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El año pos-Xacobeo trae un leve descenso en los alquileres, mayor retraso en las reservas hoteleras y una intensificación en el regateo
A semana y media de que comience el mes de julio, el sector turístico gallego aún se tienta la ropa ante el inminente inicio de la temporada. Los alquileres han notado el recrudecimiento de la crisis y aunque algunas de las plazas más concurridas empiezan a completar las reservas para el mes de agosto, en otras admiten que a estas alturas todavía queda una parte importante del parque inmobiliario por alquilar y que el nivel de reservas a estas alturas es anormal. La media podría situarse en una caída del 15 % con respecto al año pasado, aunque casi todas la inmobiliarias consultadas confían en estos últimos días para ver remontar la situación.
«Hay mucha diferencia entre los dos meses -explica la empleada de una inmobiliaria de Sanxenxo-. Para agosto tenemos reservado un 75 % de la oferta. Para julio, no más de un 40 %». En general, la diferencia es parecida en casi toda la costa gallega. Julio es el mes más castigado. Y agosto empieza a ceder también a la fragmentación: «Lo de alquilar un mes completo ha pasado a la historia. Hace tiempo que ya se alquilaba por quincenas, pero últimamente mucha gente pide semanas», señala un profesional que trabaja en Laxe y cuya opinión es compartida por sus colegas de toda Galicia.
En algunas zonas, la suave caída de los alquileres veraniegos se ha visto compensada por el aumento de los clientes que ocupan la vivienda todo el año. Es una consecuencia del desplome de las ventas que ha estimulado el mercado del alquiler y ha reducido el parque de viviendas en oferta.
Precios congelados
¿Y los precios? La mayoría están congelados desde hace un par de años y, pese al descenso de clientes que va apreciando el mercado, no hay rebajas. El nivel de precios apenas ha evolucionado desde el inicio de la crisis. Al menos oficialmente. Otra cosa es la negociación. «Nosotros lo que queremos es que los vean -argumenta una agente de Oleiros-. Y luego, si hay que hablar del precio, se habla».
El regateo se ha intensificado y pese a que la mayor parte de la oferta está en Internet con fotos y precios, el cliente suele llamar para buscar una rebaja. Sus expectativas de éxito crecen a medida que las fechas se acercan y la oferta sigue sin completarse. A estas alturas aún es posible alquilar quincenas en agosto en todas las plazas y con costes variados. «Antes, los precios no se discutían -recuerda el encargado de una inmobiliaria en Cangas-. Eran los que eran y punto. Pero ahora, el propietario si ve que no alquila, está dispuesto a rebajar».
En la hostelería, los precios están recuperando su nivel después de un primer semestre en el que la baja ocupación llevó a más de un empresario a presentar ofertas sorprendentes con noches de hotel de cuatro estrellas por debajo de los 45 euros. Nadie encontrará esas ofertas en temporada, pero el nivel al que descendieron algunos precios da una idea de la inquietud con la que una parte del sector ha vivido los meses posteriores al fin del Xacobeo y ha provocado incluso algún movimiento sectorial a la búsqueda de unos precios mínimos para todos.
Meteorología impredecible
Más de un hostelero mostró su preocupación por la meteorología, fiando a las impredecibles condiciones de este verano el llegar o no a los resultados del 2010: «Va a ser difícil, porque el año pasado tuvimos un tiempo sobrenatural», expresaba gráficamente un empresario de las Rías Baixas, cuyo hotel recogía esta semana casi un 20 % menos de reservas de las que tenía en el 2010 a estas alturas.
Sea cual sea el nivel de ocupación en el sector durante este verano, lo que nadie duda es que el nivel de beneficio será menor. El gasto por turista y día cae en los últimos años y todo indica que la tendencia se mantendrá este verano. Si al menos, al cerrar la temporada, se mantiene un nivel de ocupación como el del año pasado, la mayor parte del sector cerrará la temporada con sus expectativas cumplidas. De momento, según la mayor parte de los empresarios consultados, la meta está todavía algo lejos.
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