07 febrero 2014

«Qumaira» se ceba con Barbanza

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Viales inundados y llenos de arena, una nave de rederas con el tejado al vuelo y edificios con goteras, entre el legado que dejó el temporal

Que la flota esté en tierra, que las bateas sufran desperfectos y que las playas se empeñen en prorrogarse de forma continua hacia los paseos marítimos y las carreteras ya ha dejado de ser una excepción y se ha convertido casi en un ritual diario. A mayores de convivir con esas situaciones, los temporales empiezan a ser sinónimo también de inundaciones al por mayor, edificios dañados y un largo reguero de problemas. Qumaira, la borrasca que ayer se cebó con la zona, provocó, entre otras cosas, que parte del tejado de la nave de rederas de Portosín volase por los aires.

Los temporales están haciéndole un flaco favor a un buen número de edificios de las zonas portuarias que adolecen de falta de mantenimiento. Recientemente, las rederas de Aguiño eran fotografiadas entre cubos de agua, que son el método de utilizan para intentar que las goteras no inunden el local. Y, ayer, las que se vieron la cara con los desperfectos fueron las rederas de Portosín. Por la mañana, cuando llegaron para trabajar, comprobaron cómo el temporal se había llevado por delante parte de la cubierta y en las instalaciones llovía sobremanera. El patrón mayor, Eduardo Carreño, señaló que la cofradía está harta de insistir a Portos de Galicia para que arregle el edificio, y que incluso el pósito invirtió dinero en la confección de un proyecto que aún no se llevó a cabo.

Los disgustos en la cofradía de Portosín continuaron también por la tarde. No en vano, estaba convocada una reunión en el salón de actos de la nueva lonja. Pero cuando abrieron la puerta de esta estancia los responsables del pósito descubrieron que se estaba filtrando agua por todas partes. El edificio se estrenó en el 2009. Pese a ello, y con la ristra de temporales que lleva encima, sufre numerosas y evidentes goteras.

También en Noia

Los desperfectos en instalaciones portuarias se dejaron notar también en Noia, donde hubo problemas en los pantalanes y un barco se soltó del amarre.

Por otra parte, tal y como ellos mismos reconocían, los bateeiros estaban «co corazón nun puño». No en vano, los daños en las mejilloneras están siendo importantes. Ayer mismo un remolcador tuvo que traer a tierra varias bateas que se movieron del sitio en uno de los polígonos de Vilagarcía donde tienen numerosos viveros los bateeiros barbanzanos. Lo peor, tal y como decía el presidente de una agrupación, «é que isto non ten pinta de parar aquí».

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