06 enero 2012

Unos Reyes caídos del cielo

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Llegaron. Claro que llegaron. Como no podía ser de otra manera, y teniendo a unos niños que se portaron a las mil maravillas a lo largo del año, los once municipios barbanzanos recibieron ayer la visita de Sus Majestades de Oriente. Como no todas las carreteras de la comarca son buenas y el tiempo era escaso -al anochecer tenían que estar libres para poder repartir regalos- los Magos se las arreglaron como pudieron para llegar a los once municipios. Así, a unos fueron en barco, a otros en caballo, a otros en carroza y en Ribeira desplegaron u gran medio de transporte: un helicóptero. El aparato volador causó una gran sensación entre los centenares de pequeños que se congregaron en la zona portuaria, aunque el artefacto dejó de ser el centro de las miradas en cuanto los verdaderos protagonistas de la historia, Melchor, Gaspar y Baltasar, pusieron pies en suelo ribeirense.

Les esperaban cientos de pequeños, como Manuel, que se apresuró a contarle al rey Baltasar que él había sido muy bueno. Otros críos, además de atender a la llegada de Sus Majestades, tenían que estar pendientes de otras cosas, ya que participaban activamente en la cabalgata. Les ocurría así a los gemelos Laura y Daniel y a Lidia y Sara, que iban vestidos de galletas de jengibre como las que se comen en la película de Shrek. Con un desparpajo exquisito contaron que los trajes se los habían hecho sus mamás y que pertenecían a la asociación Arrecó.


A bordo de un tren

Otros pequeños ribeirenses iban a acompañar a Sus Majestades bien protegidos de la fina lluvia que caía en Santa Uxía sobre las cinco de la tarde. No en vano, iban dentro de un tren. Allí había críos como Tomasa, Borja, Delia o Gabriel. A este último, aunque no le gusta nada disfrazarse, ayer hizo una excepción para homenajear a los Magos de Oriente. Entre los viajeros del ferrocarril estaba una niña muy especial, Paula, que cumplía ocho años y lo celebraba sumándose a la cabalgata elegantemente vestida de dorado.

Tratándose de un pueblo costero donde los haya, en Ribeira no podía faltar un toque marinero en la cabalgata. Había caballitos de mar, anclas, tesoros de piratas... Todo un sinfín de tributos al gigante azul que da de comer a cientos de familias.

Eran más de una decena las carrozas que salieron a la calle en esta localidad, donde la fiesta y el desfile se prolongó varias horas y donde hubo la pertinente lluvia de caramelos.


Los otros municipios

¿Qué ocurrió a lo largo y ancho de la comarca? Lo más importante es que Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron a todos lados. Eso sí, los medios de transporte que utilizaron fueron de lo más diverso. Por ejemplo, en A Pobra, aunque recorrieron las calles en las tradicionales carrozas, acto seguido se subieron a un autobús para visitar a los usuarios de la residencia de mayores en una comitiva en la que no faltó el alcalde.

En Boiro, donde se celebraba el cincuenta aniversario del desfile que organizan los vecinos de Lampón, fue más lucido y luminoso que nunca. Y como esta tradicional cabalgata se caracteriza sobre todo por la participación vecinal, la edila de Cultura, Cornelia Ces, dio ejemplo actuando como paje del rey Melchor.

Por su parte, los rianxeiros se volcaron, como nunca en la visita de Sus Majestades de Oriente. Hacía tiempo que no se veía a tantas personas esperando la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar, que fueron recibidos en la casa consistorial por el alcalde y luego se encaminaron hacia la iglesia, un recorrido que hicieron a pie para regocijo de los más pequeños de la casa.

Donde hubo cierta decepción fue en Carnota, donde no hubo cabalgata y sí recepción a los Reyes Magos, aunque los niños se lo pasaron en grande igualmente con las actividades organizadas para ellos. En Lousame, hubo hinchables para que los chavales entretuvieran la espera de los Magos de Oriente, mientras que el desfile de Muros ofreció el espectáculo habitual. Los monarcas más esperados del año llegaron en sus correspondientes carrozas precedidos de una guardia romana a caballo. El cielo de Porto do Son se iluminó con fuegos de artificio para celebrar la visita de los Reyes, y en Mazaricos hubo regalos y chocolate para todos.

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