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A Pobra celebró un festival para ayudar a la niña operada en Alemania
Tiene 16 meses y una gran sonrisa. Quizás, cuando sea mayor, Paula se conmueva al comprobar cómo su lucha y la de su familia para que supere una enfermedad que no le permite andar movilizó a toda Galicia y, sobre todo, a sus vecinos de Barbanza. Centenares de personas -fuentes de la organización aludieron a unas 2.000- se dieron cita en A Pobra. Y se emocionaron. Una marea humana tomó el pabellón Venecia en una cita cuyo nombre no podía ser más aclaratorio: Yo canto por Paula. Efectivamente, las voces sonaron fuertes para ayudar a la pequeña.
Con perdón de quienes se subieron al escenario y dieron lo mejor de sí, hay que destacar la de María Jesús Santos, la madre de la niña, que desde Alemania y vía teléfono habló alto y claro para todos los asistentes. Dijo que quería destacar la labor hecha por todas y cada una de las personas que están luchando por Paula, y que ella y su marido estarán eternamente agradecidos. También fue emotivo ver a los abuelos de la niña, que se sumaron al público para disfrutar de una gala en la que no faltó el humor de Ardebullo. Si espectacular era mirar hacia el escenario, otro tanto sucedía si uno dirigía sus ojos a las gradas, la pista, las escaleras o los pasillos. No cabía ni un alfiler. Al cierre de esta edición, el festival no había hecho más que empezar, y la recaudación aún no se conocía. De hecho, el dinero se fue depositando en urnas y no se iba a contabilizar hasta que acabase todo el trajín. Asimismo, estaba previsto sortear distintos objetos.
Paula, que cumplió un año en agosto, nació con una dolencia denominada agenesia de sacro: le falta la parte inferior de la columna, lo que le impide caminar. Sus padres emprendieron un viaje a Alemania, donde se está sometiendo a un tratamiento.
Tiene 16 meses y una gran sonrisa. Quizás, cuando sea mayor, Paula se conmueva al comprobar cómo su lucha y la de su familia para que supere una enfermedad que no le permite andar movilizó a toda Galicia y, sobre todo, a sus vecinos de Barbanza. Centenares de personas -fuentes de la organización aludieron a unas 2.000- se dieron cita en A Pobra. Y se emocionaron. Una marea humana tomó el pabellón Venecia en una cita cuyo nombre no podía ser más aclaratorio: Yo canto por Paula. Efectivamente, las voces sonaron fuertes para ayudar a la pequeña.
Con perdón de quienes se subieron al escenario y dieron lo mejor de sí, hay que destacar la de María Jesús Santos, la madre de la niña, que desde Alemania y vía teléfono habló alto y claro para todos los asistentes. Dijo que quería destacar la labor hecha por todas y cada una de las personas que están luchando por Paula, y que ella y su marido estarán eternamente agradecidos. También fue emotivo ver a los abuelos de la niña, que se sumaron al público para disfrutar de una gala en la que no faltó el humor de Ardebullo. Si espectacular era mirar hacia el escenario, otro tanto sucedía si uno dirigía sus ojos a las gradas, la pista, las escaleras o los pasillos. No cabía ni un alfiler. Al cierre de esta edición, el festival no había hecho más que empezar, y la recaudación aún no se conocía. De hecho, el dinero se fue depositando en urnas y no se iba a contabilizar hasta que acabase todo el trajín. Asimismo, estaba previsto sortear distintos objetos.
Paula, que cumplió un año en agosto, nació con una dolencia denominada agenesia de sacro: le falta la parte inferior de la columna, lo que le impide caminar. Sus padres emprendieron un viaje a Alemania, donde se está sometiendo a un tratamiento.
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