Cuando el sillón de mando de Porto do Son cambió de ocupante, es decir, cuando el socialista Xoán Pastor Rodríguez relevó al popular Manuel Tomé como alcalde, parecía que se habían acabado los plenos convulsos que marcaron el paso del PP por el gobierno. No en vano, la primera sesión de la época bipartita fue bastante tranquila, con muchas menos pullas de lo habitual y con un mandatario muy metido en su papel de moderador del debate, controlando tiempos y demás. Sin embargo, en la sesión celebrada anteayer a última hora, los ediles regresaron a los tiempos de la bronca. Y eso a pesar de que la oposición acabó fuera del salón.
Nada más empezar, tocaba aprobar las obras del plan anticrisis. El PP no llegó a decir si le parece bien o no que el millón de euros que dejarán las ayudas estatales en Porto do Son se destinen a instalar una red Wimax, en preparar la finca para la piscina municipal, en una regeneración ambiental en A Atalaia, en dos obras de seguridad vial y en otros tantos parques infantiles. Manuel Tomé dijo que la reunión a la que habían llamado a los portavoces para consensuar los trabajos «foi un paripé, porque estaba todo amañado».
Acto seguido señaló que los conservadores no iban a pasar por ahí y que abandonaban la sesión. Antes, tuvo tiempo de llamar «raposo» a Quintáns y seguir con la tesis que desde que se presentó la moción de censura defienden los conservadores: «Que ben sabe camelar a todos o señor Quintáns, para pagar favores aos seus amigos», dijo. Luego, él y sus compañeros desfilaron hacia la salida.
Todos contra uno
Con el PP ya fuera, la oposición quedaba en manos de una sola persona, Gonzalo Pérez -el portavoz del otro grupo independiente, Javier Quiñoy, no fue-. Podría pensarse que eso rebajó el tono de la sesión, pero nada más lejos de la realidad. A partir de ese momento, el ejecutivo -que actuaba como si el PP estuviese dentro del salón, echando pullas contra su gestión todo el tiempo- dirigió todas sus explicaciones a Pérez, que ora defendía a los conservadores ora decía cosas como «xa vale de mitin, por favor». Al final, cuando quedaban ya pocas cosas que debatir, Pérez acabó yéndose y dejando al gobierno sonense solo. El ejecutivo, por su parte, dio a conocer cuestiones como que «na época do PP púñanse luminarias sen cables por todas partes».
Antes de que Pérez se marchase, tuvo una agria discusión con Joaquín Chouza, en la que se oyeron insultos. Además, antes de que el independiente plantase la sesión, también se dio cuenta de cómo quedaron las cuentas a finales del 2008; un ejercicio donde, por cierto, no se cumplió el principio de estabilidad presupuestaria. Y, ya en el tiempo de descuento, habló el público. Incluso, un vecino intentó poner al edil Joaquín Chouza en un aprieto. Pero el alcalde frenó en seco la irreverente pregunta.
La Voz de Galicia 31/1/2010
* No cambian las formas, cambian los gobernantes.
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