:lvg: | 8/3/2011
Desfiles, talleres y actuaciones musicales fueron el preludio del día grande
Es mucha la energía que hace falta para enfrentarse al carnaval y parece que los barbanzanos tienen las pilas bien cargadas. El preludio al gran día de hoy, martes de entroido, dio muestra de ello, al dejar por los cuatro costados de la comarca un sonado homenaje a don Carnal. La alegría es más necesaria que nunca en los tiempos que corren, y esta se repartió a manos llenas. No en vano, solo a estas alturas del calendario es posible encontrarse con una abeja en bicicleta, un pirata conductor o un pollo naranja. Esto no es Río de Janeiro, pero a veces se parece.
Como eso de disfrazarse da más vergüenza con la edad y más a golpe de lunes, el protagonismo recayó en los más pequeños, en los que se centró la programación de los concellos de la zona. El concurso infantil de Noia fue una de las actividades más concurridas. Después de celebrarse el tradicional desfile que partió de la calle de O Curro y recorrió las calles del municipio, el pabellón municipal acogió decenas de niños que optaron a premios de hasta 600 euros. No faltó ningún personaje de cuento ni ningún animal de la selva.
Los hinchables y los talleres de globoflexia entretuvieron a los niños de Porto do Son. A falta de colegio, los padres encontraron en la explanada portuaria un lugar idóneo para regalar a los pequeños más de cuatro horas de diversión. Las charangas animaron a los vecinos de todas las edades a disfrutar del espíritu del carnaval, ese que invita a madrugar solo para para lucir disfraz y a no contar las horas para descansar, sobretodo en los municipios donde hoy es festivo: Ribeira, Mazaricos, Porto do Son y Rianxo.
Una fiesta como la de antaño
Los mayores de Boiro homenajearon a don Carnal con una fiesta como las de antes. El colectivo de Cruz Roja organizó un desfile de entroido en el que participaron miembros de los talleres de memoria, las clases de baile del centro social y el centro de día. Todos los grupos lucieron los trajes que elaboraron las vísperas. Y como en toda fiesta que se precie, los asistentes cerraron la jornada con una degustación de productos típicos en la que no faltaron ni orejas ni filloas.
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Como eso de disfrazarse da más vergüenza con la edad y más a golpe de lunes, el protagonismo recayó en los más pequeños, en los que se centró la programación de los concellos de la zona. El concurso infantil de Noia fue una de las actividades más concurridas. Después de celebrarse el tradicional desfile que partió de la calle de O Curro y recorrió las calles del municipio, el pabellón municipal acogió decenas de niños que optaron a premios de hasta 600 euros. No faltó ningún personaje de cuento ni ningún animal de la selva.
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