:lvg: | 2/4/2011
El ganado estaba en un espacio vallado y apareció a ocho kilómetros
La aparición de tres vacas muertas en un camino del monte de Baroña está siendo el germen de un sinfín de especulaciones en el municipio sonense, tanto por intentar conocer los motivos que provocaron su muerte, como por la forma en la que se acabó con sus vidas. Las tres reses aparecieron en la mañana del jueves en un terreno propiedad de los comuneros de Baroña, aunque el ganado pertenecía a los comuneros de la parroquia vecina de Ribasieira.
Los tres animales, cada uno de propietario diferente, al parecer, se encontraban juntos en un terreno vallado y en compañía de otros ejemplares, propiedad de diversos ganaderos. Fue precisamente el secretario de los comuneros de Baroña, José Arufe, quien avisó a la Guardia Civil a media mañana del jueves, trasladándose hasta el lugar una patrulla para iniciar las pesquisas.
Son precisamente los encargados de la investigación quienes bajaran la hipótesis del empleo de balas o de cartuchos de escopeta para cometer la matanza. De los tres animales encontrados, uno tiene un agujero de bala en el cuello, lo que provocó que la sangre se coagulase. Otro posee una «herida imperceptible», tal y como aseguran fuentes de la investigación, mientras que a la tercera res, la herida se le ha localizado en el muslo trasero izquierdo.
Demasiadas incógnitas
Uno de los tres propietarios afectados, y que prefiere mantenerse en el anonimato, indicaba ayer que los animales estaban en un terreno cerrado y dijo que no puede explicarse cómo pudieron salir, ya que según afirma no resulta fácil: «O peche fíxoo Tragsa e non é doado para o gando poder saír pola súa conta». Además, no estaba roto.
Más extraño les resultaba, tanto al propietario como al secretario de los comuneros de Baroña, que los animales apareciesen a unos ocho kilómetros de donde estaban cerrados, y menos que lo hiciesen en tan poco tiempo, ya que tal y como explican ambos, «os camiños están cheos de herba e as vacas pararían a pastar e non avanzarían tanto en tan pouco tempo, por iso hai cousas que son moi estrañas».
Otra de las posibilidades que uno de los afectados no descarta es que el cierre fuese abierto por uno o varios individuos para que los animales, perfectamente identificados, se adentrasen en este monte de la sierra de Barbanza.
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Los comuneros sonenses censuran públicamente el asesinato de las reses
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