10 marzo 2011

Solo falta un año para más carnaval

:lvg: | 10/3/2011
Los llantos y las degustaciones se sucedieron en la comarca durante los entierros

En un mar de lágrimas se sumieron ayer los barbanzanos para despedir el carnaval. La mágica celebración en la que las penas se van volando, como dice la canción, llegó a su fin, no sin antes haber dejado en la comarca ironía, cierto descontrol y, sobre todo, mucha parranda. Pero don Carnal puede decir adiós muy orgulloso de lo que aquí se vivió, y es que ayer, miércoles de Ceniza, los vecinos de la zona tiraron la casa por la ventana para aprovechar hasta último resquicio de entroido.

Antes de enterrar Felipes y sardinas, los noieses celebraron la noche del pasado martes el París-Dakar, una cita que reunió a miles de personas y que consiste en un recorrido que va desde el bar París (San Lázaro), hasta el antiguo bar Dakar. Aunque el número de participantes fue este año menor que el anterior, desfilaron una treintena de grupos, la organización ha destacado la calidad del diseño de las comparsas.

Muchos euros estaban en juego y un total de 1.500 se repartieron los miembros de la comparsa A última morte de Michael Jackson, que escenificaba el funeral del fallecido rey del pop. Más de veinte personas -entre guardaespaldas y familiares- representaron su entierro. Matrioska y familia y Os tesouros da ría se llevaron el segundo y tercer premio, por sus originales disfraces y puesta en escena. También se repartieron entre los participantes cinco cestas con lacón, chorizo y grelos.

Entierros con mucho humor

La sardina, O Felipe, O Felipiño, O Toribiño y Facundo fueron enterrados de una punta a otra de Barbanza.

En Noia, en la plaza de O Tapal se despidió el carnaval en un velatorio en el que no faltaron el chocolate y los churros, para hacer más llevadero con un dulce tan triste adiós. Tras llenar el estómago, se llevó a cabo la conducción de la difunta por las calles de la localidad.

Algunos iban disfrazados y otros ya habían aparcado el traje festivo, pero el caso es que el entierro de O Felipe en Ribeira causó expectación. Bispo de Moldes, Doutor da Filloa, Marqués da Cacharrachada y Pedro Pateiro oficiaron el acto en la praza dos Mariñeiros al ritmo de la charanga O Santiaguiño. Tras la emotiva despedida las penas se ahogaron en la carpa de carnaval entre rosquillas y vino de Barrantes, entre otros manjares.

En Rianxo, Porto do Son, A Pobra y Outes tampoco pasaron por alto los actos propios del miércoles de Ceniza. Y es que antes de dar paso a la Cuaresma quedaba mucha tela que cortar con los funerales llenos de humor, música y sobre todo muchas ganas de que vuelva el carnaval.

Los más optimistas lo tienen claro, quedan menos de 365 días de que llegue el próximo entroido, y con él la misma ilusión o más que la puesta en el que ya se vivió.

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