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El nuevo comandante del escuadrón subrayó la labor que realiza el destacamento
«El 7 de diciembre de 1920, su majestad el Rey Alfonso XIII pone bajo el patrocinio de Nuestra Señora de Loreto el servicio de aeronáutica militar. Tres días después tuvo lugar la primera celebración en el histórico aeródromo de Cuatro Vientos, en Madrid, por tal motivo, hoy, 10 de diciciembre, es el día en que celebramos la festividad de nuestra patrona, momento especial para todos los que vestimos este uniforme». Con estas palabras explicaba el comandante José María Gómez Sánchez, que desde hace tres meses está al mando del Escuadrón de Vigilancia Aérea Nº 10 (EVA-10), el origen de los actos que llevaron ayer a la cima del monte Iroite a la numerosa representación política, social y de cuerpos de seguridad de los últimos años.
El jefe de la base se estrenaba en el ya tradicional encuentro de la sociedad civil barbanzana con la militar, esta última personificada en los efectivos técnicos y del ejército que se encargan de mantener activo y protegido este ojo que permanece atento las 24 horas del día vigilando el espacio aéreo del noroeste de la península, una función que, como manifestó el comandante, es discreta y menos vistosa que otras del mismo cuerpo, adornadas por espectaculares aeronaves, pero no menos importante, o quizás, incluso más importante, de ahí que instara a las personas destinadas en el escuadrón a sentirse orgullosas de su labor.
«Ni el viento nos mueve»
José María Gómez insistió en que el EVA-10 permanece activo las 24 horas de todos los día del año, salvando cualquier circunstancia adversa: «Por eso todos los miembros de la unidad lucimos en nuestro emblema con orgullo el lema ?ni el viento nos mueve?».
Si clave es la misión de la base en la seguridad aérea, es destacable asimismo que miembros de la unidad participaron en la operación ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad) desarrollada en Afganistán, o que el destacamento colabora cada año con la Xunta en la campaña de prevención y extinción de incendios, explicó el comandante.
No se olvidó el responsable del escuadrón de los compañeros fallecidos, y citó expresamente al subteniente Juan Carlos Pérez Calleja, que murió en acto de servicio en el EVA-13, ni tampoco de las víctimas del accidente de tren de Angrois (Santiago), con las que, señaló, «nos fundiremos en un abrazo en el acto a los caídos», que se celebró a continuación.
El ejército del Aire aprovecha la celebración de su patrona para reconocer la labor que desarrolla el personal militar y civil, motivo por el que se entregaron siete condecoraciones, en las categorías de Cruz del Mérito Aeronáutico, Mención Honorífica del Mérito Aeronáutico, y la Cruz a la Constancia en el Trabajo, en las modalidades de plata y de bronce.
No podía faltar el brindis por el «primero de los españoles», que llegó en el cóctel con un unísono «¡viva el Rey!».
«El 7 de diciembre de 1920, su majestad el Rey Alfonso XIII pone bajo el patrocinio de Nuestra Señora de Loreto el servicio de aeronáutica militar. Tres días después tuvo lugar la primera celebración en el histórico aeródromo de Cuatro Vientos, en Madrid, por tal motivo, hoy, 10 de diciciembre, es el día en que celebramos la festividad de nuestra patrona, momento especial para todos los que vestimos este uniforme». Con estas palabras explicaba el comandante José María Gómez Sánchez, que desde hace tres meses está al mando del Escuadrón de Vigilancia Aérea Nº 10 (EVA-10), el origen de los actos que llevaron ayer a la cima del monte Iroite a la numerosa representación política, social y de cuerpos de seguridad de los últimos años.
El jefe de la base se estrenaba en el ya tradicional encuentro de la sociedad civil barbanzana con la militar, esta última personificada en los efectivos técnicos y del ejército que se encargan de mantener activo y protegido este ojo que permanece atento las 24 horas del día vigilando el espacio aéreo del noroeste de la península, una función que, como manifestó el comandante, es discreta y menos vistosa que otras del mismo cuerpo, adornadas por espectaculares aeronaves, pero no menos importante, o quizás, incluso más importante, de ahí que instara a las personas destinadas en el escuadrón a sentirse orgullosas de su labor.
«Ni el viento nos mueve»
José María Gómez insistió en que el EVA-10 permanece activo las 24 horas de todos los día del año, salvando cualquier circunstancia adversa: «Por eso todos los miembros de la unidad lucimos en nuestro emblema con orgullo el lema ?ni el viento nos mueve?».
Si clave es la misión de la base en la seguridad aérea, es destacable asimismo que miembros de la unidad participaron en la operación ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad) desarrollada en Afganistán, o que el destacamento colabora cada año con la Xunta en la campaña de prevención y extinción de incendios, explicó el comandante.
No se olvidó el responsable del escuadrón de los compañeros fallecidos, y citó expresamente al subteniente Juan Carlos Pérez Calleja, que murió en acto de servicio en el EVA-13, ni tampoco de las víctimas del accidente de tren de Angrois (Santiago), con las que, señaló, «nos fundiremos en un abrazo en el acto a los caídos», que se celebró a continuación.
El ejército del Aire aprovecha la celebración de su patrona para reconocer la labor que desarrolla el personal militar y civil, motivo por el que se entregaron siete condecoraciones, en las categorías de Cruz del Mérito Aeronáutico, Mención Honorífica del Mérito Aeronáutico, y la Cruz a la Constancia en el Trabajo, en las modalidades de plata y de bronce.
No podía faltar el brindis por el «primero de los españoles», que llegó en el cóctel con un unísono «¡viva el Rey!».
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