:ecg: | 08/04/2011
Eduardo Fernández, que cobra una pensión de invalidez de poco más de 500 euros, vive en esa casa con su mujer, que también tiene una discapacidad, y con sus dos hijos de seis y 11 años
Un vecino de la parroquia viguesa de Teis ha iniciado este jueves una huelga de hambre ante el Ayuntamiento de la ciudad para pedir el "indulto" al juez que ordenó en una sentencia la demolición de parte de su casa, por la realización de una obra sin licencia urbanística.
Eduardo Fernández, que cobra una pensión de invalidez de poco más de 500 euros, vive en esa casa con su mujer --que también tiene una discapacidad-- y con sus dos hijos de seis y 11 años, y reconoce que construyó "una planta más" en su vivienda "para convertirla en una casa digna, porque era una chabola".
Hace unos cinco años terminó esos trabajos y fue entonces cuando una vecina, que además es su tía, le denunció ante la Gerencia de Urbanismo. El pleito acabó con una sentencia de demolición y, pese a los recursos, Eduardo no ha logrado que se dé marcha atrás en esa orden de derribo, por lo que ha iniciado esta huelga para pedir "solidaridad".
De hecho, tiene de plazo hasta el 29 de abril a las 9.00 horas, momento en que, si él no lo ha hecho antes, el Ayuntamiento deberá iniciar las obras de demolición. Dichos trabajos deberán ser costeados por este vecino y han sido valorados en casi 11.000 euros, una cantidad que Eduardo Fernández insiste en que no tiene.
Este vecino de la calle Gondesende ha reconocido que "la obra es ilegal" y ha pedido "perdón" por haber llevado a cabo la ampliación de su vivienda en altura sin la obligatoria licencia, aunque ha insistido en que esa ampliación tenía como finalidad disponer de una casa con espacio para él y su familia.
"Pido el indulto y pido perdón porque me equivoqué, pero también estoy muy orgulloso porque lo que hice fue construir una vivienda digna para mis hijos", ha proclamado.
Un vecino de la parroquia viguesa de Teis ha iniciado este jueves una huelga de hambre ante el Ayuntamiento de la ciudad para pedir el "indulto" al juez que ordenó en una sentencia la demolición de parte de su casa, por la realización de una obra sin licencia urbanística.
Eduardo Fernández, que cobra una pensión de invalidez de poco más de 500 euros, vive en esa casa con su mujer --que también tiene una discapacidad-- y con sus dos hijos de seis y 11 años, y reconoce que construyó "una planta más" en su vivienda "para convertirla en una casa digna, porque era una chabola".
Hace unos cinco años terminó esos trabajos y fue entonces cuando una vecina, que además es su tía, le denunció ante la Gerencia de Urbanismo. El pleito acabó con una sentencia de demolición y, pese a los recursos, Eduardo no ha logrado que se dé marcha atrás en esa orden de derribo, por lo que ha iniciado esta huelga para pedir "solidaridad".
De hecho, tiene de plazo hasta el 29 de abril a las 9.00 horas, momento en que, si él no lo ha hecho antes, el Ayuntamiento deberá iniciar las obras de demolición. Dichos trabajos deberán ser costeados por este vecino y han sido valorados en casi 11.000 euros, una cantidad que Eduardo Fernández insiste en que no tiene.
Este vecino de la calle Gondesende ha reconocido que "la obra es ilegal" y ha pedido "perdón" por haber llevado a cabo la ampliación de su vivienda en altura sin la obligatoria licencia, aunque ha insistido en que esa ampliación tenía como finalidad disponer de una casa con espacio para él y su familia.
"Pido el indulto y pido perdón porque me equivoqué, pero también estoy muy orgulloso porque lo que hice fue construir una vivienda digna para mis hijos", ha proclamado.
Con esta entrada trato de dar "voz" a Eduardo Fernández y su familia, a quien la Justicia mide de distinta forma a otros que cometieron peores ilegalidades. Sin salirnos de Vigo, son varios los edificios sobre los que pesa la piqueta, para los que la autoridades de turno (PSOE y BNG) están buscando un resquicio legal para poder legalizarlas, so pena de tener que pagar indemnizaciones millonarias, porque antes ellos y otros miraron para otro lado.
Pero no hace falta desplazarnos a Vigo para ver como aquí, según varias sentencias también tenemos varias construcciones ilegales y ahí siguen en pie. Esta familia, que reconoce que cometió dicha falta, con ellos la Justicia se muestra más que implacable. Ojalá que cundiera el ejemplo, pero no lo verán nuestros ojos, así como vemos ahora en plena plaza de España una casa que tenía un bajo y una planta, a la que se le añadieron tres pisos más y otro bajo cubierta. Cumplirá "estrictamente", pero en casos parecidos no era lo que decía antes el BNG cuando era el azote del señor Quintáns.
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