«Agora estamos en Insuachán quitando unha árbore que se guindou encima dun cable do alumeado. Logo imos facer o mesmo en Boiro de Arriba e tamén nos chamaron para ir ao Chazo». El que hablaba así, ayer a media mañana, era el jefe del Grumir de Boiro. De sus palabras se deducía que, pese a haber pasado más de 24 horas desde que el viento dejó de soplar, los problemas derivados del temporal continuaban sin remitir. Sin embargo, pese a que era necesario seguir pendientes, sobre todo, de la caída de troncos, ayer también fue una jornada para poner parches; de intentar sobreponerse a lo ocurrido a golpe de obras y reparaciones. Igualmente, se empezaban a contabilizar daños. Las cifras sonaban grandes en toda la comarca y, pese a que no se concretaban números, parece que los daños podrían ser millonarios.
En Boiro, por ejemplo, el Concello, aunque se encargó de remitirle a Educación fotos y detalles de lo ocurrido en el colegio de Cabo de Cruz -hay daños en la cubierta y el pabellón quedó destrozado-, no eran capaces de dar una cifra sobre el coste del desaguisado. A lo sumo, el alcalde señalaba: «Calculamos que, como mínimo, farán falta uns 200.000 euros para poñer todo outra vez no sitio». Sin salir del municipio boirense, algunos empresarios también empezaban a echar cuentas.
El dueño de unas granjas de conejos que resultaron dañadas, por ejemplo, señalaba que, como muy poco, tendrán que poner unos 30.000 euros para arreglar la estructura y demás elementos que quedaron dañados. «É moi difícil calcular iso, pero facilmente andaremos por esa cantidade», decía el propietario. Y, aunque no daba datos, la cara que ponía el dueño de una granja de pollos de Runs al preguntarle por las pérdidas hablaba por sí sola: «Non sei, isto é tremendo. Unha cousa son danos e outra o que nos pasou a nós, quedamos sen nada. Tirou todo o tellado abaixo e partiunos a granxa á metade».
Tensa calma
En A Pobra, Ribeira, Porto do Son o Rianxo, mientras tanto, no se daban cifras, pero había una estampa que dejaba claro que son muchos los particulares que se enfrentan a gastos por culpa del temporal. No en vano, se contaban por decenas los obreros que, pese al día de intermitente lluvia, intentaba reparar las cubiertas dañadas. En A Pobra, por ejemplo, en un radio pequeño, había más de diez obreros subidos a lo alto de varias casas.
Igualmente, las brigadas municipales no daban ayer abasto, sobre todo, limpiando las zonas que quedaron llenas de ramas o incluso troncos. Aunque por lo que señalaban desde los servicios de emergencia el suministro eléctrico se había restablecido en todos los puntos de la comarca, todavía había cables tirados por el suelo en distintos lugares. Ocurría así en la zona del colegio de Cabo de Cruz. Al cierre de esta edición, ya con la noche encima, se vivía un momento de tensa calma. Los nervios estaban a flor de piel por si de madrugada el viento volvía a hacer de las suyas.
La Voz de Galicia 16/1/2010
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