:ecg: | 17/01/2011
La inauguración de un busto coronó el homenaje en el 13 aniversario de su muerte
En la playa de As Furnas, donde se truncaron sus esperanzas, Ramón Sampedro mira ya para siempre hacia el mar, el mismo que ayer rugía con fuerza en el bello escenario donde desde hace ya más de una década sus allegados y vecinos le recuerdan.
Cumpliendo con su promesa, el Concello de Porto do Son, instalaba un busto del hombre al que Amenábar inmortalizó en Mar Adentro y que sacudió conciencias con su causa, la misma que hoy siguen desde Derecho a Morir Dignamente (DMD), representada ayer por miembros de la entidad de todo el territorio nacional.
"Ramón pode estar chorando de alegría porque están aquí os seus veciños e familiares. Merece estar onde sempre quixo". El alcalde sonense, Pastor Rodríguez, abría el acto de inauguración del busto, realizado por el escultor Nacho C. Beiro, una creación en bronce que capta de la esencia de lo que fue Sampedro durante los largos años de su condena. "Non é unha reflexión sobre Sampedro, senon unha visión", explicó Beiro. El artista lo representa entre dos ventanas, por las que oteaba el mar y la montaña desde su cuarto. Por el dorso, su poesía, abierta al mar : "Ti coma min mar, eu coma ti mar. Por sentirme preso eu coma ti. MAR".
Luego, luchando entre paraguas contra la tempestad, los asistentes se trasladaron a las rocas desde las que Sampedro sufrió una tarde agosto de 1968 la fatal zambullida que lo dejaría postrado en una cama durante casi 30 años.
Allí, los versos de su poemario Cando eu caia, sonaron en voces de pequeños como Bárbara, una de sus sobrinas; su gran amigo Pepe Vila; Aurora Bau, de DMD Cataluña, que recordaba la dedicatoria que le hizo del libro, o la ex presidenta de la entidad en Galicia, Carmén Vázquez, quien habló también de la "intolerancia" que aún existe sobre su lucha.
La espuma arrulló los claveles rojos en As Furnas, a donde se acercaron representantes de la Corporación, el alcalde de Boiro, o el responsable de DMD Galicia, Elías Pérez, así como el hermano y la cuñada de Sampedro (José y Manuela) con los que vivió bajo sus cuidados, y Luis, el sobrino de casa que siempre le acompañaba.
"Aquí todos somos un pedaciño de Ramón Sampedro", sentenciaba una vecina mientras Manuela acariciaba el busto.
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Más que un homenaje
En la playa de As Furnas, donde se truncaron sus esperanzas, Ramón Sampedro mira ya para siempre hacia el mar, el mismo que ayer rugía con fuerza en el bello escenario donde desde hace ya más de una década sus allegados y vecinos le recuerdan.
Cumpliendo con su promesa, el Concello de Porto do Son, instalaba un busto del hombre al que Amenábar inmortalizó en Mar Adentro y que sacudió conciencias con su causa, la misma que hoy siguen desde Derecho a Morir Dignamente (DMD), representada ayer por miembros de la entidad de todo el territorio nacional.
"Ramón pode estar chorando de alegría porque están aquí os seus veciños e familiares. Merece estar onde sempre quixo". El alcalde sonense, Pastor Rodríguez, abría el acto de inauguración del busto, realizado por el escultor Nacho C. Beiro, una creación en bronce que capta de la esencia de lo que fue Sampedro durante los largos años de su condena. "Non é unha reflexión sobre Sampedro, senon unha visión", explicó Beiro. El artista lo representa entre dos ventanas, por las que oteaba el mar y la montaña desde su cuarto. Por el dorso, su poesía, abierta al mar : "Ti coma min mar, eu coma ti mar. Por sentirme preso eu coma ti. MAR".
Luego, luchando entre paraguas contra la tempestad, los asistentes se trasladaron a las rocas desde las que Sampedro sufrió una tarde agosto de 1968 la fatal zambullida que lo dejaría postrado en una cama durante casi 30 años.
Allí, los versos de su poemario Cando eu caia, sonaron en voces de pequeños como Bárbara, una de sus sobrinas; su gran amigo Pepe Vila; Aurora Bau, de DMD Cataluña, que recordaba la dedicatoria que le hizo del libro, o la ex presidenta de la entidad en Galicia, Carmén Vázquez, quien habló también de la "intolerancia" que aún existe sobre su lucha.
La espuma arrulló los claveles rojos en As Furnas, a donde se acercaron representantes de la Corporación, el alcalde de Boiro, o el responsable de DMD Galicia, Elías Pérez, así como el hermano y la cuñada de Sampedro (José y Manuela) con los que vivió bajo sus cuidados, y Luis, el sobrino de casa que siempre le acompañaba.
"Aquí todos somos un pedaciño de Ramón Sampedro", sentenciaba una vecina mientras Manuela acariciaba el busto.
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