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La entidad celebrará su aniversario con una gala en la sede del Liceo
«Eu non sabía sequera que era un síndrome ata que me tocou a min». Seguro que hay muchas personas que, como María del Carmen Hermida, la presidenta y una de las fundadoras de Misela, conocen esa sensación de no saber a dónde acudir cuando una enfermedad o una discapacidad golpea sus vidas a través de sus hijos. Esta fue la razón que llevó a un grupo de padres a unirse hace ya veinte años para formar la entidad noiesa dedicada a la atención a niños y adultos con diversidad funcional.
Hasta el año pasado, la asociación era conocida como Pais do Stand, ya que surgió a partir del servicio municipal del Stand, pero fue rebautizada como Misela. Sin embargo, el nombre es lo único que ha cambiado. Al frente sigue el mismo equipo directivo, con Hermida a la cabeza, que explica la importancia del servicio que prestan también a las familias: «Hoxe en día facemos labor de asesoramento, pero daquela, cando nós empezamos, non tiñamos ningún tipo de información».
Teresa Busto, trabajadora del Stand, es otra de las personas que siguió de cerca el nacimiento de Misela en el año 1993: «Viamos a necesidade de conseguir unha maior participación dos pais para lograr recursos complementarios en aspectos como a integración escolar, sanitaria... Tamén había moitos nenos con problemas motrices ou parálise cerebral que necesitaban fisioterapia e aos que non podiamos atender no Stand».
Los inicios
Precisamente, el servicio de fisioterapeuta fue el germen de Misela, que poco a poco fue creciendo e incorporando servicios. Hasta hoy, cuando cuenta con un equipo de desarrollo infantil y atención temprana para usuarios de 0 a 16 años y un aula ocupacional para adultos. Esta última surgió porque, al crecer los usuarios, «foron cambiando as necesidades», mientras que la atención temprana es básica: «Incluso permite evitar que nenos con risco de padecer unha discapacidade física ou da linguaxe a sufran, e iso é un gran triunfo», explican en la entidad.
El equipo de profesionales que atiende a los usuarios de Misela es también el mismo, al igual que sus necesidades: «O que estamos pedindo agora é o mesmo polo que pelexabamos cando empezamos, un local». Y es que la falta de espacio es una de las grandes carencias de la entidad, que aspira a, algún día, construir un edificio con sitio suficiente para que no haya que hacer números para prestar sus servicios.
Pero, pese a esta y otras dificultades, la asociación cumplió este año dos décadas de lucha a favor de las personas con discapacidad y sus integrantes quieren celebrarlo por todo lo alto con una gala que tendrá lugar el sábado en el Liceo de Noia. La entrada será libre y habrá actuaciones y alguna que otra sorpresa audiovisual en la que ya están trabajando los usuarios.
Por otro lado, Misela ya tiene a la venta en su sede y en algunos comercios de la localidad su calendario solidario, que este año contó con la participación de los clubes deportivos del municipio. Se han editado ochocientos ejemplares.
«Eu non sabía sequera que era un síndrome ata que me tocou a min». Seguro que hay muchas personas que, como María del Carmen Hermida, la presidenta y una de las fundadoras de Misela, conocen esa sensación de no saber a dónde acudir cuando una enfermedad o una discapacidad golpea sus vidas a través de sus hijos. Esta fue la razón que llevó a un grupo de padres a unirse hace ya veinte años para formar la entidad noiesa dedicada a la atención a niños y adultos con diversidad funcional.
Hasta el año pasado, la asociación era conocida como Pais do Stand, ya que surgió a partir del servicio municipal del Stand, pero fue rebautizada como Misela. Sin embargo, el nombre es lo único que ha cambiado. Al frente sigue el mismo equipo directivo, con Hermida a la cabeza, que explica la importancia del servicio que prestan también a las familias: «Hoxe en día facemos labor de asesoramento, pero daquela, cando nós empezamos, non tiñamos ningún tipo de información».
Teresa Busto, trabajadora del Stand, es otra de las personas que siguió de cerca el nacimiento de Misela en el año 1993: «Viamos a necesidade de conseguir unha maior participación dos pais para lograr recursos complementarios en aspectos como a integración escolar, sanitaria... Tamén había moitos nenos con problemas motrices ou parálise cerebral que necesitaban fisioterapia e aos que non podiamos atender no Stand».
Los inicios
Precisamente, el servicio de fisioterapeuta fue el germen de Misela, que poco a poco fue creciendo e incorporando servicios. Hasta hoy, cuando cuenta con un equipo de desarrollo infantil y atención temprana para usuarios de 0 a 16 años y un aula ocupacional para adultos. Esta última surgió porque, al crecer los usuarios, «foron cambiando as necesidades», mientras que la atención temprana es básica: «Incluso permite evitar que nenos con risco de padecer unha discapacidade física ou da linguaxe a sufran, e iso é un gran triunfo», explican en la entidad.
El equipo de profesionales que atiende a los usuarios de Misela es también el mismo, al igual que sus necesidades: «O que estamos pedindo agora é o mesmo polo que pelexabamos cando empezamos, un local». Y es que la falta de espacio es una de las grandes carencias de la entidad, que aspira a, algún día, construir un edificio con sitio suficiente para que no haya que hacer números para prestar sus servicios.
Pero, pese a esta y otras dificultades, la asociación cumplió este año dos décadas de lucha a favor de las personas con discapacidad y sus integrantes quieren celebrarlo por todo lo alto con una gala que tendrá lugar el sábado en el Liceo de Noia. La entrada será libre y habrá actuaciones y alguna que otra sorpresa audiovisual en la que ya están trabajando los usuarios.
Por otro lado, Misela ya tiene a la venta en su sede y en algunos comercios de la localidad su calendario solidario, que este año contó con la participación de los clubes deportivos del municipio. Se han editado ochocientos ejemplares.
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