«É coma se nos caera unha praga». Así se expresaba ayer un armador de Portosín, mientras señalaba la explanada portuaria. Argumentaba que las autoridades competentes los tienen abandonados. Y razón no les falta. El estado de las instalaciones es calamitoso. Desde grandes charcos hasta importantes socavones se pueden apreciar a simple vista, así como otras deficiencias que impiden el normal desarrollo de las actividades pesqueras y comerciales. Los empresarios y los marineros están desesperados ante la ingente cantidad de despropósitos que se observan a diario en el segundo puerto más importante de Barbanza, tanto en descargas como en facturación.
La gota que colmó el vaso de la paciencia de los usuarios de la zona portuaria es el olor nauseabundo que desprenden unas cajas que contienen pescado podrido desde hace varias semanas. «Non se pode pasar ao seu lado. É insoportable o cheiro que desprende», afirmaba el patrón mayor, Eduardo Carreño.
Y es que el espectáculo se las trae. A unos cincuenta metros de la fábrica de hielo, y pegadas al espigón, son visibles una pila de envases de madera y las del fondo contienen pescado descompuesto que suelta un reguero de grasa maloliente.
Indignación
Eduardo Carreño señaló que desde la cofradía se pusieron los hechos en conocimiento de los responsables de Portos, pero de momento, los restos continúan en el mismo lugar y ni las autoridades ni las personas que lo dejaron en el puerto, se han interesado por retirarlo.
La indignación de los usuarios es mayor si se tiene en cuenta que estas deficiencias son visibles en el mes de agosto, justo cuando la localidad recibe a gran cantidad de turistas y visitantes: «Levaranse unha mala imaxe do noso pobo», señaló el dirigente.
Pero las anomalías no finalizan aquí. En las inmediaciones de la nueva rula, que se inauguró precisamente hace ahora un año y que todavía no entró en funcionamiento, se forma un gran charco de agua cuando llueve, y otros más pequeños en diversos puntos del muelle.
La limpieza brilla por su ausencia, pues es frecuente ver esparcida por la explanada basura de todo tipo como plásticos y botellas. Ayer, incluso había un montón de cangrejos, que procedían de la limpieza de los aparejos de pesca.
El firme de la explanada portuaria está bastante deteriorado y necesita con urgencia una reparación. Tanto los vehículos como los peatones tienen que circular con precaución para evitar sufrir un accidente.
Los baches también aparecen con demasiada frecuencia en todo el recinto portuario. Incluso, hubo usuarios que taponaron algunos agujeros con palés de madera para evitar algún que otro contratiempo, pues algunos son de grandes dimensiones.
Los armadores están cansados de esta situación y exigen que de una vez por todas la Administración tome cartas en el asunto y subsane las deficiencias de un puerto que el mes pasado subastó más de 1.500 toneladas de pescado y facturó algo más de 630.000 euros. Consideran que no se merecen unas instalaciones en una situación tan deplorable como lo están ahora.
LA VOZ DE GALICIA 21/08/09
La gota que colmó el vaso de la paciencia de los usuarios de la zona portuaria es el olor nauseabundo que desprenden unas cajas que contienen pescado podrido desde hace varias semanas. «Non se pode pasar ao seu lado. É insoportable o cheiro que desprende», afirmaba el patrón mayor, Eduardo Carreño.
Y es que el espectáculo se las trae. A unos cincuenta metros de la fábrica de hielo, y pegadas al espigón, son visibles una pila de envases de madera y las del fondo contienen pescado descompuesto que suelta un reguero de grasa maloliente.
Indignación
Eduardo Carreño señaló que desde la cofradía se pusieron los hechos en conocimiento de los responsables de Portos, pero de momento, los restos continúan en el mismo lugar y ni las autoridades ni las personas que lo dejaron en el puerto, se han interesado por retirarlo.
La indignación de los usuarios es mayor si se tiene en cuenta que estas deficiencias son visibles en el mes de agosto, justo cuando la localidad recibe a gran cantidad de turistas y visitantes: «Levaranse unha mala imaxe do noso pobo», señaló el dirigente.
Pero las anomalías no finalizan aquí. En las inmediaciones de la nueva rula, que se inauguró precisamente hace ahora un año y que todavía no entró en funcionamiento, se forma un gran charco de agua cuando llueve, y otros más pequeños en diversos puntos del muelle.
La limpieza brilla por su ausencia, pues es frecuente ver esparcida por la explanada basura de todo tipo como plásticos y botellas. Ayer, incluso había un montón de cangrejos, que procedían de la limpieza de los aparejos de pesca.
El firme de la explanada portuaria está bastante deteriorado y necesita con urgencia una reparación. Tanto los vehículos como los peatones tienen que circular con precaución para evitar sufrir un accidente.
Los baches también aparecen con demasiada frecuencia en todo el recinto portuario. Incluso, hubo usuarios que taponaron algunos agujeros con palés de madera para evitar algún que otro contratiempo, pues algunos son de grandes dimensiones.
Los armadores están cansados de esta situación y exigen que de una vez por todas la Administración tome cartas en el asunto y subsane las deficiencias de un puerto que el mes pasado subastó más de 1.500 toneladas de pescado y facturó algo más de 630.000 euros. Consideran que no se merecen unas instalaciones en una situación tan deplorable como lo están ahora.
LA VOZ DE GALICIA 21/08/09
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