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El tráfico de drogas está entre sus principales caballos de batalla
Después de tres décadas de servicio en distintos puntos del territorio nacional, como Zaragoza, La Rioja, Barcelona, Valladolid y Cantabria, Juan Manuel Leis se hizo cargo, hace casi dos años, de la compañía noiesa de la Guardia Civil. Este período de tiempo le ha servido para radiografiar la comarca en términos de seguridad ciudadana.
-¿Qué balance hace de este período?
-Sin duda, positivo. En este período de tiempo, el número de infracciones penales de las que hemos tenido conocimiento ha ido bajando cada año y hoy gozamos de unos niveles de seguridad aceptables, sin que ello suponga motivo de relajación por nuestra parte tanto en la prevención como en la persecución de los hechos delictivos que se producen.
-Su capitanía abarca 16 concellos, ¿hay alguno que destaque por el grado de conflictividad?
-Evidentemente, hay diferencias en cuanto a la realidad delincuencial entre determinadas zonas o ayuntamientos. No es lo mismo la zona interior que la costera, es distinta la tipología de los delitos que se cometen en áreas con una mayor actividad agrícola o ganadera que en otras con predominio de la industria, en ámbitos turísticos y otros que no lo sean tanto, entre el período estival o fuera de él. Pero, en general, en todos los ayuntamientos los índices de criminalidad; es decir el número de infracciones penales por cada mil habitantes, están en cifras por debajo de la media nacional.
-¿Calificaría entonces la zona de tranquila?
-Después de más de treinta años de servicio y habiendo estado destinado en distintos puntos de la geografía nacional y con los datos en la mano, tengo que decir que de ninguna manera podemos calificar de conflictiva esta zona. La realidad delincuencial existe y yo entiendo que puede ser difícil para cualquier persona que haya sido víctima de un hecho delictivo compartir el criterio de que vive en una sociedad tranquila, pero repito, la realidad y los datos así lo demuestran.
-¿Sigue siendo el trapicheo de droga la gran lacra?
-La droga es un problema de gran magnitud con graves repercusiones sociales y para la salud de las personas. Sin duda, es una lacra social que debemos combatir, pero no considero que lo sea especialmente en esta zona si nos referimos a que destaque dicha actividad de forma extraordinaria o comparativamente con otras. Nuestra implicación en este tema es absoluta y en especial en la prevención de las conductas delictivas que puedan afectar a las personas más vulnerables como son los niños y los adolescentes, por lo que ejercemos una especial vigilancia en los entornos escolares y en las zonas de ocio.
-Parece que la crisis ha disparado los robos, sobre todo a pequeña escala, ¿es así?
-Bueno, la delincuencia obedece a múltiples factores, uno de ellos sin duda es la realidad económica. Dentro de los hechos delictivos, los robos y en general los delitos contra el patrimonio suelen incrementarse en épocas de crisis económica.
-¿Cuál es el perfil de estos saqueadores?
-Depende de las zonas. Por lo que se refiere a las comarcas que afectan a esta compañía, la inmensa mayoría de este tipo de hechos son cometidos por personas a título individual o formando parte de grupos constituidos por dos o tres personas ligadas por vínculos familiares o de amistad, sin que ello los convierta en grupos organizados, con vecindad próxima a los lugares donde cometen los delitos y, generalmente, con escasa capacidad económica.
-¿Cuáles son los delitos que generan mayor alarma social?
-En esta zona, posiblemente sean los delitos contra la propiedad. No estamos hablando de una alarma social generalizada y mantenida en el tiempo, pero sí es cierto que cuando se produce alguno de estos hechos, es algo que se comenta en toda la población.
-¿Son esos ámbitos en los que más se vuelca la Guardia Civil?
-Nuestra obligación es, primero, tratar de evitar la comisión de los delitos mediante la prevención y si se producen, investigarlos, tratar de identificar a los autores poniéndolos a disposición de la Autoridad Judicial y, en la medida de lo posible, contribuir a reparar el daño causado. Nos volcamos en todos los delitos pero, dado el número de casos, este tipo constituye uno de los que más tiempo y esfuerzos nos obliga a emplear.
