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Las llamas sitiaron el parque eólico ubicado en lo alto de Montemuíño
El fuego sigue acechando a los vecinos de Porto do Son y sus propiedades, que desde la madrugada del jueves se han visto en serio peligro por diferentes incendios. El primero comenzó en la villa sonense, para continuar imparable hasta los montes de Baroña, donde arrasó unas cien hectáreas. La madrugada del viernes también fue especialmente caótica para los residentes y los medios de extinción, que se vieron rodeados por dos focos que cercaron el concello de norte a sur.
El primero fue en Noal, donde las llamas no dieron tregua y se aproximaron a varias casas que finalmente no se vieron alcanzadas. El otro gran incendio comenzó en Ribasieira y continuó por Queiruga y Camaño hasta adentrarse en la parroquia de Baroña, donde fue controlado después de quemar 150 hectáreas. Aún así, el riesgo de posibles reproducciones seguía siendo altísimo al cierre de esta edición. Tanto los vecinos como los comuneros consultados aseguraban que el viento seguía siendo el mayor enemigo a la hora de evitar que el fuego se reavivase, y lamentaron que el frente dañase un bosque de Ribasieira que fue reforestado hace unos siete años y que ahora quedó calcinado.
Las aldeas sonenses de Sufres y Cabrais fueron de las que más peligro corrieron. También estuvo en jaque el parque eólico que se encuentra en lo alto de Montemuíño, ya el el fuego llegó a acercarse a su perímetro.
El fuego sigue acechando a los vecinos de Porto do Son y sus propiedades, que desde la madrugada del jueves se han visto en serio peligro por diferentes incendios. El primero comenzó en la villa sonense, para continuar imparable hasta los montes de Baroña, donde arrasó unas cien hectáreas. La madrugada del viernes también fue especialmente caótica para los residentes y los medios de extinción, que se vieron rodeados por dos focos que cercaron el concello de norte a sur.
El primero fue en Noal, donde las llamas no dieron tregua y se aproximaron a varias casas que finalmente no se vieron alcanzadas. El otro gran incendio comenzó en Ribasieira y continuó por Queiruga y Camaño hasta adentrarse en la parroquia de Baroña, donde fue controlado después de quemar 150 hectáreas. Aún así, el riesgo de posibles reproducciones seguía siendo altísimo al cierre de esta edición. Tanto los vecinos como los comuneros consultados aseguraban que el viento seguía siendo el mayor enemigo a la hora de evitar que el fuego se reavivase, y lamentaron que el frente dañase un bosque de Ribasieira que fue reforestado hace unos siete años y que ahora quedó calcinado.
Las aldeas sonenses de Sufres y Cabrais fueron de las que más peligro corrieron. También estuvo en jaque el parque eólico que se encuentra en lo alto de Montemuíño, ya el el fuego llegó a acercarse a su perímetro.
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