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El Curro da Enxa, situado en terrenos de la comunidad de montes de Baroña, concentró ayer a unos cincuenta visitantes, que se acercaron a observar la rapa das bestas de este año. Se trató de una actividad destinada a la limpieza de los animales, no de la típica festividad asociada a las romerías. A lo largo del día, cinco comuneros, con la colaboración de algunos vecinos, protagonizaron las labores de cuidado que realizan tres veces al año sobre los equinos. Raparon a setenta caballos, de entre ellos doce potros.
Xan Ovidio Queiruga, presidente de la comunidad de montes de Baroña, explicó el sistema utilizado en esta ocasión: «Primeiro rapamos ás bestas para evitarlles a calor do verán, despois desparasitámolas polo tema dos insectos e sobre todo das moscas. E por último identificamos aos que aínda non teñen chapa nin microchip». En esta edición identificaron a 17 animales, con la tradicional chapa amarilla y el microchip obligatorio de la Xunta de Galicia.
Selección de los grupos
Según relató Queiruga, el método que utilizaron los miembros de la comunidad para reunir al ganado consistió en juntar a los animales de cada cierre en los que se subdivide el monte en un solo curro. Allí, tras los trabajos de mantenimiento, se seleccionaron los nuevos grupos para volver a separarlos en cada cierre. El criterio es el de separar a madres e hijos para que no se creen problemas de consanguinidad. También influye la capacidad de cada semental. Las manadas suelen estar formadas por un macho y unas quince o veinte hembras. La experiencia se repetirá en octubre.
Xan Ovidio Queiruga, presidente de la comunidad de montes de Baroña, explicó el sistema utilizado en esta ocasión: «Primeiro rapamos ás bestas para evitarlles a calor do verán, despois desparasitámolas polo tema dos insectos e sobre todo das moscas. E por último identificamos aos que aínda non teñen chapa nin microchip». En esta edición identificaron a 17 animales, con la tradicional chapa amarilla y el microchip obligatorio de la Xunta de Galicia.
Selección de los grupos
Según relató Queiruga, el método que utilizaron los miembros de la comunidad para reunir al ganado consistió en juntar a los animales de cada cierre en los que se subdivide el monte en un solo curro. Allí, tras los trabajos de mantenimiento, se seleccionaron los nuevos grupos para volver a separarlos en cada cierre. El criterio es el de separar a madres e hijos para que no se creen problemas de consanguinidad. También influye la capacidad de cada semental. Las manadas suelen estar formadas por un macho y unas quince o veinte hembras. La experiencia se repetirá en octubre.
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