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La niebla jugó ayer una mala pasada a las tripulaciones de los pesqueros Roncudo y Piringuela, ambos de Porto do Son, que chocaron frente a la costa de Muros. La primera embarcación fue la que se llevó la peor parte al acabar en el fondo del mar tras el impacto. Los tres tripulantes del Roncudo -con una eslora de 6,9 metros-, que nada pudieron hacer para evitar el abordaje del otro barco -11,4 metros-, tuvieron tiempo suficiente para recoger sus cosas y subirse al Piringuela, que los llevó a puerto sanos y salvos.
Los hechos ocurrieron poco antes de las 13.00 horas en la zona de Baia. El Piringuela, que se dedica al pulpo, entraba en la ría por la costa de Muros. La niebla se cerró en pocos minutos, según explicaba ayer su patrón, José Luis Segade: «Entre a pouca visibilidade e a choiva non se vía nada. Foi entón cando acendín o radar... Non pasou nin un minuto cando empecei a escoitar uns gritos, pero xa foi tarde. Quixen retroceder pero entón escoitei un ruído forte e sentín o golpe».
Segade relataba ayer a última hora de la tarde, ya mucho más tranquilo después de superar el susto inicial, que «foi unha mala experiencia, pero nada máis, por sorte». Este patrón, con muchos años de experiencia en el mar, reconocía que lo mejor fue que ningún tripulante necesitó asistencia médica al llegar a tierra.
Salvamento Marítimo movilizó a la Salvamar Regulus hasta la zona del siniestro para comprobar si el agua estaba afectada por algún vertido o había restos de la embarcación hundida flotando. Encontraron todo en perfecto estado.
Los tripulantes fuero llevados a tierra por la otra embarcación implicada
Los hechos ocurrieron poco antes de las 13.00 horas en la zona de Baia. El Piringuela, que se dedica al pulpo, entraba en la ría por la costa de Muros. La niebla se cerró en pocos minutos, según explicaba ayer su patrón, José Luis Segade: «Entre a pouca visibilidade e a choiva non se vía nada. Foi entón cando acendín o radar... Non pasou nin un minuto cando empecei a escoitar uns gritos, pero xa foi tarde. Quixen retroceder pero entón escoitei un ruído forte e sentín o golpe».
Segade relataba ayer a última hora de la tarde, ya mucho más tranquilo después de superar el susto inicial, que «foi unha mala experiencia, pero nada máis, por sorte». Este patrón, con muchos años de experiencia en el mar, reconocía que lo mejor fue que ningún tripulante necesitó asistencia médica al llegar a tierra.
Salvamento Marítimo movilizó a la Salvamar Regulus hasta la zona del siniestro para comprobar si el agua estaba afectada por algún vertido o había restos de la embarcación hundida flotando. Encontraron todo en perfecto estado.
Los tripulantes fuero llevados a tierra por la otra embarcación implicada
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