18 enero 2011

Groveiro: "Los insultos de Quintáns son los de un hombre derrotado"

:ecg: | 18/01/2011
Tomé anuncia que emprenderá acciones legales contra el actual edil de Cultura

Las reacciones a la rueda de prensa en la que el ex alcalde y actual concejal de Cultura de O Son, Ramón Quintáns, aireó la sentencia dictada hace más de un año que absolvió al que fue su edil de Urbanismo no se han hecho esperar. El anterior portavoz del PP, Antonio González Groveiro, al que Quintáns tildó de "sinvergüenza", señaló ayer que "estos insultos no los tomo en consideración al venir de un hombre derrotado".

Groveiro señaló que en su momento hizo "una crítica política sobre unas fincas que había comprado un concejal de Urbanismo teniendo información que no tenían otras personas y los hechos demuestran que fue así y aunque no sea delito sigo diciendo que no es ético ni decente hacer eso" y "esos terrenos no fueron adquiridos para echar patatas o maíz tal como se puede comprobar".

Para el ex portavoz del PP, Quintáns "se descalifica a sí mismo al no airear tampoco las sentencias que le fueron contrarias" citando la de un edificio del casco urbano que tiene que ser derribado. Además, dijo que debería explicar porqué, pese a ser el candidato del PSOE, tras la moción de censura "no lo quisieron como alcalde en su partido ni en el BNG".

Por su parte, el portavoz del PP, Manuel Tomé, anunció ayer que puso en manos de asesores jurídicos las acusaciones realizadas por Quintáns sobre que ocultó un informe urbanístico que concluía que no había lucro por parte del ex edil de Urbanismo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En las vidas paralelas de Alejandro Magno-César, Plutarco repasa una serie de aportaciones del mandatario romano a la historia de la humanidad, y en especial a la historia política de la humanidad. Expresiones que han quedado en nuestra memoria y a las que siempre acudimos para evitar algunas palabras de más.

Por ejemplo, en ese libro de Plutarco se explica la vieja acuñación de que "la mujer del César no sólo debe ser honrada sino parecerlo". Enterado César de que se murmuraba que Clodio, un patricio de noble linaje, rico y buen orador, había intentado acercarse a su mujer, Pompeya, quizá con el consentimiento de ésta, procede a repudiarla sin acusar ante los jueces al presunto adúltero, incluso aliviándolo de algunos de los cargos que se le imputaban. Preguntado César por el fiscal del caso por qué entonces se había despojado de su esposa, éste contesta: "Porque pienso que de mi mujer no debe haber siquiera la más mínima sospecha".

Lo de que la mujer del César no sólo tiene que ser honrada sino parecerlo conecta con todo lo que hoy entendemos como decencia y ejemplaridad en el ejercicio de los cargos públicos.

Anónimo dijo...

Para el anterior comentario mi aprobación y además añadiría: mas claro ¡agua!
Ambos en decencia y ejemplaridad en el ejercicio de los cargos público nota de suspenso, y eso porque no hay menos treinta