:logo-lvg: | Barbanza
Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, pero lo cierto es que hay pocos que hagan tanto por los demás como Tom, el can que acompaña a Protección Civil de Porto do Son en las operaciones más arriesgadas y complicadas a las que ha tenido que enfrentarse el servicio de emergencia en los últimos años. Por lo que cuentan quienes con él trabajan, se asemeja a Rex, el protagonista de la serie americana que con tanto éxito resolvía las operaciones policiales más duras. Este es de carne y hueso, y barbanzano.
Y es que además de tener una inteligencia más propia de un ser humano, Tom es un boxer atigrado realmente bonito, que conquistó a Antonio, el responsable del equipo, cuando solo era un cachorro de tres meses. Desde entonces -el can ya ha cumplido los cuatro años- los entrenamientos y la paciencia de su dueño le han convertido en la estrella del equipo y el ojito derecho de todas las personas a las que ha ayudado.
«Es un perro realmente obediente, aprende muy rápido y no se mueve de mi lado. Lo he entrenado poco a poco y ya es todo un fenómeno, ha ayudado a encontrar a muchas personas desaparecidas. Sin él hubiera sido imposible», aseguró Antonio orgulloso. No es para menos, y es que ya le resulta difícil contar las operaciones en las que el animal hizo volver a nacer a personas mayores extraviadas o a submarinistas en apuros. Por tierra o mar, no hay rescate que se le resista.
Sin miedo al riesgo
Solo por enumerar algunas de las actuaciones en las que Tom resultó ser el perro salvavidas de Protección Civil de Porto do Son, Antonio destaca su misión en la desaparición de una anciana con alzhéimer el pasado mes de mayo. La mujer, que salió de su casa sin que sus familiares se percatasen, se dirigió a una de sus fincas a la que no iba desde hacía años y en la que permaneció desorientada durante horas. El avispado can, siguió su rastro tras olisquear algunas de sus ropas, y encontró a la vecina sangrando por las heridas que se había hecho al caminar entre los arbustos. Sin pensarlo dos veces, el perro corrió a lamer sus heridas y a avisar a los servicios de emergencias. Antonio señala que de no ser por él sería difícil que la historia tuviera un final tan feliz.
Otra de las ocasiones dignas de contar a quienes duden de la eficiencia de este can fue la que protagonizó en la búsqueda de un ciclista que hacía campo a través por Nebra y cayó al suelo herido. Aunque consiguió dar la voz de alarma a Protección Civil, no fue capaz de precisar su ubicación exacta, por lo que la ayuda de Tom fue clave para dar con el deportista.
En el agua tampoco se defiende nada mal y según su dueño «nada con una fuerza sobrenatural». Por ello también ayudó en el rescate de un submarinista en los últimos meses. Antonio asegura que al ver las boyas y localizar al accidentado no duda en meterse en el agua para indicar su situación. Tom parece no conocer el miedo, aunque no tenga las siete vidas de un gato.
Y es que además de tener una inteligencia más propia de un ser humano, Tom es un boxer atigrado realmente bonito, que conquistó a Antonio, el responsable del equipo, cuando solo era un cachorro de tres meses. Desde entonces -el can ya ha cumplido los cuatro años- los entrenamientos y la paciencia de su dueño le han convertido en la estrella del equipo y el ojito derecho de todas las personas a las que ha ayudado.
«Es un perro realmente obediente, aprende muy rápido y no se mueve de mi lado. Lo he entrenado poco a poco y ya es todo un fenómeno, ha ayudado a encontrar a muchas personas desaparecidas. Sin él hubiera sido imposible», aseguró Antonio orgulloso. No es para menos, y es que ya le resulta difícil contar las operaciones en las que el animal hizo volver a nacer a personas mayores extraviadas o a submarinistas en apuros. Por tierra o mar, no hay rescate que se le resista.
Sin miedo al riesgo
Solo por enumerar algunas de las actuaciones en las que Tom resultó ser el perro salvavidas de Protección Civil de Porto do Son, Antonio destaca su misión en la desaparición de una anciana con alzhéimer el pasado mes de mayo. La mujer, que salió de su casa sin que sus familiares se percatasen, se dirigió a una de sus fincas a la que no iba desde hacía años y en la que permaneció desorientada durante horas. El avispado can, siguió su rastro tras olisquear algunas de sus ropas, y encontró a la vecina sangrando por las heridas que se había hecho al caminar entre los arbustos. Sin pensarlo dos veces, el perro corrió a lamer sus heridas y a avisar a los servicios de emergencias. Antonio señala que de no ser por él sería difícil que la historia tuviera un final tan feliz.
Otra de las ocasiones dignas de contar a quienes duden de la eficiencia de este can fue la que protagonizó en la búsqueda de un ciclista que hacía campo a través por Nebra y cayó al suelo herido. Aunque consiguió dar la voz de alarma a Protección Civil, no fue capaz de precisar su ubicación exacta, por lo que la ayuda de Tom fue clave para dar con el deportista.
En el agua tampoco se defiende nada mal y según su dueño «nada con una fuerza sobrenatural». Por ello también ayudó en el rescate de un submarinista en los últimos meses. Antonio asegura que al ver las boyas y localizar al accidentado no duda en meterse en el agua para indicar su situación. Tom parece no conocer el miedo, aunque no tenga las siete vidas de un gato.
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