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Ambas celebraciones marineras registraron una espectacular afluencia de vecinos
Los vecinos se resarcieron ayer, en las celebraciones marineras de Muros y Portosín, de la mala pasada que les jugó el tiempo el sábado y salieron a la calle en tropel para disfrutar de las actividades programadas: «A xente ten gañas de festa», fue el comentario que pudo escucharse en ambas localidades.
Desde la una de la tarde, numerosas personas se dieron cita en el área portuaria de Portosín para saborear los jureles recién preparados. Por cinco euros, los comensales recibían una ración con media docena de unidades acompañadas de pan y vino, todo ello amenizado con la música de grupos folclóricos. En otra carpa, establecimientos del municipio comercializaron sus productos y, por las calles, puestos de artesanía seducían a los transeúntes.
El concejal de Turismo, Manuel Deán, se mostraba satisfecho del cambio al ver las calles llenas: «A xente animouse ao ver que fai bo día».
Música y talleres
Lo mismo sucedió en Muros, con una elevada presencia de chavales en los talleres programados y de curiosos contemplando las actuaciones musicales y los espectáculos callejeros. Los pasacalles de Ximiela y Agrocovo, junto con la charanga Vai Rañala Meu, con sus cantos de taberna, dieron vida a una localidad completamente transformada. También hizo una importante aportación en este sentido la formación Cé Orquestra Pantasma.
Los críos tuvieron ocasión de participar en un obradoiro en el que aprendieron a reciclar elementos que el mar deja en las playas y se afanaron en el aprendizaje de la confección de cestos de mimbre.
El mercado marinero inició su actividad a las once de la mañana y el ajetreo fue constante desde ese momento y durante toda la jornada ya que había una gran diversidad.
Los vecinos se resarcieron ayer, en las celebraciones marineras de Muros y Portosín, de la mala pasada que les jugó el tiempo el sábado y salieron a la calle en tropel para disfrutar de las actividades programadas: «A xente ten gañas de festa», fue el comentario que pudo escucharse en ambas localidades.
Desde la una de la tarde, numerosas personas se dieron cita en el área portuaria de Portosín para saborear los jureles recién preparados. Por cinco euros, los comensales recibían una ración con media docena de unidades acompañadas de pan y vino, todo ello amenizado con la música de grupos folclóricos. En otra carpa, establecimientos del municipio comercializaron sus productos y, por las calles, puestos de artesanía seducían a los transeúntes.
El concejal de Turismo, Manuel Deán, se mostraba satisfecho del cambio al ver las calles llenas: «A xente animouse ao ver que fai bo día».
Música y talleres
Lo mismo sucedió en Muros, con una elevada presencia de chavales en los talleres programados y de curiosos contemplando las actuaciones musicales y los espectáculos callejeros. Los pasacalles de Ximiela y Agrocovo, junto con la charanga Vai Rañala Meu, con sus cantos de taberna, dieron vida a una localidad completamente transformada. También hizo una importante aportación en este sentido la formación Cé Orquestra Pantasma.
Los críos tuvieron ocasión de participar en un obradoiro en el que aprendieron a reciclar elementos que el mar deja en las playas y se afanaron en el aprendizaje de la confección de cestos de mimbre.
El mercado marinero inició su actividad a las once de la mañana y el ajetreo fue constante desde ese momento y durante toda la jornada ya que había una gran diversidad.
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