:lvg: | 11/10/2010
El piloto de origen gallego desbanca del olimpo a Rossi en un campeonato que ha dominado desde las primeras carreras.
En Sepang optó por no entrar en la lucha por la victoria y cedió los dos primeros puestos a Valentino y a Dovizioso.
Las matemáticas no lo aseguraron hasta ayer, pero ya hace varios meses que la lógica gritaba que Jorge Lorenzo era el campeón del 2010. El azar quiso que el piloto de origen gallego se ciñese la corona a 10.600 kilómetros de Palma de Mallorca, en la húmeda pista de Sepang. Eso en cuanto al espacio. Respecto al tiempo, el calendario le dejó claro a Lorenzo que era campeón el 10 del 10 del 2010. Dicho de otro modo, que Jorge es un piloto de matrícula de honor.
Pero segundos después de cruzar la meta e inscribir su nombre junto a pilotos como Giacomo Agostini, Eddie Lawson, Wayne Rainey, Kevin Schwantz o el propio Valentino Rossi -todos ellos laureados en la máxima cilindrada-, Lorenzo también conquistó a quienes le escuchaban. Millones de personas esperaban sus primeras palabras como si se tratase de un presidente recién investido. Y no defraudó por lo que escondía cada uno de los nombres a los que dedicaba la mayor gesta que ya no podrá superar, si acaso repetir. Destacaron tres nombres. En primer lugar citó a su padre Chicho, con quien vivió años de fractura en un pasado reciente, pero de quien reconoció que a él le debía el día de ayer. Citó a Dani Amatriain quien, pese a necesitar alejarlo de su carrera por cuestiones personales, también reconoció la importancia de su labor para construirse como piloto. Y un día tan feliz no le importó empañarlo de luto recordando la reciente tragedia de Tomizawa, a quien le dedicó un generoso fragmento de su título, «después de no poder dedicarle la victoria». Jorge es un campeón. Con o sin moto.
Para la anécdota quedará la victoria de Rossi, seguido de Dovizioso y la tercera plaza conservada con evidente cautela por parte de Lorenzo. Porque su título abre una nueva época en el motociclismo mundial. Se han necesitado once años para tomar el relevo de Alex Crivillé con el cetro español de la máxima categoría. Pero, a diferencia de entonces, Lorenzo no llega a la cima con 29 años, ni tampoco solo. Su mayor rival ha sido su compatriota Dani Pedrosa, quien volverá a contar entre los favoritos en el próximo mundial.
En el 2011 Rossi abandonará el corral de Yamaha, donde ya no habrá muros, ni cambios caprichosos de marca de neumáticos, ni disculpas. Solo un piloto con talento que acaba de cumplir su sueño y que se convierte de forma automática en el hombre a batir la próxima temporada.
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