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Las piezas, de más de 2.000 años, presentan 26 inscripciones en forma de pisadas
La comarca de Barbanza es una vitrina arqueológica aún por descubrir. Ejemplos notables de su patrimonio son los castros de Baroña y Neixón. Sin embargo, las laderas y valles que hay en el corazón de esta cordillera con vistas a las rías de Arousa y Muros-Noia todavía tienen algunos tesoros escondidos. El último hallazgo es un petroglifo con grabados en forma de pisadas únicos en Galicia que fue localizado en la parroquia boirense de Santiago de Lampón, concretamente en un lugar conocido como Outeiro dos Corvos, según explica uno de sus descubridores, el profesor de la Universidade de Santiago Manuel Gago.
El petroglifo, que se extiende por tres rocas planas, presenta la mayor parte de las inscripciones en una de las piedras. La pieza se encuentra en un espacio de difícil acceso, al que solo se puede llegar andando, y conserva sobre su superficie 26 inscripciones, algo que la hace única en el territorio gallego, ya que hasta la fecha tan solo se habían encontrado uno o dos grabados de este tipo juntos.
Manuel Santos Estévez, experto del departamento de Ciencias humanas y sociales del CSIC, también estaba presente cuando se descubrió el petroglifo. Según explica, y a falta de análisis definitivos, «el hallazgo tiene una edad mínima de dos mil años. Por la técnica de los grabados se podría ubicar entre la Edad de Hierro y la de Bronce». «Las huellas representan las pisadas de un héroe o soberano, en clave mitológica. Hay otros casos en Europa en donde se demostró que estas pisadas las hacía un rey con la intención de hacer fértil el suelo. Este ritual incluso llegó hasta la Edad Media en algunos puntos del continente», añade Santos Estévez.
Seiscientos yacimientos
Este nuevo hallazgo viene a confirmar la enorme riqueza arqueológica de la comarca. De hecho, en los municipios de la zona hay cerca de seiscientos yacimientos catalogados, entre mámoas, castros y petroglifos. En el caso concreto del concello de Boiro, son más de un centenar los restos arqueológicos localizados, algunos tan singulares como el conocido Arca do Barbanza.
Sin embargo, hay muchos más vestigios que no figuran en un listado oficial, y el encontrado en Boiro es solo uno de ellos, pese a que en la zona también se encuentra un túmulo funerario que sí está catalogado.
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