo. El rey, antes de dar un portazo, añadió sarcástico: «Gobierna, Damocles, gobierna y no abandones el trono hasta que amanezca. A esa hora volveré». Hasta aquí la historia antigua. Ahora la historia reciente.
Como bien saben, estos días pasados se ha presentado por la coalición PSOE-BNG una moción de censura en Porto do Son. La moción, en este caso limpia ya que no hay tránsfugas que la enturbien, obedece a una política pactada en las alturas ante las últimas municipales. Pero en Porto do Son el pacto se rompió ya el primer día por disputas internas de las que se habla en las barras de los bares, pero nunca en medios oficiales. Así fue que la mayoría votada por el pueblo y para el pueblo, se negó a gobernar al considerar que sus rencillas personales estaban por encima del interés de los ciudadanos. Primer paso mal dado detrás del cual vendrían más. Ante el vacío de poder, accedió a la alcaldía el candidato del PP, Manuel Tomé, en minoría. Así su gobierno nació viciado ya que la falta de mayoría suficiente impide siempre logros y avances en beneficio del pueblo. Este gobierno minoritario se pone a la tarea, y con aciertos y errores intenta lo imposible.
Naturalmente, pronto es acusado de inacción por sus contrarios que a su vez siguen enredados en sus trifulcas impidiendo en muchos casos que salgan adelante diversas actuaciones. Bien es verdad que en otros momentos, solo faltaba, ejercieron la oposición justamente. Pero el problema sigue siendo básicamente el mismo. No puede olvidarse que el pueblo soberano les dio a los ahora censores la mayoría progresista de izquierda para ser gobernado y que ellos dieron la espalda a los ciudadanos.
Tal y como están las cosas, perder esta opción progresista a mí me parece un grave pecado político y, desde luego, no entraré a juzgar la actuación de Manuel Tomé puesto que es evidente que, como Damocles, gobernó y gobernará hasta el próximo día 18-N con la célebre espada pendiendo sobre su cabeza. Dentro de año y medio, nos veremos en las urnas, advierten los conservadores.
En Noia también hubo censura, aunque las reglas del juego no denominan así al hecho de que un militante utilice un congreso del partido para desbancar al presidente. La intención era evidente. Una buena parte de la militancia del PP de Noia está harta de la presidencia de Antonio Pérez Insua.
Al parecer, tal y como publicó La Voz, hubo desde el poder trabas y patéticas zancadillas al aspirante que no hacen sino demostrar que algunos no acaban de acostumbrarse a vivir en democracia. Pérez Insua se llevó un buen susto, cuando vio sobre su cabeza la espada de Damocles. Tal vez le sirva para asumir que dentro de su formación hay bastantes descontentos y, entendiendo que por algo será, se ponga a averiguar el porqué y cómo remediarlo.
La Voz de Galicia 15/11/2009
Como bien saben, estos días pasados se ha presentado por la coalición PSOE-BNG una moción de censura en Porto do Son. La moción, en este caso limpia ya que no hay tránsfugas que la enturbien, obedece a una política pactada en las alturas ante las últimas municipales. Pero en Porto do Son el pacto se rompió ya el primer día por disputas internas de las que se habla en las barras de los bares, pero nunca en medios oficiales. Así fue que la mayoría votada por el pueblo y para el pueblo, se negó a gobernar al considerar que sus rencillas personales estaban por encima del interés de los ciudadanos. Primer paso mal dado detrás del cual vendrían más. Ante el vacío de poder, accedió a la alcaldía el candidato del PP, Manuel Tomé, en minoría. Así su gobierno nació viciado ya que la falta de mayoría suficiente impide siempre logros y avances en beneficio del pueblo. Este gobierno minoritario se pone a la tarea, y con aciertos y errores intenta lo imposible.
Naturalmente, pronto es acusado de inacción por sus contrarios que a su vez siguen enredados en sus trifulcas impidiendo en muchos casos que salgan adelante diversas actuaciones. Bien es verdad que en otros momentos, solo faltaba, ejercieron la oposición justamente. Pero el problema sigue siendo básicamente el mismo. No puede olvidarse que el pueblo soberano les dio a los ahora censores la mayoría progresista de izquierda para ser gobernado y que ellos dieron la espalda a los ciudadanos.
Tal y como están las cosas, perder esta opción progresista a mí me parece un grave pecado político y, desde luego, no entraré a juzgar la actuación de Manuel Tomé puesto que es evidente que, como Damocles, gobernó y gobernará hasta el próximo día 18-N con la célebre espada pendiendo sobre su cabeza. Dentro de año y medio, nos veremos en las urnas, advierten los conservadores.
En Noia también hubo censura, aunque las reglas del juego no denominan así al hecho de que un militante utilice un congreso del partido para desbancar al presidente. La intención era evidente. Una buena parte de la militancia del PP de Noia está harta de la presidencia de Antonio Pérez Insua.
Al parecer, tal y como publicó La Voz, hubo desde el poder trabas y patéticas zancadillas al aspirante que no hacen sino demostrar que algunos no acaban de acostumbrarse a vivir en democracia. Pérez Insua se llevó un buen susto, cuando vio sobre su cabeza la espada de Damocles. Tal vez le sirva para asumir que dentro de su formación hay bastantes descontentos y, entendiendo que por algo será, se ponga a averiguar el porqué y cómo remediarlo.
La Voz de Galicia 15/11/2009
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