:lvg: | 6/1/2011
Aunque no hubo aguaceros en el horario de las cabalgatas, algunos concellos las hicieron bajo techo
Un año más, Melchor, Gaspar y Baltasar fueron recibidos por miles de pequeños en toda la comarca
A media mañana de ayer, quienes organizaban las cabalgatas estaban preocupadísimos buscando recintos cerrados, ya que no dejaba de llover y se preveía que por la tarde el aguacero fuese aún mayor. Sin embargo, su desvelo era en vano. Estaba claro que ni la mayor tromba de agua del mundo puede con Melchor, Gaspar y Baltasar. Al menos en la comarca, los Reyes de Oriente espolvorearon su magia y lograron que la lluvia diese una tregua en el horario de los desfiles. Aún así, en algunos concellos, como ya se había decidido hacer las celebraciones dentro, se siguió el guión.
En Ribeira, como manda la tradición, llegaron en barco, recorrieron las calles y luego saludaron desde el balcón de la casa consistorial. Puede pensarse que lo más elegante eran las carrozas. Pero no. Lo que realmente le dio un toque de glamur total fueron las vestimentas, comportamiento y saber estar de las decenas de niños que acompañaron a la comitiva real.
En el municipio boirense sí hubo cambios con respecto a otros años. Si la tradición era que los Reyes fuesen en carroza desde Lampón a la villa boirense, este año el desplazamiento se hizo en autobús. La modificación no le quitó grandiosidad al acto, sobre todo, porque después hubo desfile hasta A Cachada, donde los pequeños al fin pudieron sentir cerca a los grandes protagonistas de la tarde.
Bajo techo
También en A Pobra hubo viaje real en autocar. Luego, a Sus Majestades de Oriente les tocó asomarse a un pabellón Venecia a rebosar. Allí no cogía un alfiler y, por descontado, la magia corría sin parar de un lado a otro. En el caso pobrense, se hizo un minidesfile, con unos músicos tocando a pie de calle.
En otros casos, y pese a que la lluvia dio tregua, se prefirió hacer todas las actividades a cubierto. Así ocurrió, por ejemplo, en Muros, donde lo que hubo fue una fiesta infantil en la iglesia parroquial. Pese a no haber recorrido, por supuesto, los niños muradanos tuvieron la oportunidad de hacer sus peticiones a los tres magos. En Mazaricos, como manda la tradición, también hubo diversión bajo techo. En este caso, el escenario fue el centro cultural de A Picota.
Y suma y sigue a la fiesta. En Noia, por ejemplo, se apostó por el recorrido al aire libre, aprovechando esa magia real que se llevó la lluvia. De hecho, el poder de los Magos fue tal que a las cinco y media cayó una fuerte tromba de agua en la localidad. Y, cuando todo el mundo pensaba ya que de cabalgata nada de nada, los cielos se calmaron y hubo desfile por todo lo alto. Acompañando los tres grandes del día, desde un cañón de confeti a caballos pasando por pajes ataviados para la ocasión.
En varios lugares
Si hay dos sitios donde se ejemplifica bien que la lluvia dio una tregua son Carnota y Rianxo. No en vano, los Reyes hicieron un buen recorrido. En el caso carnotano, de Lariño a Lira y de ahí a la villa carnotana, con desembarco en el polideportivo Lamas de Castelo. ¿En qué viajaban? En un potente tráiler capaz de llevarlos a todas partes y de hacer las delicias de los pequeños. En Rianxo, desde O Pazo hasta la villa, con recepción final en la iglesia de Santa Columba.
La fiesta se completa con lo sucedido en Outes, donde hubo carrozas, Reyes y una exquisita chocolatada. Mientras, en Porto do Son estaban tan contentos con la visita real que no dudaron en armarse con fuegos de artificio para hacerlos brillar en lo alto del cielo. Por último, en Lousame los niños tuvieron el privilegio de que Melchor, Gaspar y Baltasar les atendiesen personalmente. Casi nada.
