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Un curso para formar guías del vestigio fue un éxito inesperado de convocatoria
Como aula, el claustro de Baroña. Como alumnos, más de cincuenta vecinos interesados en conocer los secretos que esconden las piedras y el suelo sobre el que se levanta el mayor icono de su tierra natal: Porto do Son. Así fue el curso que ayer tuvo lugar en el asentamiento castreño sonense, que buscaba crear nuevos guías turísticos especializados en este icono arqueológico. La actividad forma parte del plan de dinamización del castro puesto en marcha por el Concello sonense. Una actividad con la que se pretende crear nuevos expertos que el día de mañana, y cuando la demanda lo requiera, puedan ejercer este cometido con algunos de los 100.000 visitantes que cada año recorren esta pequeña pero concurrida península con viviendas castreñas.
La jornada comenzó por la mañana con la parte teórica del curso. Durante dos horas, los vecinos inscritos tomaron nota de las indicaciones que uno de los arqueólogos encargados de la rehabilitación del asentamiento, Ángel Concheiro, les fue dando. «Comenzamos con una introducción de la arqueología en Galicia, para luego abordar la importancia de la Edad de Hierro y la cultura castreña en la comunidad poniendo varios ejemplos», señaló el mismo Concheiro. Esta clase teórica se realizó con el apoyo de material gráfico, dibujos, planos y fotos tanto recientes como pretéritas.
Ya por la tarde, alumnos y profesor se trasladaron al afamado espacio. Sobre el terreno, el encargado de dirigir este curso encabezó una comitiva en la que él llevaba la voz cantante: «Visitamos los puntos más importantes y analizamos como era el castro en su origen. Además, tratamos su forma actual».
Itinerarios variados
Los más de cincuenta aprendices del castro también tuvieron la oportunidad de diseñar un itinerario razonado de visitas que luego fue estudiado en común para sacar conclusiones. Además, analizaron el equipamiento que hace falta tanto en el poblado como en el entorno. Aquí, casi todos coincidieron en la necesidad de crear un área de recepción y un centro de interpretación especializado en el castro sonense. «La dotación de equipamiento que más hace falta, o simplemente si hace falta, ya que muchos piensan que este lugar está bien tal y como está ahora, también fue abordado», explicaba el maestro de ceremonias ayer.
En el apartado de sugerencias, los devotos de este icono no dejaron de realizar propuestas que ayudarían a mejorar este castro: «La gente que vino, y que tenía una edad muy variada, ya que incluso había una persona de 12 años, propuso que se dotase de un acceso hasta el asentamiento para las personas con discapacidad física, algo que hay que tener en cuenta por lo menos para llegar a las primeras viviendas», razonó Ángel Concheiro.
Lo que parece claro con este tipo de actos es que el castro de Baroña empieza a trabajar finalmente como un equipamiento cultural local en donde se aprende historia, arqueología, naturaleza y además uno se divierte. Algo que ayer, los más de cincuenta curiosos, entre los que estaba el propio alcalde, Luis Oujo, y un predecesor de su mismo partido, disfrutaron conociendo un poco más sobre su pasado, el mismo que está llamado a contribuir como motor económico de este municipio en el futuro.
Como aula, el claustro de Baroña. Como alumnos, más de cincuenta vecinos interesados en conocer los secretos que esconden las piedras y el suelo sobre el que se levanta el mayor icono de su tierra natal: Porto do Son. Así fue el curso que ayer tuvo lugar en el asentamiento castreño sonense, que buscaba crear nuevos guías turísticos especializados en este icono arqueológico. La actividad forma parte del plan de dinamización del castro puesto en marcha por el Concello sonense. Una actividad con la que se pretende crear nuevos expertos que el día de mañana, y cuando la demanda lo requiera, puedan ejercer este cometido con algunos de los 100.000 visitantes que cada año recorren esta pequeña pero concurrida península con viviendas castreñas.
La jornada comenzó por la mañana con la parte teórica del curso. Durante dos horas, los vecinos inscritos tomaron nota de las indicaciones que uno de los arqueólogos encargados de la rehabilitación del asentamiento, Ángel Concheiro, les fue dando. «Comenzamos con una introducción de la arqueología en Galicia, para luego abordar la importancia de la Edad de Hierro y la cultura castreña en la comunidad poniendo varios ejemplos», señaló el mismo Concheiro. Esta clase teórica se realizó con el apoyo de material gráfico, dibujos, planos y fotos tanto recientes como pretéritas.
Ya por la tarde, alumnos y profesor se trasladaron al afamado espacio. Sobre el terreno, el encargado de dirigir este curso encabezó una comitiva en la que él llevaba la voz cantante: «Visitamos los puntos más importantes y analizamos como era el castro en su origen. Además, tratamos su forma actual».
Itinerarios variados
Los más de cincuenta aprendices del castro también tuvieron la oportunidad de diseñar un itinerario razonado de visitas que luego fue estudiado en común para sacar conclusiones. Además, analizaron el equipamiento que hace falta tanto en el poblado como en el entorno. Aquí, casi todos coincidieron en la necesidad de crear un área de recepción y un centro de interpretación especializado en el castro sonense. «La dotación de equipamiento que más hace falta, o simplemente si hace falta, ya que muchos piensan que este lugar está bien tal y como está ahora, también fue abordado», explicaba el maestro de ceremonias ayer.
En el apartado de sugerencias, los devotos de este icono no dejaron de realizar propuestas que ayudarían a mejorar este castro: «La gente que vino, y que tenía una edad muy variada, ya que incluso había una persona de 12 años, propuso que se dotase de un acceso hasta el asentamiento para las personas con discapacidad física, algo que hay que tener en cuenta por lo menos para llegar a las primeras viviendas», razonó Ángel Concheiro.
Lo que parece claro con este tipo de actos es que el castro de Baroña empieza a trabajar finalmente como un equipamiento cultural local en donde se aprende historia, arqueología, naturaleza y además uno se divierte. Algo que ayer, los más de cincuenta curiosos, entre los que estaba el propio alcalde, Luis Oujo, y un predecesor de su mismo partido, disfrutaron conociendo un poco más sobre su pasado, el mismo que está llamado a contribuir como motor económico de este municipio en el futuro.
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