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La falta de subvenciones complica el día a día de los colectivos de la comarca
Hace años, bastantes años ya, el problema que se encontraban los padres de personas con discapacidad era que en Barbanza apenas habían centros especializados donde sus hijos no se sintiesen como unos perfectos extraños, cosa que a muchos les había pasado en colegios convencionales. Lo contaba recientemente Felisa, la madre de Gonzalo, usuario de Amicos. Su hijo estuvo en el centro compostelano de A Barcia y, cuando por edad no podía continuar en él, decidieron buscar un sitio para él en la comarca barbanzana. «Cando cheguei a Amicos e vin como era, o sitiño que tiñan, que non valía nada, caéuseme a alma aos pes».
De eso ha pasado ya mucho tiempo. Y la situación, afortunadamente, ahora es otra. Gracias al esfuerzo, sobre todo, de padres y madres, en la comarca florecieron distintos centros. Solo en Ribeira, actualmente, conviven Ambar, Amicos y A Creba. Además, las infraestructuras continúan aumentando. No en vano, está a punto de abrirse la primera residencia para personas con discapacidad, construida en Boiro por Amicos.
¿Cuál es, entonces, el problema? Lo que pasa ahora es que el grifo de las subvenciones autonómicas para que estas personas tengan plaza gratuita o a un precio asequible para las familias en los centros está más cerrado que antes. De hecho, entre Ambar, Amicos y Adibismur tienen actualmente a un total de 31 personas que acuden a las instalaciones, pero que no reciben ni un euro de ayudas.
Fondos propios
¿Cómo se sobrelleva esta circunstancia? Lo que están haciendo las entidades son dos cosas: tirando de sus fondos para prestar atención a estas personas aunque no tengan plaza subvencionada, y pidiéndole un esfuerzo a los padres. El problema es que esta situación tiene los días contados, porque el colchón de las entidades es limitado. «Se seguimos así isto acábanos comendo», decían desde uno de los colectivos afectados. Así que, día tras día, en los centros se cruzan los dedos para que la tijera de los malditos recortes que aplican las Administraciones no se cebe con ellos.
El centro de día de Ribeira, que gestiona Agadea, tiene dos cosas que celebrar: el Día Mundial del Alzhéimer, que aunque fue el 21 todavía no se conmemoró en las instalaciones de Santa Uxía, y el tercer aniversario del edificio. Se prepararon numerosas actividades, algunas de las cuales verán la luz mañana a partir de las cuatro de la tarde en el propio centro.
A esa hora, tendrán lugar dos actuaciones. Van a mostrar su arte las alumnas de la escuela de baile moderno de Alfaia y, para poner el contrapunto, unas cantareiras ofrecerán su repertorio de piezas tradicionales. Asimismo, se pretende que haya un encuentro entre las familias, usuarios, monitores y que la tarde sea sinónimo de una entrañable cita social.
Hace años, bastantes años ya, el problema que se encontraban los padres de personas con discapacidad era que en Barbanza apenas habían centros especializados donde sus hijos no se sintiesen como unos perfectos extraños, cosa que a muchos les había pasado en colegios convencionales. Lo contaba recientemente Felisa, la madre de Gonzalo, usuario de Amicos. Su hijo estuvo en el centro compostelano de A Barcia y, cuando por edad no podía continuar en él, decidieron buscar un sitio para él en la comarca barbanzana. «Cando cheguei a Amicos e vin como era, o sitiño que tiñan, que non valía nada, caéuseme a alma aos pes».
De eso ha pasado ya mucho tiempo. Y la situación, afortunadamente, ahora es otra. Gracias al esfuerzo, sobre todo, de padres y madres, en la comarca florecieron distintos centros. Solo en Ribeira, actualmente, conviven Ambar, Amicos y A Creba. Además, las infraestructuras continúan aumentando. No en vano, está a punto de abrirse la primera residencia para personas con discapacidad, construida en Boiro por Amicos.
¿Cuál es, entonces, el problema? Lo que pasa ahora es que el grifo de las subvenciones autonómicas para que estas personas tengan plaza gratuita o a un precio asequible para las familias en los centros está más cerrado que antes. De hecho, entre Ambar, Amicos y Adibismur tienen actualmente a un total de 31 personas que acuden a las instalaciones, pero que no reciben ni un euro de ayudas.
Fondos propios
¿Cómo se sobrelleva esta circunstancia? Lo que están haciendo las entidades son dos cosas: tirando de sus fondos para prestar atención a estas personas aunque no tengan plaza subvencionada, y pidiéndole un esfuerzo a los padres. El problema es que esta situación tiene los días contados, porque el colchón de las entidades es limitado. «Se seguimos así isto acábanos comendo», decían desde uno de los colectivos afectados. Así que, día tras día, en los centros se cruzan los dedos para que la tijera de los malditos recortes que aplican las Administraciones no se cebe con ellos.
El centro de día de Ribeira, que gestiona Agadea, tiene dos cosas que celebrar: el Día Mundial del Alzhéimer, que aunque fue el 21 todavía no se conmemoró en las instalaciones de Santa Uxía, y el tercer aniversario del edificio. Se prepararon numerosas actividades, algunas de las cuales verán la luz mañana a partir de las cuatro de la tarde en el propio centro.
A esa hora, tendrán lugar dos actuaciones. Van a mostrar su arte las alumnas de la escuela de baile moderno de Alfaia y, para poner el contrapunto, unas cantareiras ofrecerán su repertorio de piezas tradicionales. Asimismo, se pretende que haya un encuentro entre las familias, usuarios, monitores y que la tarde sea sinónimo de una entrañable cita social.
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