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En Noia hubo una fiesta de la Espuma y en Ribeira, chapuzón en Pedra Pateira
Aunque el partido ya estaba sentenciado antes de que Mata metiese el cuarto tanto de España frente a Italia, las bocinas y los cánticos en las calles de la comarca no sonaron hasta que el colegiado luso pitó el final del encuentro. Fue entonces cuando se inició una auténtica fiesta. Banderas bicolor, camisetas y ruidosos artilugios comenzaron a desfilar en dirección a los puntos de encuentro establecidos en cada municipio para este tipo de acontecimientos.
Vehículos con banderas y una decoración especial por la hazaña conseguida rodaban por los cascos urbanos de Boiro, Noia, Rianxo o A Pobra con la música a todo volumen. Al grito de «Soy español, español, español», Barbanza entera se preparó para disfrutar de una noche de domingo atípica.
Doblete en Boiro
En el caso boirense, la celebración por el triplete de la selección de fútbol coincidió con las fiestas veraniegas. Las calles estaban repletas de gente y, durante el partido, en las terrazas de los establecimientos hosteleros no había ni un asiento libre. Nadie quería dejar de presenciar lo que luego se convirtió en un triunfo para la historia.
Por lo que respecta a Ribeira, el punto neurálgico volvió a ser Pedra Pateira. Un grupo de jovencísimos aficionados cumplieron con el ritual de bañarse e, incluso, de mojar a la concurrencia. Dos varones de mediana edad colocaron en el centro de la fuente una bandera española a la que veneraron mientras se sumergían en agua.
La enseña española estaba en todas partes y formaba parte del atuendo de muchos de quienes decidieron salir a la calle para compartir su alegría.
Lo mismo sucedió en Rianxo, donde grupos de vecinos recorrieron las calles haciendo mucho ruido, por si a algún despistado se le había pasado por alto la victoria.
Noia también vivió a lo grande la noche de fútbol. Uno de los lugares a los que acudieron más personas fue la Alameda donde, en plena noche, tuvo lugar una fiesta de la espuma, para festejar como se merece una goleada que bien vale una copa.
Varios fueron los establecimientos de la comarca que colocaron pantallas gigantes para ver el partido. También hubo algunos que ofrecían sardiñada y mejillonada. La cuestión era invocar al jugador número doce y, finalmente, el objetivo se cumplió. Barbanza vibró de nuevo con los logros del equipo de Vicente del Bosque.
Aunque el partido ya estaba sentenciado antes de que Mata metiese el cuarto tanto de España frente a Italia, las bocinas y los cánticos en las calles de la comarca no sonaron hasta que el colegiado luso pitó el final del encuentro. Fue entonces cuando se inició una auténtica fiesta. Banderas bicolor, camisetas y ruidosos artilugios comenzaron a desfilar en dirección a los puntos de encuentro establecidos en cada municipio para este tipo de acontecimientos.
Vehículos con banderas y una decoración especial por la hazaña conseguida rodaban por los cascos urbanos de Boiro, Noia, Rianxo o A Pobra con la música a todo volumen. Al grito de «Soy español, español, español», Barbanza entera se preparó para disfrutar de una noche de domingo atípica.
Doblete en Boiro
En el caso boirense, la celebración por el triplete de la selección de fútbol coincidió con las fiestas veraniegas. Las calles estaban repletas de gente y, durante el partido, en las terrazas de los establecimientos hosteleros no había ni un asiento libre. Nadie quería dejar de presenciar lo que luego se convirtió en un triunfo para la historia.
Por lo que respecta a Ribeira, el punto neurálgico volvió a ser Pedra Pateira. Un grupo de jovencísimos aficionados cumplieron con el ritual de bañarse e, incluso, de mojar a la concurrencia. Dos varones de mediana edad colocaron en el centro de la fuente una bandera española a la que veneraron mientras se sumergían en agua.
La enseña española estaba en todas partes y formaba parte del atuendo de muchos de quienes decidieron salir a la calle para compartir su alegría.
Lo mismo sucedió en Rianxo, donde grupos de vecinos recorrieron las calles haciendo mucho ruido, por si a algún despistado se le había pasado por alto la victoria.
Noia también vivió a lo grande la noche de fútbol. Uno de los lugares a los que acudieron más personas fue la Alameda donde, en plena noche, tuvo lugar una fiesta de la espuma, para festejar como se merece una goleada que bien vale una copa.
Varios fueron los establecimientos de la comarca que colocaron pantallas gigantes para ver el partido. También hubo algunos que ofrecían sardiñada y mejillonada. La cuestión era invocar al jugador número doce y, finalmente, el objetivo se cumplió. Barbanza vibró de nuevo con los logros del equipo de Vicente del Bosque.
Aunuqe no se nos cite, Porto do Son también celebró por todo lo alto el triunfo de la selección.
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