Relacionada
Más de 1.700 personas participaron en la organización de los once desfiles
Un año más, Melchor, Gaspar y Baltasar fueron recibidos por miles de pequeños en toda la comarca
A media mañana de ayer, quienes organizaban las cabalgatas estaban preocupadísimos buscando recintos cerrados, ya que no dejaba de llover y se preveía que por la tarde el aguacero fuese aún mayor. Sin embargo, su desvelo era en vano. Estaba claro que ni la mayor tromba de agua del mundo puede con Melchor, Gaspar y Baltasar. Al menos en la comarca, los Reyes de Oriente espolvorearon su magia y lograron que la lluvia diese una tregua en el horario de los desfiles. Aún así, en algunos concellos, como ya se había decidido hacer las celebraciones dentro, se siguió el guión.
En Ribeira, como manda la tradición, llegaron en barco, recorrieron las calles y luego saludaron desde el balcón de la casa consistorial. Puede pensarse que lo más elegante eran las carrozas. Pero no. Lo que realmente le dio un toque de glamur total fueron las vestimentas, comportamiento y saber estar de las decenas de niños que acompañaron a la comitiva real.
En el municipio boirense sí hubo cambios con respecto a otros años. Si la tradición era que los Reyes fuesen en carroza desde Lampón a la villa boirense, este año el desplazamiento se hizo en autobús. La modificación no le quitó grandiosidad al acto, sobre todo, porque después hubo desfile hasta A Cachada, donde los pequeños al fin pudieron sentir cerca a los grandes protagonistas de la tarde.
Bajo techo
También en A Pobra hubo viaje real en autocar. Luego, a Sus Majestades de Oriente les tocó asomarse a un pabellón Venecia a rebosar. Allí no cogía un alfiler y, por descontado, la magia corría sin parar de un lado a otro. En el caso pobrense, se hizo un minidesfile, con unos músicos tocando a pie de calle.
En otros casos, y pese a que la lluvia dio tregua, se prefirió hacer todas las actividades a cubierto. Así ocurrió, por ejemplo, en Muros, donde lo que hubo fue una fiesta infantil en la iglesia parroquial. Pese a no haber recorrido, por supuesto, los niños muradanos tuvieron la oportunidad de hacer sus peticiones a los tres magos. En Mazaricos, como manda la tradición, también hubo diversión bajo techo. En este caso, el escenario fue el centro cultural de A Picota.
Y suma y sigue a la fiesta. En Noia, por ejemplo, se apostó por el recorrido al aire libre, aprovechando esa magia real que se llevó la lluvia. De hecho, el poder de los Magos fue tal que a las cinco y media cayó una fuerte tromba de agua en la localidad. Y, cuando todo el mundo pensaba ya que de cabalgata nada de nada, los cielos se calmaron y hubo desfile por todo lo alto. Acompañando los tres grandes del día, desde un cañón de confeti a caballos pasando por pajes ataviados para la ocasión.
En varios lugares
Si hay dos sitios donde se ejemplifica bien que la lluvia dio una tregua son Carnota y Rianxo. No en vano, los Reyes hicieron un buen recorrido. En el caso carnotano, de Lariño a Lira y de ahí a la villa carnotana, con desembarco en el polideportivo Lamas de Castelo. ¿En qué viajaban? En un potente tráiler capaz de llevarlos a todas partes y de hacer las delicias de los pequeños. En Rianxo, desde O Pazo hasta la villa, con recepción final en la iglesia de Santa Columba.
La fiesta se completa con lo sucedido en Outes, donde hubo carrozas, Reyes y una exquisita chocolatada. Mientras, en Porto do Son estaban tan contentos con la visita real que no dudaron en armarse con fuegos de artificio para hacerlos brillar en lo alto del cielo. Por último, en Lousame los niños tuvieron el privilegio de que Melchor, Gaspar y Baltasar les atendiesen personalmente. Casi nada.
Relacionada
Más de 1.700 personas participaron en la organización de los once desfiles
0 comentarios:
Publicar un comentario