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El marisqueo arrancó en Noia con abundante berberecho
Los profesionales extrajeron más de 49 toneladas de bivalvo que se pagaron entre 11,20 y 3,10 euros el kilo // El pósito calificó de "buenas" las cotizaciones
La campaña marisquera arrancó ayer en la cofradía de Noia con abundantes capturas de berberecho, la mayoría de segunda y tercera categorías, y con unos precios aceptables. El patrón mayor, Santiago Cruz, aseguraba que más del 90% de los profesionales, tanto de a pie como de a flote, alcanzaron sin problemas los topes establecidos de 25 y 40 kilos por persona, respectivamente.
El berberecho de primera calidad se pagó ayer en la lonja de Testal a una media de 12,02 euros el kilo; el de segunda se cotizó a 5,91; el de tercera se vendió a 4,29 y el de cuarta a 3,15 euros, unas cifras que "non están nada mal dadas as actuais circunstancias de crisis nas que se move o país", apuntaba Santiago Cruz. En la lonja de Testal las cantidades que se pagaron fueron un poco inferiores a las de Testal.
Los profesionales extrajeron más de 49 toneladas de bivalvo que se pagaron entre 11,20 y 3,10 euros el kilo // El pósito calificó de "buenas" las cotizaciones
La campaña marisquera arrancó ayer en la cofradía de Noia con abundantes capturas de berberecho, la mayoría de segunda y tercera categorías, y con unos precios aceptables. El patrón mayor, Santiago Cruz, aseguraba que más del 90% de los profesionales, tanto de a pie como de a flote, alcanzaron sin problemas los topes establecidos de 25 y 40 kilos por persona, respectivamente.
El berberecho de primera calidad se pagó ayer en la lonja de Testal a una media de 12,02 euros el kilo; el de segunda se cotizó a 5,91; el de tercera se vendió a 4,29 y el de cuarta a 3,15 euros, unas cifras que "non están nada mal dadas as actuais circunstancias de crisis nas que se move o país", apuntaba Santiago Cruz. En la lonja de Testal las cantidades que se pagaron fueron un poco inferiores a las de Testal.
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«Hai o berberecho que se queira»
Alegría a borbotones en la jornada inaugural en las playas noiesas
En directo en el primer día de la campaña marisquera de Noia
A los mariscadores de Noia cuando vuelven a los arenales les pasa lo que a unos tortolitos que quedan por primera vez; esos que en una única cita son capaces de adivinar si hay química y la cosa va para romance o si la historia está condenada al rotundo fracaso. Ellos, nada más pisar el litoral y enterrar el raño un par de veces, intuyen si esta campaña será rentable a sus bolsillos. Ayer, sobre las once de la mañana, la mayoría lo tenían muy claro: «Hai o berberecho que se queira», decía una mujer con neopreno.
El trajín empezó en Testal, tanto en la lonja como en el arenal, a primera hora de la mañana. El batallón de a flote embarcó sobre las 9.00 horas para intentar juntar los 40 kilos de berberecho por tripulante que como máximo se permiten. Arrancaron tanto quienes llevan años cumpliendo con la tradición como otros recién estrenados en el mar noiés. Era el caso de unos muchachos de Boiro, que reconocían que se buscaron la vida para conseguir las escrituras y poder mariscar en la ría noiesa porque en la de Arousa «non paga a pena». Horas después, cuando venían de regreso, la mayoría de las caras eran de alegría. Los 40 kilos los habían cogido casi sin despeinarse salvo contadas excepciones, como la de unos tripulantes que tuvieron el infortunio de que se les estropease el motor.
Veteranas del oficio
Y, mientras que los profesionales de a flote embarcaban, las mariscadoras de a pie esperaban en Testal a que la marea estuviese lo suficientemente baja como para poder trabajar. Aunque alguna cara joven se veía, la mayoría de las productoras que sobre las nueve y media de la mañana enterraban ya el raño en busca de berberecho son veteranas del oficio. Contaban un par de ellas que llevaban yendo a las playas desde «os oito ou nove aniños» y en pocos minutos le explicaban a uno todo lo que fue cambiando la profesión: «Antes levabas o marisco ao lombo tantos quilómetros...».
La conversación, sobre las once de la mañana, empezaba a girar en los corrillos sobre lo mismo: la cantidad de berberecho que hay este año. Y, una hora después, la mayoría de las productoras tenían cogido su tope. Entonces, la charla había tornado ya hacia la actualidad: hacia el caso Asunta. Especial atención se prestaba a una de las profesionales que contaba que sus hijas están consternadas porque cuidaron a esa cría en una guardería.
Más información sobre el arranque de la campaña en la página 32, sección de Marítima.
Alegría a borbotones en la jornada inaugural en las playas noiesas
En directo en el primer día de la campaña marisquera de Noia
A los mariscadores de Noia cuando vuelven a los arenales les pasa lo que a unos tortolitos que quedan por primera vez; esos que en una única cita son capaces de adivinar si hay química y la cosa va para romance o si la historia está condenada al rotundo fracaso. Ellos, nada más pisar el litoral y enterrar el raño un par de veces, intuyen si esta campaña será rentable a sus bolsillos. Ayer, sobre las once de la mañana, la mayoría lo tenían muy claro: «Hai o berberecho que se queira», decía una mujer con neopreno.
El trajín empezó en Testal, tanto en la lonja como en el arenal, a primera hora de la mañana. El batallón de a flote embarcó sobre las 9.00 horas para intentar juntar los 40 kilos de berberecho por tripulante que como máximo se permiten. Arrancaron tanto quienes llevan años cumpliendo con la tradición como otros recién estrenados en el mar noiés. Era el caso de unos muchachos de Boiro, que reconocían que se buscaron la vida para conseguir las escrituras y poder mariscar en la ría noiesa porque en la de Arousa «non paga a pena». Horas después, cuando venían de regreso, la mayoría de las caras eran de alegría. Los 40 kilos los habían cogido casi sin despeinarse salvo contadas excepciones, como la de unos tripulantes que tuvieron el infortunio de que se les estropease el motor.
Veteranas del oficio
Y, mientras que los profesionales de a flote embarcaban, las mariscadoras de a pie esperaban en Testal a que la marea estuviese lo suficientemente baja como para poder trabajar. Aunque alguna cara joven se veía, la mayoría de las productoras que sobre las nueve y media de la mañana enterraban ya el raño en busca de berberecho son veteranas del oficio. Contaban un par de ellas que llevaban yendo a las playas desde «os oito ou nove aniños» y en pocos minutos le explicaban a uno todo lo que fue cambiando la profesión: «Antes levabas o marisco ao lombo tantos quilómetros...».
La conversación, sobre las once de la mañana, empezaba a girar en los corrillos sobre lo mismo: la cantidad de berberecho que hay este año. Y, una hora después, la mayoría de las productoras tenían cogido su tope. Entonces, la charla había tornado ya hacia la actualidad: hacia el caso Asunta. Especial atención se prestaba a una de las profesionales que contaba que sus hijas están consternadas porque cuidaron a esa cría en una guardería.
Más información sobre el arranque de la campaña en la página 32, sección de Marítima.
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