:logo-lvg: | Barbanza
Los nuevos alcaldes que salieron de las urnas el 22 de mayo, se están quitando de encima a un buen número de trabajadores de la casa consistorial. No se trata de funcionarios. Ni de cargos nombrados a dedo; esos que siempre se cuelan de rondón por la puerta falsa sin necesidad de examen y sin oposición alguna. Tampoco descabalgan a los técnicos de confianza: aquellos señoritingos y damiselas que reposan sus carnes en el eskay de sus despachos después de sospechosas entrevistas.
Los ayuntamientos, a la hora de ahorrase el chocolate de loro y mientras funde como nata el dinero para las fiestas del pueblo, se decide por lanzar a las graveras del paro a los más débiles. Alos que por inusitada frecuencia resultan ser los que más curran en la corporación, porque su salario depende de un hilo. A aquellos que, por se fijos y de nadie, ni siquiera levantan de la silla a los sindicatos municipales. Se quita de en medio a los contratados del desempleo. A los temporeros. Y mientras los echa se queda con la cara de los interinos del INEM, los eternos aprendices. Esa gente que les ha salido barata porque el Ayuntamiento, como una empresa más, no ha dudado un ápice en llevarse las subvenciones que el Estado regala por fomentar el empleo.
Por rescatar del paro a esas personas que, al pillarlas como si fueran un bote de detergente, obsequian por cabeza varios miles de euros del ala.
Y así, con toda la tranquilidad del mundo, y sin temblarles apenas el pulso, nuestros ediles depositan en el buzón los preavisos de despido. Empujan al foso a los contratados y rumian a la luz de un flexo sobre la convivencia económica de arrojar con ellos también a los interinos. Lavándose las manos con la misma gracia que hace cuatro años, cuando después de meterse al coleto una mariscada, pasaban a la corporación las facturas de sus anónimos almuerzos y cenas. Manteniendo sin pudor en su sitio, eso sí, a ese formidable batallón de amiguetes con carné de partido que se levantan una pasta.
Los ayuntamientos, a la hora de ahorrase el chocolate de loro y mientras funde como nata el dinero para las fiestas del pueblo, se decide por lanzar a las graveras del paro a los más débiles. Alos que por inusitada frecuencia resultan ser los que más curran en la corporación, porque su salario depende de un hilo. A aquellos que, por se fijos y de nadie, ni siquiera levantan de la silla a los sindicatos municipales. Se quita de en medio a los contratados del desempleo. A los temporeros. Y mientras los echa se queda con la cara de los interinos del INEM, los eternos aprendices. Esa gente que les ha salido barata porque el Ayuntamiento, como una empresa más, no ha dudado un ápice en llevarse las subvenciones que el Estado regala por fomentar el empleo.
Por rescatar del paro a esas personas que, al pillarlas como si fueran un bote de detergente, obsequian por cabeza varios miles de euros del ala.
Y así, con toda la tranquilidad del mundo, y sin temblarles apenas el pulso, nuestros ediles depositan en el buzón los preavisos de despido. Empujan al foso a los contratados y rumian a la luz de un flexo sobre la convivencia económica de arrojar con ellos también a los interinos. Lavándose las manos con la misma gracia que hace cuatro años, cuando después de meterse al coleto una mariscada, pasaban a la corporación las facturas de sus anónimos almuerzos y cenas. Manteniendo sin pudor en su sitio, eso sí, a ese formidable batallón de amiguetes con carné de partido que se levantan una pasta.
1 comentarios:
La reflexión del administrador respecto a los empleadillos municipales que aparecen con los nuevos cambios políticos,ocurre y ocurrirá porque el sistema está tan viciado que la sociedad lo tiene asociado como algo natural.
Tristemente se puede observar, sin salir de nuestro ayuntamiento, como personal que fue metido a dedo, sigue encamelando al político de turno, sea la opción polìtica que sea, aunque a todos se les conoce la impronta política de la que proceden,como "sobrevivir en el intento" y seguir haciendo de las mias.
Me ocurrió un caso, no hace mucho tiempo, en el que un funcionario municipal, que por cierto,ahora tambien tiene una pequeña empresa de chapuzas,mi vecino lo contrató para un pequeño encintado y cambiar unas ventanas, mi sorpresa fue que el patrón de la empresa es un funcionario mcpal. y lo más llamativo es que en horas de trabajo, venía por la obra a supervisar e ir buscar el material a la ferretería o empresa de mtrales. de construcción con una furgoneta del propio ayto.,.¿acaso en sus horas de trabajo como empleado mcpal que percibe un sueldo ejerce a la vez de jefe de su empresa?¿no hay un concejal de área que vigile y controle a este personal durante su jornada laboral?realmente me pareció vergonzoso que a una persona que con nuestros impuestos pagamos su salario, se dedique a la vez a su empresa privada.¿no le llegará el sueldo que supongo será bien remunerado del ente local?!!!!VERGONZOSO!!!! ASÍ FUNCIONAN LAS COSAS EN ESTE PAÍS.........
Publicar un comentario