Pajes a lomos de «quads», caballos, bailarines y gimnastas acompañaron a Sus Majestades. Las calles se quedaron raquíticas para dar cabida a los miles de vecinos que acudieron a ver las cabalgatas.
Da igual que Papá Noel llegue desde Laponia, que traiga un saco gigantesco o que se ponga como se ponga. A los de Oriente no hay quien les tosa. Ayer, un año más, demostraron que además de magos siguen siendo los Reyes; Sus Majestades en mayúsculas. Y lo hicieron rodeados de comitivas de auténtico lujo. Hubo desde pajes subidos a quads a caballos y espectaculares carrozas. Al cierre de esta edición, Melchor, Gaspar y Baltasar todavía seguían saludando a los niños en todos los municipios de la zona. Y eso que por delante les quedaba la ardua tarea de hacer llegar regalos a todas las casas.
En Ribeira, las carrozas trasladaban a uno directamente a Oriente. Elefantes, camellos... Y, sobre todo, centenares de diminutos ayudantes tirando caramelos a la velocidad de la luz. La fiesta culminó con una recepción real en el Ayuntamiento.
Con animales
En Boiro, los resoplidos de los muchos caballos que participaron en el desfile imponían respeto. Y algo parecido pasó en Muros, donde también hubo paseo equino e incluso guardia romana. Tanto en un lugar como en otro, las autoridades locales no perdieron la oportunidad de saludar a Sus Majestades antes de que los niños se acercasen a ellos para hacer peticiones de última hora.
En Noia, mientras tanto, la atención se centraba en los quads especialmente engalanados para la ocasión que participaron en la cabalgata. Y también hubo muchos piropos para las gimnastas que, a golpe de cuidados movimientos de cinta, animaron todo el recorrido.
En Rianxo, como pasó en el caso muradano, la cabalgata se combinó con la celebración de un belén viviente. La plaza de Castelao fue testigo del nacimiento con vida rianxeiro. Y no solo ella. Porque solo de multitudinaria se puede calificar la asistencia a los actos.
¿Y en A Pobra? Las vistosas carrozas no fueron las únicas protagonistas de la jornada. Los bailarines o los miembros de los grupos de gaitas que animaron el recorrido también se llevaron sus minutos de oro. Pasó algo parecido en Mazaricos, donde a los Reyes les surgieron competidores a la hora de subirse al escenario. Así, en A Picota hubo un espectáculo de payasos y la tarde acabó de la mejor de las maneras: con una rica chocolatada. Ahí es nada. Lo mismo hicieron en Outes, donde tras recorrer las calles Sus Majestades también se sumaron a la fiesta para degustar el chocolate.
El panorama de cabalgatas se completó en Carnota, Lousame y Porto do Son. En la tierra carnotana, la celebración tuvo lugar en el pabellón de Lamas, donde incluso hubo hinchables para que la fiesta fuese mayúscula.
Mientras, en Lousame, continuaron con su fórmula Reyes viajeros. ¿Por qué? Un año más, subidos a una misma carroza, Melchor, Gaspar y Baltasar recorrieron todas las parroquias.
A la última moda
Y mención aparte merece lo ocurrido en Porto do Son donde, en acorde con el año Xacobeo, fueron peregrinos los que acompañaron a los Reyes. Con semejante abanico de atractivos, podría pensarse que las cabalgatas de la comarca no tuvieron un denominador común. Pero nada más lejos de la realidad. En todas, los protagonistas fueron ellos, los tres grandes Reyes. Y, en todas, hubo abarrote de público.
La Voz de Galicia 6/1/2010
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