Después de tres décadas de servicio en distintos puntos del territorio nacional, como Zaragoza, La Rioja, Barcelona, Valladolid y Cantabria, Juan Manuel Leis se hizo cargo, hace casi dos años, de la compañía noiesa de la Guardia Civil. Este período de tiempo le ha servido para radiografiar la comarca en términos de seguridad ciudadana.
-¿Qué balance hace de este período?
-Sin duda, positivo. En este período de tiempo, el número de infracciones penales de las que hemos tenido conocimiento ha ido bajando cada año y hoy gozamos de unos niveles de seguridad aceptables, sin que ello suponga motivo de relajación por nuestra parte tanto en la prevención como en la persecución de los hechos delictivos que se producen.
-Su capitanía abarca 16 concellos, ¿hay alguno que destaque por el grado de conflictividad?
-Evidentemente, hay diferencias en cuanto a la realidad delincuencial entre determinadas zonas o ayuntamientos. No es lo mismo la zona interior que la costera, es distinta la tipología de los delitos que se cometen en áreas con una mayor actividad agrícola o ganadera que en otras con predominio de la industria, en ámbitos turísticos y otros que no lo sean tanto, entre el período estival o fuera de él. Pero, en general, en todos los ayuntamientos los índices de criminalidad; es decir el número de infracciones penales por cada mil habitantes, están en cifras por debajo de la media nacional.
-¿Calificaría entonces la zona de tranquila?
-Después de más de treinta años de servicio y habiendo estado destinado en distintos puntos de la geografía nacional y con los datos en la mano, tengo que decir que de ninguna manera podemos calificar de conflictiva esta zona. La realidad delincuencial existe y yo entiendo que puede ser difícil para cualquier persona que haya sido víctima de un hecho delictivo compartir el criterio de que vive en una sociedad tranquila, pero repito, la realidad y los datos así lo demuestran.
-¿Sigue siendo el trapicheo de droga la gran lacra?
-La droga es un problema de gran magnitud con graves repercusiones sociales y para la salud de las personas. Sin duda, es una lacra social que debemos combatir, pero no considero que lo sea especialmente en esta zona si nos referimos a que destaque dicha actividad de forma extraordinaria o comparativamente con otras. Nuestra implicación en este tema es absoluta y en especial en la prevención de las conductas delictivas que puedan afectar a las personas más vulnerables como son los niños y los adolescentes, por lo que ejercemos una especial vigilancia en los entornos escolares y en las zonas de ocio.
-Parece que la crisis ha disparado los robos, sobre todo a pequeña escala, ¿es así?
-Bueno, la delincuencia obedece a múltiples factores, uno de ellos sin duda es la realidad económica. Dentro de los hechos delictivos, los robos y en general los delitos contra el patrimonio suelen incrementarse en épocas de crisis económica.
-¿Cuál es el perfil de estos saqueadores?
-Depende de las zonas. Por lo que se refiere a las comarcas que afectan a esta compañía, la inmensa mayoría de este tipo de hechos son cometidos por personas a título individual o formando parte de grupos constituidos por dos o tres personas ligadas por vínculos familiares o de amistad, sin que ello los convierta en grupos organizados, con vecindad próxima a los lugares donde cometen los delitos y, generalmente, con escasa capacidad económica.
-¿Cuáles son los delitos que generan mayor alarma social?
-En esta zona, posiblemente sean los delitos contra la propiedad. No estamos hablando de una alarma social generalizada y mantenida en el tiempo, pero sí es cierto que cuando se produce alguno de estos hechos, es algo que se comenta en toda la población.
-¿Son esos ámbitos en los que más se vuelca la Guardia Civil?
-Nuestra obligación es, primero, tratar de evitar la comisión de los delitos mediante la prevención y si se producen, investigarlos, tratar de identificar a los autores poniéndolos a disposición de la Autoridad Judicial y, en la medida de lo posible, contribuir a reparar el daño causado. Nos volcamos en todos los delitos pero, dado el número de casos, este tipo constituye uno de los que más tiempo y esfuerzos nos obliga a emplear.
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